julio 01, 2006

CIENCIA, CONCIENCIA Y SOCIEDAD


















BIODIVERSIDAD
SUSTENTO Y CULTURAS
Ciencia, conciencia y sociedad
Dra. Mae-Wan Ho* en Uruguay
por Carlos Amorín
Octubre 2000


* Es directora del Instituto de la Ciencia en la Sociedad (ISIS), Ph.D. en Bioquímica de la Universidad de Hong Kong y realizó su investigación postdoctoral en genética bioquímica humana en la Universidad de California, San Diego, EE.UU. Es investigadora Senior y docente de genética molecular en la Open University, U.K. Es autora de una decena de libros, entre ellos "Genetic Engeneering, dream or nightmare?» (Ingeniería genética, ¿sueño o pesadilla?) y de más de 200 artículos que han sido traducidos a diversos idiomas.
La Dra. Mae Wan Ho dictó una conferencia sobre " La responsabilidad social de la ciencia" en el Paraninfo de la Universidad de la República. Las actividades realizadas en Uruguay fueron organizadas por REDES Amigos de la Tierra y el Instituto del Tercer Mundo, con el auspicio de GRAIN, RAPAL, Guayubira y CEUTA.


De paso por Montevideo -viniendo de Buenos Aires y continuando hacia Porto Alegre- la doctora Mae-Wan Ho mantuvo el lunes 2 de setiembre una "reunión-taller" con representantes de varias organizaciones sociales y ambientales uruguayas, y con científicos interesados en el tema "transgénicos".

Durante su exposición la doctora Ho explicó varios de los riesgos concretos que presentan los vegetales transgénicos para la salud humana y para el ambiente, poniendo especial énfasis en la transferencia horizontal de genes y sus consecuencias ya demostradas por varios estudios científicos, principalmente en lo que se refiere a la aparición de nuevos virus potencialmente peligrosos para los seres humanos.

Entre otros puntos, Mae-Wan Ho analizó la relación de la ciencia con la sociedad, explicando que en su opinión no existe una sola ciencia sino varias, cada una de ellas íntimamente vinculada con la cultura de la que proviene. "La ciencia occidental que actualmente hegemoniza el mundo representa una visión reduccionista de la naturaleza, sus manifestaciones y fenómenos, sus relaciones e interdependencias. Este esquema -afirmó Ho- ya fue desmontado teóricamente a principios del siglo pasado por la física cuántica, pero por ahora muy poca gente ha reparado en eso. El paradigma unidireccional de la ciencia occidental no puede contener ni explicar los descubrimientos relativos a la funcionalidad del caos en el desarrollo de la vida. Es en base a esos principios que se alienta actualmente una nueva concepción llamada 'ecología genética', según la cual el material genético -DNA, o en algunos casos RNA- puede transferirse horizontalmente de un organismo a otro a través del ambiente, en lugar de verticalmente mediante la reproducción."


Asimismo, la doctora Ho se refirió al caso del investigador británico Arpad Pusztai, quien en 1998, trabajando para el Rowett Research Institute, de Escocia, comprobó anomalías en el sistema inmunológico y el crecimiento de ratas alimentadas durante 110 días con papas transgénicas. El profesor Pusztai reveló el resultado preliminar de su investigación, siendo por ello destituido de su trabajo y descalificado por la Academia de Ciencias de Inglaterra. El movimiento de solidaridad que generó este atropello colocó rápidamente al Rowett y a la Academia en una posición absolutamente insostenible, y en 1999 la prestigiosa revista científica The Lancet publicó el trabajo de Pusztai dándole, de cierta manera, valor y reconocimiento científico. Según la doctora Ho, este episodio es uno de los tantos que han demostrado que el rigor de prestigiosas y tradicionales instituciones científicas de todo el mundo ha sido doblegado por el poder del dinero.

"Por ejemplo -dijo-, es algo bastante extraño que en la actualidad se deba reclamar la aplicación del principio de precaución, después de que centenares de productos de la investigación científica han sido liberados en el ambiente. En realidad, cuando está bien hecha, el principio de precaución está incluido en el proceso de la investigación científica, pero el de los transgénicos no es un caso de esos."

Refiriéndose a la moratoria global de productos transgénicos que ha reclamado un grupo que ella integra junto a más de 360 científicos, Mae-Wan Ho aclaró que "nuestra intención no es que se detenga la investigación, sino que ella deje de hacerse entre cuatro paredes, de espaldas a la sociedad, y sólo en función de los intereses de las grandes corporaciones. Los científicos -agregó- deberíamos pasar entre seis y doce meses con organizaciones sociales seleccionadas por nosotros, antes de acometer cualquier proyecto de investigación. Eso nos ayudaría a incluir las necesidades de la sociedad en nuestros objetivos científicos. Los científicos deberíamos mantener una intensa discusión sobre cómo podemos ser útiles a la sociedad, antes que estar tan ocupados especulando acerca de las potencialidades comerciales del resultado de nuestro trabajo."