Gripe, cerdos y globalización alimentaria
Por Pilar Galindo
La pandemia es evitable, como las muertes por hambre, obesidad, cáncer, accidentes de tráfico y enfermedades laborales. Pero es necesario enfrentarse a las multinacionales y la población debe hacerlo
La crisis alimentaria producto de la industrialización y mundialización de los alimentos, además del hambre y la comida basura genera nuevas amenazas, las epidemias mundiales o pandemias. El virus de la crisis alimentaria es el mismo que el de la crisis de las migraciones, las guerras por el control energético, las hipotecas, los despidos y la privatización sanitaria: la economía de mercado mundial, el libre comercio de alimentos, servicios y mercancías.
La gripe porcina, epidemia humana
Según Margaret Chan, directora de la Organización Mundial de la Salud, el brote de gripe porcina declarado en México y EEUU es muy grave y evoluciona rápidamente. Se trata de un nuevo virus animal del tipo A y subtipo H1N1. Se transmite a las personas a través del aire y por contacto bucal con el virus y es producto de la recombinación de las piezas genéticas de 4 virus donantes (uno humano, uno aviar norteamericano, uno porcino norteamericano y otro porcino euroasiático). Los síntomas de esta epidemia son análogos a los de la gripe común estacional: fiebre, congestión nasal, tos, dolor muscular, dolor de cabeza, cansancio y pérdida del apetito. A veces, también mareos y vómitos.
El H1N1, era un virus de la gripe aviar hasta que, en 1918, con la denominada “gripe española”, saltó la barrera entre especies, infectó a la mitad de la población mundial y mató a 40 millones de personas. Se quedó en las cepas de la gripe humana durante varias décadas hasta que fue identificado en el genoma de la gripe porcina a principio de los años treinta del pasado siglo, durante la Gran Depresión. Desde entonces, permaneció prácticamente idéntico a la cepa original. Pero en 1998, una cepa muy patógena diezmó la población de cerdos de una granja en Carolina del Norte.
A partir de entonces, cada año surgían cepas más virulentas, incluida una variante del H1N1 que contenía genes internos del H3N2, otro virus de la gripe humana que había saltado a la gripe porcina con la pandemia de gripe de Hong Kong en 1968. En un artículo publicado en la revista Science en 2003, sus autores consideraban que las pandemias de gripe humana de 1957 y 1968 fueron causadas por virus aviares y humanos en el interior de organismos porcinos. Alertaban de la urgencia de un sistema oficial de vigilancia para la gripe porcina por su potencial salto a una pandemia humana[1]. Pero la administración de EEUU hizo oídos sordos.
¿Qué provocó la aceleración en la evolución de la gripe porcina? En las últimas décadas, con el fomento de un patrón alimentario basado en carne barata, el sector ganadero se ha industrializado y concentrado. La industrialización de la producción ganadera y su carácter multinacional tiene mucho que ver con la aparición de brotes de gripe animal, cada vez más virulentos, que se transmiten a personas y de dimensión internacional[2].
"Ventajas" e inconvenientes de esta epidemia
Según las autoridades políticas y sanitarias, la gripe porcina presenta ciertas ventajas respecto a otras anteriores (gripe española de 1918, gripe aviar de 2003, entre otras):
1) empieza de manera leve, los casos son poco numerosos;
2) el agente transmisor son personas del primer mundo que lo propagan mediante viajes turísticos, más fáciles de controlar que si fueran emigrantes procedentes de países empobrecidos;
3) el cerdo, agente transmisor del virus recombinado, no hace viajes migratorios como las aves, sino que es transportado en los circuitos comerciales;
4) mientras no se contagie de persona a persona, los países musulmanes están exentos.
Los inconvenientes, según las mismas autoridades son:
1) la evolución de este virus es totalmente impredecible;
2) la movilidad de las personas y las mercancías es generalizada por el mercado mundial y el turismo;
3) no existe vacuna eficaz contra este virus y se tardará meses en elaborarla;
4) los antivirales producidos por Roche (Tamiflu) y Glaxo (Relenza), de los que se conservan varios millones de antivirales que costaron 120 millones de euros a los gobiernos para tratar el virus de la gripe aviar (H5N1) a partir de 2003 y que, finalmente no originó una pandemia, no aseguran el menor resultado frente a un virus diferente.
Niveles de alerta y medidas
La OMS estableció el nivel de alerta 3, sobre 6, el 24 de abril, considerando la vigilancia de los casos como la tarea principal. En este nivel las medidas son: usar mascarilla, lavarse las manos, evitar lugares con mucha gente, limpiar las manillas de las puertas y las llaves de los grifos, no dar la mano, no dar ni recibir besos, no compartir cubiertos, vasos ni servilletas y acudir a los servicios médicos en cuanto aparezcan los síntomas. El día 28 de abril la OMS elevó la alerta a nivel 4. Las medidas del nivel 4, una vez comprobado el desarrollo de la epidemia consisten en: limitar o suprimir los viajes, en particular de avión, establecer cuarentenas, así como vacunas y medicación obligatoria. La noche del 29 de abril se pasó a alerta 5, es decir “pandemia evidente” porque el virus pasa fácilmente de persona a persona y porque se detecta una muerte fuera del origen del brote y dos casos confirmados de infectados que no viajaron a México, uno en España (novio de una estudiante catalana en México) y otro en Indiana (EEUU). El nivel 5, previo a la declaración de pandemia, no se había alcanzado en la gripe aviar ni en la neumonía asiática (SARS). En este nivel se desaconseja el movimiento de personas. No obstante, las autoridades de la OMS siguen recomendando, aunque no explican porqué, que no se limiten los viajes a México[3]. Sin embargo, Argentina y Cuba ya los han prohibido. En la UE fue propuesto a instancia de Francia, pero en la reunión de Ministros de Sanidad del 30 de abril no se llegó a un acuerdo. La ministra de Sanidad española consideraba esta medida fuera de lugar, quizá por los intereses de capital español en el turismo de las playas de Cancún. Igualmente, la presión de los ganaderos ha recomendado renombrar a la gripe porcina como “nueva gripe” para evitar la vinculación con la industria del cerdo. La OMS incluye en sus advertencias diarias sobre la gripe porcina, “Tampoco hay riesgo de infección por este virus a través del consumo de carne de cerdo o productos del cerdo bien cocinados.”[4]
Antecedentes: la gripe aviar
La epidemia de gripe aviar (gripe tipo A del subtipo H5N1) se inició en 2003 causando una gran mortandad de aves en las explotaciones industriales del sureste de Asia y comenzó a transmitirse a la población humana. Entre 2003 y 2004 se registraron 50 casos de infección a personas de las que 36 murieron. El virus no alcanzó la propiedad de transmitirse entre personas y, finalmente, no hubo pandemia. Desde entonces, la OMS ha registrado 421 casos de gripe aviar en humanos en 15 países, la mayoría del sudeste asiático. De ellos 275 han sido mortales, lo que advierte de la alta tasa de mortalidad (el 61% sobre personas afectadas) de este virus. Hoy, la población aviar de Asia tiene el virus H5N1 y, caso de recombinarse con el H1N1, podría alcanzar la potencia mortal del primero.
Hasta ahora, la gravedad de estas epidemias de gripe A (animal) transmitidas a personas no viene dada por el número de sus víctimas humanas. Cada año mueren en el mundo un millón de personas por causa de la gripe humana normal (estacional), de ellas, alrededor de 3000 en España. La gravedad de estas epidemias procede de la virulencia creciente de las mismas, el carácter imprevisible de la recombinaciones de los virus, el aumento de las industrias ganaderas donde se dan las condiciones para la proliferación de dichos virus y el bloqueo de cualquier investigación y actuación pública consecuente frente a los poderosos intereses de las multinacionales. El resultado es la aparición de un ciclo de 25-30 años en el que se producen picos epidémicos como el actual.
A 4 de mayo de 2009, la dimensión oficial, según la OMS[5], del brote epidémico alcanza los 985 casos, con 26 víctimas mortales. La enfermedad se ha extendido a 20 países en una semana. Únicamente el continente africano no ha reportado ningún caso. Si eso se produjera, cabría hablar de pandemia global. El país con mayor número de casos es México con 590 casos y 25 víctimas mortales, aunque hay más de mil casos y 150 muertes sospechosos de tratarse de gripe porcina, pendientes de confirmar. En EEUU se documentan oficialmente 226 casos y una muerte. Canadá es el tercer país, con 85 casos confirmados y una granja de 200 cerdos que ha dado positivo, el día 3 de mayo, en el análisis de este subtipo de virus H1N1, según parece por contagio humano de un empleado que volvió de México. En España, el cuarto país en número de contagios, las cifras oficiales de la OMS reportan 40 casos, pero el Ministerio de Sanidad hace 24 horas daba 44 casos confirmados, 1 de ellos por contagio aquí y hasta 99 casos sospechosos. El resto de casos oficialmente confirmados están repartidos en Austria (1), Alemania (8), Hong Kong (1), Costa Rica (1), Dinamarca (1), El Salvador (2), France (2), Irlanda (1), Israel (3), Italia (1), Países Bajos (1), Nueva Zelanda (4), Republica de Korea (1), Suiza (1) y el Reino Unido (15). No obstante, se sabe de casos confirmados que no están en los datos oficiales. También preocupa que haya contagios a personal sanitario o en hospitales (ya hay dos casos sospechosos en Reino Unido y Alemania).
¿Cuándo se rompe la barrera entre especies? La gripe española de 1918
La “gripe española” se trataba de un virus A, tipo H1N1 que saltó la barrera de las especies y, procedente de las aves, se introdujo en la población de cerdos, única especie que lo resiste ya que en todos los experimentos con mamíferos ha sido mortal. A partir de aquí aparecen las cepas clásicas de H1N1 porcino. A diferencia de la epidemia de gripe aviar de 2003, tenía un índice bajo de mortalidad, pero su propagación fue muy alta y, por eso, mató a tanta gente. Las condiciones de la guerra (movimiento de masas de soldados hacinados, mal alimentados y enfermos en transportes y hospitales sin tratamiento ni información epidemiológica), favorecieron el contagio masivo del virus en la población humana. Un caldo de cultivo propicio, tal y como ocurre hoy con la producción ganadera industrial y una elevada movilidad de personas, entonces a causa de la primera guerra mundial, hoy por el turismo internacional.
La gripe porcina era esperable
Con la gripe porcina en México se repite la situación de la gripe aviar de Asia. Igualmente la respuesta de las autoridades llega con retraso y plagada de falsedades. Como señala Concepción Cruz, profesora de Epidemiología de la Universidad de Sevilla[6], hay enormes lagunas en la información del origen del brote de gripe porcina. No se informa de cuándo y donde aparece el brote, quiénes son los primeros afectados, cuál ha sido el mecanismo de transmisión en los primeros casos y cómo ha continuado la transmisión desde el foco inicial. Esta falta de información no es casual.
Se ha intentado ocultar el origen del brote y su vinculación con la industria porcina de Veracruz (México). Esta información sólo aparece en la prensa mexicana, como una sospecha de la población, pero no se confirma sino que se desmiente. La comunidad de La Gloria, en el estado de Veracruz, tuvo un brote virulento de una extraña enfermedad respiratoria que afectó masivamente a la población pero las autoridades sanitarias locales tardaron en investigarlo. Cuando lo hicieron, encontraron que el 60% de una población de 3000 personas estaba infectada por una enfermedad respiratoria pero no se revelaba el origen. Sus habitantes señalan a la contaminación provocada por la instalación industrial de cerdos de Granjas Carroll, filial de la estadounidense Smithfield Foods, el principal productor de cerdos del mundo.
Smithfield negó toda conexión con sus instalaciones. El 27 de abril, días después de que el Gobierno federal mexicano reconociera oficialmente la epidemia de gripe porcina, la prensa reveló que el primer caso diagnosticado era un niño de 4 años de La Gloria[7]. Como sólo se conserva esa muestra de la población afectada en dicha comunidad, no hay forma de comprobar si hubo más casos. Ni la OMS, ni las autoridades mexicanas consideraron oportuno conservar las muestras de la población afectada. ¿Ocultaron pruebas o permitieron que se perdieran?. Cuando a la única muestra que tenían le hicieron pruebas pudieron comprobar que era gripe porcina.[8] ¿Qué relación hay entre esta enfermedad respiratoria y el virus de la gripe porcina?. En la primera alerta de la OMS, publicada el 24 de abril, se menciona lo siguiente: “El Gobierno de México ha notificado tres eventos distintos. En el Distrito Federal, las actividades de vigilancia empezaron a detectar casos de síndrome gripal el 18 de marzo. El número de casos ha aumentado continuamente a lo largo del mes de abril, y a fecha del 23 de abril se habían registrado en la capital más de 854 casos de neumonía, 59 de los cuales han fallecido. En San Luis Potosí, en el centro del país, se han notificado 24 casos de síndrome gripal, 3 de ellos mortales. En Mexicali, cerca de la frontera con los EE.UU., se han notificado 4 casos de síndrome gripal, ninguno de ellos mortal. Entre los casos registrados en México, 18 han sido confirmados mediante pruebas de laboratorio realizadas en el Canadá como casos de infección por virus de la gripe porcina A/H1N1, y 12 de ellos son genéticamente idénticos a los virus de la gripe porcina A/H1N1 de California. La mayoría de estos casos se han producido en adultos jóvenes previamente sanos. Normalmente la gripe afecta a personas muy jóvenes o de edad avanzada, pero estos grupos de edad no se han visto muy afectados en México. Hay tres aspectos muy preocupantes: la existencia de casos humanos asociados a un virus gripal animal, la dispersión geográfica de múltiples brotes registrados en la comunidad, y la afectación de grupos de edad inusuales.”
Aquí finaliza el comunicado. En los siguientes partes desaparece la información no vinculada a la gripe porcina. En ningún caso se menciona la enfermedad respiratoria de Veracruz.
Si no hay vinculación entre unos casos y otros, ¿por qué oficialmente no se desmiente?. ¿Por qué no se sabe nada del origen de este brote y hay un silencio oficial sobre sus causas? ¿Por qué siendo México el país donde se origina el brote, no lo comunica oficialmente hasta que lo hace EEUU? ¿Por qué la OIE (Organización Internacional para la Sanidad Animal) está tan interesada en separar la gripe porcina de este virus e insiste en varios comunicados en que no hay casos de cerdos infectados de este tipo de gripe porcina? ¿Por qué la OMS no secunda a la OIE en sus aseveraciones de que no hay casos de esta gripe porcina en los cerdos y sólo afirma que no es fuente de contagio el consumo de carne y productos del cerdo?
Aunque el brote de México es el origen de la epidemia, no se informa oficialmente sino después de que lo hace EEUU y, durante varios días, el número de casos es inferior al del país vecino. De repente, el número de casos se duplica.
A pesar de los silencios, las demoras y los desmentidos, el foco del brote, como en el caso de la gripe aviar de 2003, gravita sobre la industria cárnica. “Las granjas industriales aumentan la inseguridad alimentaria porque producen alimentos de baja calidad nutritiva y son el caldo de cultivo para la producción y reproducción de enfermedades. Aunque la producción industrial de pollos y huevos y su comercio global apuntan como causa de la actual epidemia de gripe aviar, las instituciones internacionales, europeas y nuestros gobiernos están evitando que sean responsabilizados de la crisis. Por el contrario, la OMS, la UE y los gobiernos transmiten que las aves silvestres están propagando el virus, a pesar de que la extensión de los focos ha seguido rutas opuestas a sus migraciones. Nos ocultan que los focos de gripe aviar en Sudeste asiático – Indonesia, Tailandia, Vietnam- y China, se han producido en las granjas industriales controladas por una sola multinacional y se ha extendido en los intercambios comerciales de pollos de un día, huevos incubados y raciones alimentarias que la industria aviar realiza sin restricciones. Responsabilizan a las aves silvestres y a la pequeña producción doméstica o ecológica, aunque son víctimas y no vectores de propagación”[9].
Nadie habla de lo más importante en esta crisis: la aglomeración insana de miles y miles de animales en naves y comederos, chapoteando en sus propios excrementos, alimentados con piensos que contienen desechos de animales y gallinazas procedentes de los excrementos de otras granjas y trasladados de una instalación a otra, con total opacidad para las autoridades sanitarias a quienes se les obstaculizan las inspecciones sin avisar. Estos hacinamientos son la fábrica perfecta de los virus patógenos que, en los cerdos, convertidos en reservorio de virus humanos, mutan y se recombinan.
Los expertos llevan años apuntando a la producción ganadera industrial, como el caldo de cultivo perfecto para el surgimiento y la dispersión de nuevas cepas de gripe altamente virulentas. “Debido a que los sistemas de alimentación tienden a concentrar grandes cantidades de animales en muy poco espacio, facilitan la rápida transmisión y mezcla de los virus”, dijeron investigadores del Instituto Nacional de Salud (NIH) de Estados Unidos en 2006.[10] En 2003, ya se señaló de que la gripe porcina aumentaba su velocidad de evolución con el aumento del tamaño de los criaderos industriales y el uso generalizado de vacunas en estos establecimientos[11]. La propia FAO lo advierte en sus informes: “El riesgo de transmisión de enfermedades desde los animales a las personas será mayor en el futuro, debido al crecimiento de la población humana y la población pecuaria, a los espectaculares cambios que se producen en la producción pecuaria, al surgimiento d redes agroalimentarias mundiales y a un considerable aumento de la movilidad de las personas y los bienes. (...) Ha aumentado la producción concentrada de alimentos de origen animal, con menos razas y variedades pero más productivas, con una especialización e integración vertical de las etapas de la producción (como la reproducción, la cría, el engorde) y cambios importantes en la estructura y el tamaño de las instalaciones donde se tiene a los animales. Estas cuestiones pueden traducirse en graves riesgos de enfermedades locales y mundiales lo cual, hasta el momento, no se ha reconocido en general.” [12]
Todos lo saben
En EEUU, en 1965 había 53 millones de cerdos repartidos entre más de un millón de granjas. Hoy, 65 millones de cerdos se concentran en 65.000 instalaciones. De 50 a 1000 animales de promedio por instalación. “Eso significa pasar de las anticuadas pocilgas a ciclópeos infiernos fecales en los que, entre estiércol y bajo un calor sofocante, prestos a intercambiar agentes patógenos a la velocidad del rayo, se hacinan decenas de millares de animales con más que debilitados sistemas inmunitarios.”[13] Lo mismo ocurre en la producción aviar y de carne de ternera. En este ecosistema “la continua circulación de virus (…) característica de enormes piaras, incrementa las oportunidades de aparición de nuevos virus por mutación o recombinación que podrían generar virus más eficientes en la transmisión entre humanos” (Informe de la Comisión del Pew Research Center). “El uso de antibióticos en las factorías porcinas –más barato que en ambientes humanos- está propiciando el auge de infecciones resistentes, a la vez que los vertidos residuales generan brotes de escherichia coli y de pfiesteria (el protozoo que mató a mil millones de peces en los estuarios de Carolina y contagió a docenas de pescadores)”. [14]
Pero cualquier restricción en la proliferación de este ecosistema propicio para la generación de virus cada vez más letales y a la vez resistentes a antibióticos tiene que enfrentarse con los poderosos conglomerados empresariales avícola y ganaderos que obstruyen las investigaciones y amenazan con retirar la financiación a los investigadores que cooperan para desvelar los riesgos de pandemia de gripe humana por condiciones propicias de la industria aviar y porcina.
El último informe de los CDC (Centro de Detección de Enfermedades en EEUU) de Atlanta sobre virus circulantes tipo A de la gripe humana determinó un 90% de H1N1 y un 10% de H3N2. Estos brotes virulentos sólo se explican si miramos al interior de la industria ganadera. La industria ganadera y en particular la aviar y porcina son negocios globalizados y con fuertes influencias políticas. “El gigante avícola Charoen Pokphand, radicado en Bangkok, desbarató las investigaciones sobre su papel en la propagación de la gripe aviar en el sureste asiático. Ahora, la epidemiología forense del brote de gripe porcina puede encontrarse con la obstrucción de la industria del cerdo.” [15] La proximidad de criaderos industriales de cerdos y pollos aumenta los riesgos de recombinación viral y el surgimiento de nuevas cepas virulentas de gripe. Se sabe, por ejemplo, que los cerdos criados cerca de las granjas industriales de pollos en Indonesia tienen altos niveles de infección del virus H5N1, la variante mortal de la gripe aviar.[16] Los científicos del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos han advertido que “el número cada vez mayor de criaderos de cerdos en las cercanías de criaderos de aves podría promover aún más la evolución de la próxima pandemia.”[17]En la región aledaña a La Gloria hay criaderos industriales de pollos. En septiembre de 2008, hubo un brote de gripe aviar en la región, negado por las autoridades. “No hay que olvidar que un componente común en el alimento industrial de cerdos es la gallinaza, una mezcla de todo lo que se acumula en el piso de los gallineros industriales: heces fecales, plumas y cama animal.” [18]¿Podría haber una situación mejor para el surgimiento de una pandemia de gripe que un área rural pobre, llena de granjas industriales propiedad de empresas transnacionales a los que les importa un bledo el bienestar de la población local?
La estrategia de la OMS no sirve en caso de pandemia
La estrategia que la OMS desplegó con la gripe aviar y que fue secundada por la mayoría de las administraciones sanitarias, no funciona. Se basa en:
1) la identificación y aislamiento de la cepa pandémica en su radio local de brote,
2) administración masiva de antivirales y vacunas a la población si están disponibles.
No sirve porque:
a) esa respuesta inmediata no tiene en cuenta la calidad de la sanidad pública local.
b) los microbios vuelan por el planeta a una velocidad muy superior a la que los funcionarios sanitarios puedan reaccionar al brote original.
Cuando se consigue la vacuna, la cepa ha mutado ya varias veces. Sin embargo, se propaga el mito de la eficacia de que dicha intervención es preventiva y barata porque los países ricos prefieren invertir en sus propios laboratorios que en ayudar a los frentes epidémicos en los países pobres con un desarrollo inferior de la sanidad pública para toda la población, una de las causas de la extensión y virulencia de la pandemia. Las multinacionales también se benefician en la guerra sin cuartel entre ellas por mantener sus privilegios frente a las exigencias de los países pobres de producir antivirales genéricos claves no sometidos a patentes para poder atender a su población.
Mientras la OMS y los centros de enfermedades apuestan por esta estrategia, no se reconoce la necesidad de nuevas inversiones masivas en vigilancia, infraestructura científica y regulatoria, salud pública básica y acceso a fármacos virales por parte de toda la población.
El sistema de alertas no ha funcionado, ni en México ni en EEUU. En México porque carece de capacidad y voluntad política para gestionar enfermedades avícolas y ganaderas. Pero la situación no es mejor en EEUU. “La vigilancia se diluye en un mosaico de jurisdicciones que favorecen el escaqueo de las grandes empresas pecuarias cuyo respeto por la regulación sanitaria es equiparable al respeto a los derechos de trabajadores y animales. Durante una década, los científicos han advertido de los riesgos y de la necesidad de transferir tecnología viral experimental a los países situados en las rutas pandémicas. Pero no ha habido reacción de los gobiernos. A pesar de que México cuenta con expertos sanitarios de reputación mundial pierde una semana por tener que llevar a hacer los análisis del genoma de la cepa vírica a un laboratorio en EEUU” [19].
La conjura de los poderes económicos y políticos
La Organización Mundial de la Salud (OMS), los gobiernos y la prensa consideran que el máximo de garantías que se pueden ofrecer a los ciudadanos está cubierto con la declaración discrecional de los distintos niveles de alerta, cada uno de los cuales supone un determinado protocolo de normas y prohibiciones, la creación de comités, subcomités y coordinaciones entre ellos, así como la detección y el tratamiento de las personas afectadas. Nuestra ministra de Sanidad nos tranquiliza asegurando que los afectados evolucionan favorablemente.
Las instalaciones industriales con alta concentración de animales en condiciones insalubres constituyen el caldo de cultivo para la epidemia al facilitar la recombinación de virus: unos animales contagian a otros y unos virus se mezclan con otros. A su vez esta factoría ganadera constituye el ecosistema propicio para acelerar la resistencia de los virus a antibióticos y vacunas dada la profusión con que se emplean dichos medicamentos en las instalaciones ganaderas industriales, utilizándolos de forma preventiva en una medio que propicia la enfermedad y el debilitamiento del sistema inmunológico de los animales debido al tipo de alimentación, higiene, aire enrarecido, stress y agresividad por falta de espacio vital, pero también a una selección genética cada vez más endogámica (un único semen fecunda a madres, hijas, hermanas, primas, nietas, etc.).
La respuesta gubernamental es tardía y falsea la realidad de los hechos. Las autoridades sanitarias protegen a las industrias que, a su vez, se mofan de los controles veterinarios. Las granjas industriales, de capital multinacional y poderosos contactos políticos, ocultan los brotes de enfermedades poniendo en peligro a la gente. Las autoridades les protegen dilatando la salida de la información, la investigación del proceso y ocultando el origen del foco de la enfermedad. Durante la “ gripe española”, el poder militar controlaba la información para que no cundiera el pánico entre la tropa. Por eso España, al margen de guerra, era la fuente más veraz de información. Ahora, el conglomerado de intereses es, si cabe, aún más poderoso.
Hace semanas surgió un brote virulento de una extraña enfermedad respiratoria en la localidad de La gloria. Las autoridades no sólo no investigaron a tiempo las causas, sino que acusan a la población de propagar la enfermedad con sus remedios caseros. Todo menos señalar a Granjas Carroll.
La historia de la gripe aviar se repite:
a) condiciones insalubres y hacinamiento;
b) factorías industriales de pollos y cerdos en la misma zona y
c) un elemento común de la alimentación de cerdos es la gallinaza.
A su vez, las multinacionales farmacéuticas se frotan las manos por la oportunidad de negocio en esta crisis: dos antivirales que son propiedad de dos multinacionales que ponen de rodillas a los gobiernos. Cuando más falta hace un sistema público de protección de salud para atender a una crisis global, los servicios sanitarios públicos se privatizan en los países ricos y la OMC obstaculiza la intervención estatal para la producción de vacunas en los países empobrecidos, ilegalizando las políticas de los gobiernos que anteponen la salud de su población al negocio de las multinacionales.
En cada salto de enfermedades animales a humanas surge el miedo de la población, pero también el pánico de las autoridades políticas a que una crisis destape y acelere otras crisis.“El miedo de masas a la ‘carne loca’ se multiplica por la inseguridad que inspiran los políticos que mienten más que hablan. Pero el problema de fondo no sólo es de vacas. Tratar a los animales como máquinas de producir carne, leche o huevos, sin más objetivo que maximizar la inversión de capital y con el más absoluto desprecio a las consecuencias para la salud de la población, la contaminación ambiental y el derecho de la gente a tener un empleo digno es algo coherente con la producción industrial e intensiva de alimentos para el mercado global (...) El ganado afectado por la ‘Encefalopatía Espongiforme Bovina’ es sólo un epifenómeno de la violencia de la economía global. No sólo pone de manifiesto la codicia empresarial (...) muestra también la lógica de una economía que subordina al beneficio cualquier fin social y no duda en sobrepasar los límites de la naturaleza. Esta lógica también contamina y disuelve el derecho a la vivienda, a un salario digno, a los derechos políticos y humanos protegidos por la constitución, que realmente son sólo libertades condicionales, condicionadas, al derecho más fuerte del capital para obtener beneficios” [20]
El riesgo de pandemia es directamente proporcional a la movilidad de personas y mercancías a nivel mundial. Los índices de las bolsas y la caída de turismo y hostelería, publicitan el impacto económico como un “tam tam” que llama a las multinacionales a cerrar filas contra cualquier política que, para proteger la salud de la población, afronte las verdaderas causas del problema. Keiji Fukuda, director adjunto de la OMS, expresa claramente el sometimiento de los poderes políticos a los intereses empresariales: “una pandemia no es inevitable, pero nos tomamos esa posibilidad muy en serio”.
La pandemia es evitable, al igual que las muertes por hambre, obesidad, cáncer, accidentes de tráfico y enfermedades laborales. Pero es necesario enfrentarse a las multinacionales y la población debe desear hacerlo. Para eso hace falta la vanguardia.
La gripe porcina, epidemia humana
Según Margaret Chan, directora de la Organización Mundial de la Salud, el brote de gripe porcina declarado en México y EEUU es muy grave y evoluciona rápidamente. Se trata de un nuevo virus animal del tipo A y subtipo H1N1. Se transmite a las personas a través del aire y por contacto bucal con el virus y es producto de la recombinación de las piezas genéticas de 4 virus donantes (uno humano, uno aviar norteamericano, uno porcino norteamericano y otro porcino euroasiático). Los síntomas de esta epidemia son análogos a los de la gripe común estacional: fiebre, congestión nasal, tos, dolor muscular, dolor de cabeza, cansancio y pérdida del apetito. A veces, también mareos y vómitos.
El H1N1, era un virus de la gripe aviar hasta que, en 1918, con la denominada “gripe española”, saltó la barrera entre especies, infectó a la mitad de la población mundial y mató a 40 millones de personas. Se quedó en las cepas de la gripe humana durante varias décadas hasta que fue identificado en el genoma de la gripe porcina a principio de los años treinta del pasado siglo, durante la Gran Depresión. Desde entonces, permaneció prácticamente idéntico a la cepa original. Pero en 1998, una cepa muy patógena diezmó la población de cerdos de una granja en Carolina del Norte.
A partir de entonces, cada año surgían cepas más virulentas, incluida una variante del H1N1 que contenía genes internos del H3N2, otro virus de la gripe humana que había saltado a la gripe porcina con la pandemia de gripe de Hong Kong en 1968. En un artículo publicado en la revista Science en 2003, sus autores consideraban que las pandemias de gripe humana de 1957 y 1968 fueron causadas por virus aviares y humanos en el interior de organismos porcinos. Alertaban de la urgencia de un sistema oficial de vigilancia para la gripe porcina por su potencial salto a una pandemia humana[1]. Pero la administración de EEUU hizo oídos sordos.
¿Qué provocó la aceleración en la evolución de la gripe porcina? En las últimas décadas, con el fomento de un patrón alimentario basado en carne barata, el sector ganadero se ha industrializado y concentrado. La industrialización de la producción ganadera y su carácter multinacional tiene mucho que ver con la aparición de brotes de gripe animal, cada vez más virulentos, que se transmiten a personas y de dimensión internacional[2].
"Ventajas" e inconvenientes de esta epidemia
Según las autoridades políticas y sanitarias, la gripe porcina presenta ciertas ventajas respecto a otras anteriores (gripe española de 1918, gripe aviar de 2003, entre otras):
1) empieza de manera leve, los casos son poco numerosos;
2) el agente transmisor son personas del primer mundo que lo propagan mediante viajes turísticos, más fáciles de controlar que si fueran emigrantes procedentes de países empobrecidos;
3) el cerdo, agente transmisor del virus recombinado, no hace viajes migratorios como las aves, sino que es transportado en los circuitos comerciales;
4) mientras no se contagie de persona a persona, los países musulmanes están exentos.
Los inconvenientes, según las mismas autoridades son:
1) la evolución de este virus es totalmente impredecible;
2) la movilidad de las personas y las mercancías es generalizada por el mercado mundial y el turismo;
3) no existe vacuna eficaz contra este virus y se tardará meses en elaborarla;
4) los antivirales producidos por Roche (Tamiflu) y Glaxo (Relenza), de los que se conservan varios millones de antivirales que costaron 120 millones de euros a los gobiernos para tratar el virus de la gripe aviar (H5N1) a partir de 2003 y que, finalmente no originó una pandemia, no aseguran el menor resultado frente a un virus diferente.
Niveles de alerta y medidas
La OMS estableció el nivel de alerta 3, sobre 6, el 24 de abril, considerando la vigilancia de los casos como la tarea principal. En este nivel las medidas son: usar mascarilla, lavarse las manos, evitar lugares con mucha gente, limpiar las manillas de las puertas y las llaves de los grifos, no dar la mano, no dar ni recibir besos, no compartir cubiertos, vasos ni servilletas y acudir a los servicios médicos en cuanto aparezcan los síntomas. El día 28 de abril la OMS elevó la alerta a nivel 4. Las medidas del nivel 4, una vez comprobado el desarrollo de la epidemia consisten en: limitar o suprimir los viajes, en particular de avión, establecer cuarentenas, así como vacunas y medicación obligatoria. La noche del 29 de abril se pasó a alerta 5, es decir “pandemia evidente” porque el virus pasa fácilmente de persona a persona y porque se detecta una muerte fuera del origen del brote y dos casos confirmados de infectados que no viajaron a México, uno en España (novio de una estudiante catalana en México) y otro en Indiana (EEUU). El nivel 5, previo a la declaración de pandemia, no se había alcanzado en la gripe aviar ni en la neumonía asiática (SARS). En este nivel se desaconseja el movimiento de personas. No obstante, las autoridades de la OMS siguen recomendando, aunque no explican porqué, que no se limiten los viajes a México[3]. Sin embargo, Argentina y Cuba ya los han prohibido. En la UE fue propuesto a instancia de Francia, pero en la reunión de Ministros de Sanidad del 30 de abril no se llegó a un acuerdo. La ministra de Sanidad española consideraba esta medida fuera de lugar, quizá por los intereses de capital español en el turismo de las playas de Cancún. Igualmente, la presión de los ganaderos ha recomendado renombrar a la gripe porcina como “nueva gripe” para evitar la vinculación con la industria del cerdo. La OMS incluye en sus advertencias diarias sobre la gripe porcina, “Tampoco hay riesgo de infección por este virus a través del consumo de carne de cerdo o productos del cerdo bien cocinados.”[4]
Antecedentes: la gripe aviar
La epidemia de gripe aviar (gripe tipo A del subtipo H5N1) se inició en 2003 causando una gran mortandad de aves en las explotaciones industriales del sureste de Asia y comenzó a transmitirse a la población humana. Entre 2003 y 2004 se registraron 50 casos de infección a personas de las que 36 murieron. El virus no alcanzó la propiedad de transmitirse entre personas y, finalmente, no hubo pandemia. Desde entonces, la OMS ha registrado 421 casos de gripe aviar en humanos en 15 países, la mayoría del sudeste asiático. De ellos 275 han sido mortales, lo que advierte de la alta tasa de mortalidad (el 61% sobre personas afectadas) de este virus. Hoy, la población aviar de Asia tiene el virus H5N1 y, caso de recombinarse con el H1N1, podría alcanzar la potencia mortal del primero.
Hasta ahora, la gravedad de estas epidemias de gripe A (animal) transmitidas a personas no viene dada por el número de sus víctimas humanas. Cada año mueren en el mundo un millón de personas por causa de la gripe humana normal (estacional), de ellas, alrededor de 3000 en España. La gravedad de estas epidemias procede de la virulencia creciente de las mismas, el carácter imprevisible de la recombinaciones de los virus, el aumento de las industrias ganaderas donde se dan las condiciones para la proliferación de dichos virus y el bloqueo de cualquier investigación y actuación pública consecuente frente a los poderosos intereses de las multinacionales. El resultado es la aparición de un ciclo de 25-30 años en el que se producen picos epidémicos como el actual.
A 4 de mayo de 2009, la dimensión oficial, según la OMS[5], del brote epidémico alcanza los 985 casos, con 26 víctimas mortales. La enfermedad se ha extendido a 20 países en una semana. Únicamente el continente africano no ha reportado ningún caso. Si eso se produjera, cabría hablar de pandemia global. El país con mayor número de casos es México con 590 casos y 25 víctimas mortales, aunque hay más de mil casos y 150 muertes sospechosos de tratarse de gripe porcina, pendientes de confirmar. En EEUU se documentan oficialmente 226 casos y una muerte. Canadá es el tercer país, con 85 casos confirmados y una granja de 200 cerdos que ha dado positivo, el día 3 de mayo, en el análisis de este subtipo de virus H1N1, según parece por contagio humano de un empleado que volvió de México. En España, el cuarto país en número de contagios, las cifras oficiales de la OMS reportan 40 casos, pero el Ministerio de Sanidad hace 24 horas daba 44 casos confirmados, 1 de ellos por contagio aquí y hasta 99 casos sospechosos. El resto de casos oficialmente confirmados están repartidos en Austria (1), Alemania (8), Hong Kong (1), Costa Rica (1), Dinamarca (1), El Salvador (2), France (2), Irlanda (1), Israel (3), Italia (1), Países Bajos (1), Nueva Zelanda (4), Republica de Korea (1), Suiza (1) y el Reino Unido (15). No obstante, se sabe de casos confirmados que no están en los datos oficiales. También preocupa que haya contagios a personal sanitario o en hospitales (ya hay dos casos sospechosos en Reino Unido y Alemania).
¿Cuándo se rompe la barrera entre especies? La gripe española de 1918
La “gripe española” se trataba de un virus A, tipo H1N1 que saltó la barrera de las especies y, procedente de las aves, se introdujo en la población de cerdos, única especie que lo resiste ya que en todos los experimentos con mamíferos ha sido mortal. A partir de aquí aparecen las cepas clásicas de H1N1 porcino. A diferencia de la epidemia de gripe aviar de 2003, tenía un índice bajo de mortalidad, pero su propagación fue muy alta y, por eso, mató a tanta gente. Las condiciones de la guerra (movimiento de masas de soldados hacinados, mal alimentados y enfermos en transportes y hospitales sin tratamiento ni información epidemiológica), favorecieron el contagio masivo del virus en la población humana. Un caldo de cultivo propicio, tal y como ocurre hoy con la producción ganadera industrial y una elevada movilidad de personas, entonces a causa de la primera guerra mundial, hoy por el turismo internacional.
La gripe porcina era esperable
Con la gripe porcina en México se repite la situación de la gripe aviar de Asia. Igualmente la respuesta de las autoridades llega con retraso y plagada de falsedades. Como señala Concepción Cruz, profesora de Epidemiología de la Universidad de Sevilla[6], hay enormes lagunas en la información del origen del brote de gripe porcina. No se informa de cuándo y donde aparece el brote, quiénes son los primeros afectados, cuál ha sido el mecanismo de transmisión en los primeros casos y cómo ha continuado la transmisión desde el foco inicial. Esta falta de información no es casual.
Se ha intentado ocultar el origen del brote y su vinculación con la industria porcina de Veracruz (México). Esta información sólo aparece en la prensa mexicana, como una sospecha de la población, pero no se confirma sino que se desmiente. La comunidad de La Gloria, en el estado de Veracruz, tuvo un brote virulento de una extraña enfermedad respiratoria que afectó masivamente a la población pero las autoridades sanitarias locales tardaron en investigarlo. Cuando lo hicieron, encontraron que el 60% de una población de 3000 personas estaba infectada por una enfermedad respiratoria pero no se revelaba el origen. Sus habitantes señalan a la contaminación provocada por la instalación industrial de cerdos de Granjas Carroll, filial de la estadounidense Smithfield Foods, el principal productor de cerdos del mundo.
Smithfield negó toda conexión con sus instalaciones. El 27 de abril, días después de que el Gobierno federal mexicano reconociera oficialmente la epidemia de gripe porcina, la prensa reveló que el primer caso diagnosticado era un niño de 4 años de La Gloria[7]. Como sólo se conserva esa muestra de la población afectada en dicha comunidad, no hay forma de comprobar si hubo más casos. Ni la OMS, ni las autoridades mexicanas consideraron oportuno conservar las muestras de la población afectada. ¿Ocultaron pruebas o permitieron que se perdieran?. Cuando a la única muestra que tenían le hicieron pruebas pudieron comprobar que era gripe porcina.[8] ¿Qué relación hay entre esta enfermedad respiratoria y el virus de la gripe porcina?. En la primera alerta de la OMS, publicada el 24 de abril, se menciona lo siguiente: “El Gobierno de México ha notificado tres eventos distintos. En el Distrito Federal, las actividades de vigilancia empezaron a detectar casos de síndrome gripal el 18 de marzo. El número de casos ha aumentado continuamente a lo largo del mes de abril, y a fecha del 23 de abril se habían registrado en la capital más de 854 casos de neumonía, 59 de los cuales han fallecido. En San Luis Potosí, en el centro del país, se han notificado 24 casos de síndrome gripal, 3 de ellos mortales. En Mexicali, cerca de la frontera con los EE.UU., se han notificado 4 casos de síndrome gripal, ninguno de ellos mortal. Entre los casos registrados en México, 18 han sido confirmados mediante pruebas de laboratorio realizadas en el Canadá como casos de infección por virus de la gripe porcina A/H1N1, y 12 de ellos son genéticamente idénticos a los virus de la gripe porcina A/H1N1 de California. La mayoría de estos casos se han producido en adultos jóvenes previamente sanos. Normalmente la gripe afecta a personas muy jóvenes o de edad avanzada, pero estos grupos de edad no se han visto muy afectados en México. Hay tres aspectos muy preocupantes: la existencia de casos humanos asociados a un virus gripal animal, la dispersión geográfica de múltiples brotes registrados en la comunidad, y la afectación de grupos de edad inusuales.”
Aquí finaliza el comunicado. En los siguientes partes desaparece la información no vinculada a la gripe porcina. En ningún caso se menciona la enfermedad respiratoria de Veracruz.
Si no hay vinculación entre unos casos y otros, ¿por qué oficialmente no se desmiente?. ¿Por qué no se sabe nada del origen de este brote y hay un silencio oficial sobre sus causas? ¿Por qué siendo México el país donde se origina el brote, no lo comunica oficialmente hasta que lo hace EEUU? ¿Por qué la OIE (Organización Internacional para la Sanidad Animal) está tan interesada en separar la gripe porcina de este virus e insiste en varios comunicados en que no hay casos de cerdos infectados de este tipo de gripe porcina? ¿Por qué la OMS no secunda a la OIE en sus aseveraciones de que no hay casos de esta gripe porcina en los cerdos y sólo afirma que no es fuente de contagio el consumo de carne y productos del cerdo?
Aunque el brote de México es el origen de la epidemia, no se informa oficialmente sino después de que lo hace EEUU y, durante varios días, el número de casos es inferior al del país vecino. De repente, el número de casos se duplica.
A pesar de los silencios, las demoras y los desmentidos, el foco del brote, como en el caso de la gripe aviar de 2003, gravita sobre la industria cárnica. “Las granjas industriales aumentan la inseguridad alimentaria porque producen alimentos de baja calidad nutritiva y son el caldo de cultivo para la producción y reproducción de enfermedades. Aunque la producción industrial de pollos y huevos y su comercio global apuntan como causa de la actual epidemia de gripe aviar, las instituciones internacionales, europeas y nuestros gobiernos están evitando que sean responsabilizados de la crisis. Por el contrario, la OMS, la UE y los gobiernos transmiten que las aves silvestres están propagando el virus, a pesar de que la extensión de los focos ha seguido rutas opuestas a sus migraciones. Nos ocultan que los focos de gripe aviar en Sudeste asiático – Indonesia, Tailandia, Vietnam- y China, se han producido en las granjas industriales controladas por una sola multinacional y se ha extendido en los intercambios comerciales de pollos de un día, huevos incubados y raciones alimentarias que la industria aviar realiza sin restricciones. Responsabilizan a las aves silvestres y a la pequeña producción doméstica o ecológica, aunque son víctimas y no vectores de propagación”[9].
Nadie habla de lo más importante en esta crisis: la aglomeración insana de miles y miles de animales en naves y comederos, chapoteando en sus propios excrementos, alimentados con piensos que contienen desechos de animales y gallinazas procedentes de los excrementos de otras granjas y trasladados de una instalación a otra, con total opacidad para las autoridades sanitarias a quienes se les obstaculizan las inspecciones sin avisar. Estos hacinamientos son la fábrica perfecta de los virus patógenos que, en los cerdos, convertidos en reservorio de virus humanos, mutan y se recombinan.
Los expertos llevan años apuntando a la producción ganadera industrial, como el caldo de cultivo perfecto para el surgimiento y la dispersión de nuevas cepas de gripe altamente virulentas. “Debido a que los sistemas de alimentación tienden a concentrar grandes cantidades de animales en muy poco espacio, facilitan la rápida transmisión y mezcla de los virus”, dijeron investigadores del Instituto Nacional de Salud (NIH) de Estados Unidos en 2006.[10] En 2003, ya se señaló de que la gripe porcina aumentaba su velocidad de evolución con el aumento del tamaño de los criaderos industriales y el uso generalizado de vacunas en estos establecimientos[11]. La propia FAO lo advierte en sus informes: “El riesgo de transmisión de enfermedades desde los animales a las personas será mayor en el futuro, debido al crecimiento de la población humana y la población pecuaria, a los espectaculares cambios que se producen en la producción pecuaria, al surgimiento d redes agroalimentarias mundiales y a un considerable aumento de la movilidad de las personas y los bienes. (...) Ha aumentado la producción concentrada de alimentos de origen animal, con menos razas y variedades pero más productivas, con una especialización e integración vertical de las etapas de la producción (como la reproducción, la cría, el engorde) y cambios importantes en la estructura y el tamaño de las instalaciones donde se tiene a los animales. Estas cuestiones pueden traducirse en graves riesgos de enfermedades locales y mundiales lo cual, hasta el momento, no se ha reconocido en general.” [12]
Todos lo saben
En EEUU, en 1965 había 53 millones de cerdos repartidos entre más de un millón de granjas. Hoy, 65 millones de cerdos se concentran en 65.000 instalaciones. De 50 a 1000 animales de promedio por instalación. “Eso significa pasar de las anticuadas pocilgas a ciclópeos infiernos fecales en los que, entre estiércol y bajo un calor sofocante, prestos a intercambiar agentes patógenos a la velocidad del rayo, se hacinan decenas de millares de animales con más que debilitados sistemas inmunitarios.”[13] Lo mismo ocurre en la producción aviar y de carne de ternera. En este ecosistema “la continua circulación de virus (…) característica de enormes piaras, incrementa las oportunidades de aparición de nuevos virus por mutación o recombinación que podrían generar virus más eficientes en la transmisión entre humanos” (Informe de la Comisión del Pew Research Center). “El uso de antibióticos en las factorías porcinas –más barato que en ambientes humanos- está propiciando el auge de infecciones resistentes, a la vez que los vertidos residuales generan brotes de escherichia coli y de pfiesteria (el protozoo que mató a mil millones de peces en los estuarios de Carolina y contagió a docenas de pescadores)”. [14]
Pero cualquier restricción en la proliferación de este ecosistema propicio para la generación de virus cada vez más letales y a la vez resistentes a antibióticos tiene que enfrentarse con los poderosos conglomerados empresariales avícola y ganaderos que obstruyen las investigaciones y amenazan con retirar la financiación a los investigadores que cooperan para desvelar los riesgos de pandemia de gripe humana por condiciones propicias de la industria aviar y porcina.
El último informe de los CDC (Centro de Detección de Enfermedades en EEUU) de Atlanta sobre virus circulantes tipo A de la gripe humana determinó un 90% de H1N1 y un 10% de H3N2. Estos brotes virulentos sólo se explican si miramos al interior de la industria ganadera. La industria ganadera y en particular la aviar y porcina son negocios globalizados y con fuertes influencias políticas. “El gigante avícola Charoen Pokphand, radicado en Bangkok, desbarató las investigaciones sobre su papel en la propagación de la gripe aviar en el sureste asiático. Ahora, la epidemiología forense del brote de gripe porcina puede encontrarse con la obstrucción de la industria del cerdo.” [15] La proximidad de criaderos industriales de cerdos y pollos aumenta los riesgos de recombinación viral y el surgimiento de nuevas cepas virulentas de gripe. Se sabe, por ejemplo, que los cerdos criados cerca de las granjas industriales de pollos en Indonesia tienen altos niveles de infección del virus H5N1, la variante mortal de la gripe aviar.[16] Los científicos del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos han advertido que “el número cada vez mayor de criaderos de cerdos en las cercanías de criaderos de aves podría promover aún más la evolución de la próxima pandemia.”[17]En la región aledaña a La Gloria hay criaderos industriales de pollos. En septiembre de 2008, hubo un brote de gripe aviar en la región, negado por las autoridades. “No hay que olvidar que un componente común en el alimento industrial de cerdos es la gallinaza, una mezcla de todo lo que se acumula en el piso de los gallineros industriales: heces fecales, plumas y cama animal.” [18]¿Podría haber una situación mejor para el surgimiento de una pandemia de gripe que un área rural pobre, llena de granjas industriales propiedad de empresas transnacionales a los que les importa un bledo el bienestar de la población local?
La estrategia de la OMS no sirve en caso de pandemia
La estrategia que la OMS desplegó con la gripe aviar y que fue secundada por la mayoría de las administraciones sanitarias, no funciona. Se basa en:
1) la identificación y aislamiento de la cepa pandémica en su radio local de brote,
2) administración masiva de antivirales y vacunas a la población si están disponibles.
No sirve porque:
a) esa respuesta inmediata no tiene en cuenta la calidad de la sanidad pública local.
b) los microbios vuelan por el planeta a una velocidad muy superior a la que los funcionarios sanitarios puedan reaccionar al brote original.
Cuando se consigue la vacuna, la cepa ha mutado ya varias veces. Sin embargo, se propaga el mito de la eficacia de que dicha intervención es preventiva y barata porque los países ricos prefieren invertir en sus propios laboratorios que en ayudar a los frentes epidémicos en los países pobres con un desarrollo inferior de la sanidad pública para toda la población, una de las causas de la extensión y virulencia de la pandemia. Las multinacionales también se benefician en la guerra sin cuartel entre ellas por mantener sus privilegios frente a las exigencias de los países pobres de producir antivirales genéricos claves no sometidos a patentes para poder atender a su población.
Mientras la OMS y los centros de enfermedades apuestan por esta estrategia, no se reconoce la necesidad de nuevas inversiones masivas en vigilancia, infraestructura científica y regulatoria, salud pública básica y acceso a fármacos virales por parte de toda la población.
El sistema de alertas no ha funcionado, ni en México ni en EEUU. En México porque carece de capacidad y voluntad política para gestionar enfermedades avícolas y ganaderas. Pero la situación no es mejor en EEUU. “La vigilancia se diluye en un mosaico de jurisdicciones que favorecen el escaqueo de las grandes empresas pecuarias cuyo respeto por la regulación sanitaria es equiparable al respeto a los derechos de trabajadores y animales. Durante una década, los científicos han advertido de los riesgos y de la necesidad de transferir tecnología viral experimental a los países situados en las rutas pandémicas. Pero no ha habido reacción de los gobiernos. A pesar de que México cuenta con expertos sanitarios de reputación mundial pierde una semana por tener que llevar a hacer los análisis del genoma de la cepa vírica a un laboratorio en EEUU” [19].
La conjura de los poderes económicos y políticos
La Organización Mundial de la Salud (OMS), los gobiernos y la prensa consideran que el máximo de garantías que se pueden ofrecer a los ciudadanos está cubierto con la declaración discrecional de los distintos niveles de alerta, cada uno de los cuales supone un determinado protocolo de normas y prohibiciones, la creación de comités, subcomités y coordinaciones entre ellos, así como la detección y el tratamiento de las personas afectadas. Nuestra ministra de Sanidad nos tranquiliza asegurando que los afectados evolucionan favorablemente.
Las instalaciones industriales con alta concentración de animales en condiciones insalubres constituyen el caldo de cultivo para la epidemia al facilitar la recombinación de virus: unos animales contagian a otros y unos virus se mezclan con otros. A su vez esta factoría ganadera constituye el ecosistema propicio para acelerar la resistencia de los virus a antibióticos y vacunas dada la profusión con que se emplean dichos medicamentos en las instalaciones ganaderas industriales, utilizándolos de forma preventiva en una medio que propicia la enfermedad y el debilitamiento del sistema inmunológico de los animales debido al tipo de alimentación, higiene, aire enrarecido, stress y agresividad por falta de espacio vital, pero también a una selección genética cada vez más endogámica (un único semen fecunda a madres, hijas, hermanas, primas, nietas, etc.).
La respuesta gubernamental es tardía y falsea la realidad de los hechos. Las autoridades sanitarias protegen a las industrias que, a su vez, se mofan de los controles veterinarios. Las granjas industriales, de capital multinacional y poderosos contactos políticos, ocultan los brotes de enfermedades poniendo en peligro a la gente. Las autoridades les protegen dilatando la salida de la información, la investigación del proceso y ocultando el origen del foco de la enfermedad. Durante la “ gripe española”, el poder militar controlaba la información para que no cundiera el pánico entre la tropa. Por eso España, al margen de guerra, era la fuente más veraz de información. Ahora, el conglomerado de intereses es, si cabe, aún más poderoso.
Hace semanas surgió un brote virulento de una extraña enfermedad respiratoria en la localidad de La gloria. Las autoridades no sólo no investigaron a tiempo las causas, sino que acusan a la población de propagar la enfermedad con sus remedios caseros. Todo menos señalar a Granjas Carroll.
La historia de la gripe aviar se repite:
a) condiciones insalubres y hacinamiento;
b) factorías industriales de pollos y cerdos en la misma zona y
c) un elemento común de la alimentación de cerdos es la gallinaza.
A su vez, las multinacionales farmacéuticas se frotan las manos por la oportunidad de negocio en esta crisis: dos antivirales que son propiedad de dos multinacionales que ponen de rodillas a los gobiernos. Cuando más falta hace un sistema público de protección de salud para atender a una crisis global, los servicios sanitarios públicos se privatizan en los países ricos y la OMC obstaculiza la intervención estatal para la producción de vacunas en los países empobrecidos, ilegalizando las políticas de los gobiernos que anteponen la salud de su población al negocio de las multinacionales.
En cada salto de enfermedades animales a humanas surge el miedo de la población, pero también el pánico de las autoridades políticas a que una crisis destape y acelere otras crisis.“El miedo de masas a la ‘carne loca’ se multiplica por la inseguridad que inspiran los políticos que mienten más que hablan. Pero el problema de fondo no sólo es de vacas. Tratar a los animales como máquinas de producir carne, leche o huevos, sin más objetivo que maximizar la inversión de capital y con el más absoluto desprecio a las consecuencias para la salud de la población, la contaminación ambiental y el derecho de la gente a tener un empleo digno es algo coherente con la producción industrial e intensiva de alimentos para el mercado global (...) El ganado afectado por la ‘Encefalopatía Espongiforme Bovina’ es sólo un epifenómeno de la violencia de la economía global. No sólo pone de manifiesto la codicia empresarial (...) muestra también la lógica de una economía que subordina al beneficio cualquier fin social y no duda en sobrepasar los límites de la naturaleza. Esta lógica también contamina y disuelve el derecho a la vivienda, a un salario digno, a los derechos políticos y humanos protegidos por la constitución, que realmente son sólo libertades condicionales, condicionadas, al derecho más fuerte del capital para obtener beneficios” [20]
El riesgo de pandemia es directamente proporcional a la movilidad de personas y mercancías a nivel mundial. Los índices de las bolsas y la caída de turismo y hostelería, publicitan el impacto económico como un “tam tam” que llama a las multinacionales a cerrar filas contra cualquier política que, para proteger la salud de la población, afronte las verdaderas causas del problema. Keiji Fukuda, director adjunto de la OMS, expresa claramente el sometimiento de los poderes políticos a los intereses empresariales: “una pandemia no es inevitable, pero nos tomamos esa posibilidad muy en serio”.
La pandemia es evitable, al igual que las muertes por hambre, obesidad, cáncer, accidentes de tráfico y enfermedades laborales. Pero es necesario enfrentarse a las multinacionales y la población debe desear hacerlo. Para eso hace falta la vanguardia.
Pilar Galindo pertenece al Grupo de Estudios de Consumo Responsable Agroecológico
Para más información:
FAO: La producción pecuaria y sus riesgos para la salud mundial
GRAIN: La industria de la carne desata una nueva plaga
P. Galindo La cigüeña no trae la gripe aviar
La Garbancita Ecológica “¿cómo nos envenenan? La seguridad alimentaria en manos de las multinacionales” Entrega nº 4 de la Campaña 17 de abril “Soberanía alimentaria y consumo responsable agroecológico: Transgénicos, ¡prohibición!
Notas:
[1] Bernice Wuethrich, “Chasing the Fickle Swine Flu”, Science, vol. 299, 2003
[2] Mike Davis: “La gripe porcina y el monstruoso poder de la gran industria pecuaria” The Guardian 27-4-2009
[3] El 26 de abril, con alerta nivel 3, la recomendación de la OMS decía escuetamente “La OMS no recomienda ninguna limitación a los viajes ni al comercio”. El 27 de abril, el mensaje cambió: “La OMS no recomienda ninguna restricción de los viajes ni el cierre de fronteras. No obstante, la prudencia aconseja que las personas enfermas aplacen los viajes internacionales y que quienes presenten síntomas tras un viaje internacional busquen atención médica, siguiendo las orientaciones de las autoridades nacionales.” Este mensaje ha permanecido sin cambios los días siguientes a pesar de pasar nivel 4 y al nivel 5.
[4] Para reforzar ese mensaje, la FAO/OMS/OIE, es decir las organizaciones de NNUU responsables de alimentación, salud humana y sanidad animal, han emitido el 30 de abril de 2009 un comunicado descartando expresamente la asociación del virus con el consumo de cerdo: “No se tiene constancia de que los virus de la gripe se puedan transmitir al ser humano por ingestión de carne de cerdo procesada u otros productos obtenidos del cerdo.” Sin embargo, no han suscrito las declaraciones de la OIE (Organización para la Sanidad Animal) que van más lejos al señalar que, como no se han encontrado casos de cerdos infectados con esta variante de la gripe porcina, no cabe llamar porcina a esta gripe: “no hay evidencia de la infección en cerdos ni de que el hombre contraiga la infección directamente de cerdos”(30-4-09) http://www.oie.int/esp/press/es_090430.htm
[5] En la página de la OMS los datos en castellano se están publicando, en los últimos días, con una cierta demora. Mientras que en inglés ya están publicados los datos de las 6:00 GM del día 4 de mayo, en castellano sólo figura la actualización de 24 horas antes, con 787 casos y 17 países.
[6] Concepción Cruz: “Las causas concretas de las desigualdades sociales en salud. El caso de la epidemia de gripe porcina” 1-5-09. www.kaosenlared.net/noticia/causas-concretas-desigualdades-sociales-salud-caso-epidemia-gripe-porc
[7] “Cerco sanitario en Perote tras muerte en marzo de bebé con gripe porcina” La Jornada, 28-4-09 http://www.jornada.unam.mx/2009/04/28/?section=politica&article=012n2pol
[8] GRAIN “Influenza porcina: un sistema alimentario que mata - La industria de la carne desata una nueva plaga” http://www.grain.org/articles/?id=49
[9] Pilar Galindo “La cigüeña no trae la gripe aviar” http://www.nodo50.org/caes/articulo.php?p=618&more=1&c=1
[10] Mary J. Gilchrist, Christina Greko, David B. Wallinga, George W. Beran, David G. Riley and Peter S. Thorne, “The Potential Role of CAFOs in Infectious Disease Epidemics and Antibiotic Resistance", Journal of Environmental Health Perspectives, 14 de noviembre de 2006.
[11] Bernice Wuethrich, “Chasing the Fickle Swine Flu”, Science, vol. 299, 2003
[12] “Iniciativas de políticas a favor de los pobres: la producción pecuaria mundial y sus riesgos para la salud mundial”, julio de 2007. Resumen en: http://www.fao.org/ag/againfo/programmes/es/pplpi/docarc/pb_hpaiindustrialrisks.html
[13] Mike Davis: “La gripe porcina y el monstruoso poder de la gran industria pecuaria” The Guardian 27-4-2009
[14] GRAIN: La industria de la carne desata una nueva plaga
[15] Mike Davis: “La gripe porcina y el monstruoso poder de la gran industria pecuaria” The Guardian 27-4-2009
[16] David Cyranoski, “Bird flu spreads among Java's pigs”, Nature 435, 26 mayo de 2005.
[17] Mary J. Gilchrist, Christina Greko, David B. Wallinga, George W. Beran, David G. Riley and Peter S. Thorne, “The Potential Role of CAFOs in Infectious Disease Epidemics and Antibiotic Resistance”, Journal of Environmental Health Perspectives, 14 de noviembre de 2006.
[18] GRAIN: La industria de la carne desata una nueva plaga
[19] Mike Davis: “La gripe porcina y el monstruoso poder de la gran industria pecuaria” The Guardian 27-4-2009
[20] Agustín Morán “Comida basura”, cap I, pags. 32-37. En VVAA “El movimiento antiglobalización en su laberinto. Entre la nube de mosquitos y la izquierda globalizadora”. Ed. La Catarata-CAES. Madrid, 2003.
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