noviembre 09, 2006

LAS ANTENAS TELEFÓNICAS MATAN A LAS AVES


Resultados preliminares de los efectos de las
ondas electromagnéticas sobre la fauna urbana


Aves y telefonía móvil

Por Alfonso Balmori Martínez

Durante decenios multitud de seres vivos han sido utilizados por el hombre para detectar posibles alteraciones en los ecosistemas. Desde los líquenes, muy sensibles a la contaminación por acumular las sustancias tóxicas en sus tejidos, hasta las aves que viven en jardines y edificios, una amplia gama de organismos han servido como indicadores de la salud del hábitat humano.

Desde la segunda mitad de los 90 del pasado siglo se ha instalado una tupida red de estaciones base de telefonía que han incrementado la contaminación electromagnética, especialmente de las ciudades, hasta niveles alarmantes. El motivo de esta afirmación radica en que estas antenas lanzan microondas con una frecuencia de 900 MHz para el sistema analógico (GSM) y de 1.800 MHz para el digital (DCS) pulsadas en muy bajas frecuencias.

Existen numerosos estudios científicos que alertan del peligro de este tipo de radiación, que interfiere con el sistema nervioso y altera un buen número de procesos biológicos, sobre la salud humana y los seres vivos (1). Algunos trabajos muestran que también los animales expuestos a estas radiaciones pueden sufrir un deterioro de su salud en la vecindad de las antenas emisoras (2), e incluso mostrar conspicuos comportamientos aberrantes (3). Interacciones sinérgicas entre campos electromagnéticos de diferentes frecuencias han sido descritos también a escala celular (4). Además, algunos estudios alertan de los efectos de estas ondas sobre la reproducción, como el decremento de los conteos de esperma y el reducido desarrollo de los túbulos en los testículos de rata (5) o el aumento de la mortalidad de embriones de pollo (6, 7). El significativo incremento de los micronúcleos en los eritrocitos del ganado que pasta cerca de los transmisores es indicativo del efecto genotóxico de su exposición (8). Los efectos genéticos de la microondas sobre hámster y ratas han sido demostrados en varios estudios (9, 10, 11, 12). Precisamente aplicando estos conocidos efectos, actualmente se está investigando en Sudáfrica su potencial utilización contra el virus del SIDA.

Estos campos de alta frecuencia producen una respuesta en varios tipos de neuronas del sistema nervioso central de las aves (13), afectan a la actividad central colinérgica en la rata (14), y también a su aprendizaje memorístico (15). Además, numerosos estudios demuestran que los campos electromagnéticos emitidos por las antenas y los teléfonos móviles favorecen la permeabilidad de la barrera hematoencefálica (16, 17, 18), facilitando la entrada de sustancias perjudiciales al cerebro que dañan las neuronas de las ratas (19).

Durante los últimos años estamos realizando en Valladolid una serie de estudios encaminados a obtener información sobre lo que está ocurriendo con la fauna silvestre de la ciudad, sometida a este tipo de radiaciones. Una de las dificultades intrínsecas a esta investigación es lograr compaginar los tiempos de exposición con la gran movilidad de la fauna, lo que obliga a trabajar con especies muy sedentarias y querenciosas o bien a realizar los seguimientos en periodos de cría o dormideros estacionales.

Seguimiento de poblaciones en Valladolid

Para el caso de los gorriones se seleccionaron 32 puntos en la ciudad. En cada punto se realizaron censos de estos pájaros y se midieron los valores de contaminación electromagnética (radiofrecuencias) una vez al mes, entre octubre de 2002 y abril de 2003. Analizando conjuntamente los resultados de los 12 puntos con niveles medios de intensidad de campo más elevados, se ha obtenido una correlación negativa altamente significativa (Correlación de Spearman: R= -0.87; p<0,01)>Picus viridis), agateador común (Certhia brachydactyla) y mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli), que suponen el 20% de las que criaron de forma permanente durante el periodo 1996-98.

Además, se constató un fuerte descenso (superior al 50%) en el número de parejas de siete especies (47%) y estabilidad poblacional para otras cinco (33%). Estos resultados indican que 10 de las 15 (66%) especies de aves estudiadas han sufrido un drástico descenso poblacional o han desaparecido del espectro faunístico del Parque entre los años 1998 y 2002.

Se han localizado varias zonas que hemos denominado áreas de silencio, donde criaban y se exhibían los machos cantores de varias especies y ya no lo hacen.

En los últimos años se han implantado al menos cinco estaciones base, en tres ubicaciones, a unos 100 metros del Parque, que inciden directamente sobre él. Durante estos años las características estructurales y el hábitat del Parque no han variado y la contaminación convencional ha disminuido (el SO2 ha descendido a la mitad, el CO también ha descendido y el benceno ha descendido a la cuarta parte, mientras que las partículas finas y el dióxido de nitrógeno se han mantenido en niveles similares).

Informe Completo y notas en
http://www.hese-project.org/de/emf/

Declinación de los gorriones


ingleses: una hipótesis

Las poblaciones de gorriones ingleses se han reducido en los últimos 30 años de 24 millones a menos de 14. El más abrupto declive de esta población, con un 75 % de descenso, se ha producido desde 1994, coincidiendo con el desarrollo y la proliferación de la telefonía móvil. En Londres prácticamente han desaparecido los gorriones, razón por la que recientemente se les ha incluido en la lista roja inglesa de especies en peligro, junto al estornino pinto. En mayo de 2002 nos pusimos en contacto con el BTO, que agrupa a miles de estudiosos de las aves en ese país, les enviamos algunos resultados que se presentan en este artículo y les advertimos de que el declive que estaban observando podría estar relacionado con el aumento galopante de la contaminación electromagnética, especialmente grave en el Reino Unido por ser uno de los países con niveles legales más permisivos. En la actualidad la hipótesis electromagnética ha ganado peso entre los
investigadores. De hecho 30.000 aficionados la comprobarán, junto con otras posibles teorías, durante las primaveras de 2003 y 2004 (Rosie Cleary, com. Pers.).

La noticia íntegra puede consultarse en: www.observer.co.uk/uk_news/story/0,6903,873195,00.html