agosto 26, 2007

Tompkins: millonario y antiglobalizador

Tompkins: "Preferí ser parte de la solución y no parte del problema".


Douglas Tompkins es un hombre acostumbrado a la polémica. El millonario estadounidense que amasó su fortuna con la empresa de ropa Esprit, decidió hace unos diez años vender la compañía y comprar tierras en Chile, para crear un "Santuario de la Naturaleza".

El Parque Pumalín, con sus más de 300.000 hectáreas, causó controversia en Chile ya que ocupa una franja que prácticamente divide al país en dos.

Más allá de la cumbre de Johannesburgo, Tompkins, quien también ha comprado tierras en Argentina, dijo a BBC Mundo que no habrá soluciones hasta que "Estados Unidos esté dispuesto a reducir su consumo".

¿Porque decidió comprar tierras en Chile para crear el Parque Pumalín?

Es un proyecto netamente de conservación.

¿Por qué motivo?

La conservación de flora y fauna.

¿Por qué es tan especial este lugar que usted quiso preservar?

Cada lugar es especial, el problema es que hay poca conciencia en general. Nuestro proyecto trata por lo menos de crear un poco de conciencia en la sociedad y restringir la contaminación de áreas que todavía tienen un buen complemento de biodiversidad.

¿De qué manera está creando conciencia?

Tenemos acceso público en casi la mayoría de la extensión que nuestra fundación ya compró, y cuando la gente pasa por estas tierras puede ver que es un ecosistema que todavía tiene su integridad.

¿Qué significa el Parque Pumalín para usted?

Un valor muy importante es la belleza que ha desaparecido prácticamente en las zonas donde hay mucho desarrollo humano, y es el primer impacto que uno tiene cuando está andando en esos lugares, es una reacción netamente emocional. Hay que visitar (estas áreas) en vivo para entender exactamente qué hay, uno no puede describir mucho más que esto, porque es una sensación que tiene que experimentarse en el lugar.

¿Es verdad que hay allí alerces de 3.000 años?

Sí, en algunos de nuestros proyectos tenemos alerzales importantes, muy pocos quedan en el mundo, un poquito en Argentina y bastante poco en Chile.
Es sólo una de las miles de razones por las que vale la pena conservar zonas así; son especies en extinción.

Ha habido resistencia a su proyecto en algunos sectores en Chile; se ha hablado de amenaza a la soberanía por el hecho de que el parque prácticamente corta al país en dos. ¿Por qué Chile, por qué no hacer lo mismo en EE.UU.?

Es igual en todas partes del mundo; no hay diferencia entre Argentina, Chile, Estados Unidos, Europa, Japón, Australia, es totalmente igual.

¿Es verdad que usted ha comenzado a comprar tierra en Argentina?

Sí, desde hace muchos años, diez años. Hay muchos proyectos distintos.

Usted amasó su fortuna con la compañia de ropa Esprit, en un sistema que se mueve por valores bastantes consumistas. ¿Qué lo llevó a dejar esa empresa y dedicarse ahora a lo que esta haciendo?

Bien simple, me di cuenta que estaba trabajando en una economía que está destruyendo el mundo natural y todo el mundo humano está dependiendo de eso. Es un tipo de trabajo que no me daba satisfacción, estuve en parte creando la crisis ecosocial, y preferí trabajar del otro lado, en la conservación. Preferí ser parte de la solución y no parte del problema.

En la cumbre de Johannesburgo se reunieron cerca de cien líderes para hablar de desarrollo sostenible. Si hubiera una idea que usted quisiera que los jóvenes tuvieran en mente cuando se habla de preservar el planeta, ¿cuál sería?

No sólo para la próxima generación, para todos, hay que hacer un análisis sistémico de la crisis en que estamos involucrados y muy poca gente está haciendo este análisis profundo para entender qué está produciendo los problemas sociales y ecológicos. Antes de todo hay que entender el problema para empezar a solucionar.

¿A qué se refiere en concreto?

Hay que estudiar y hacer las tareas de entender bien qué está produciendo la crisis, hablo de crisis ecosocial, de los ecosistemas, que está totalmente enredada con los problemas sociales.
Cosas como, qué está produciendo tanta contaminación, tanta hambre, tanta desigualdad, tanta desaparición de la cobertura de los bosques en el mundo, de escasez de biomasa en los mares.
Esto es producto de un modelo o paradigma económico, la llamada economía global es el motor de la crisis. Es un modelo completamente equivocado. Hay que entender bien la relación entre la ciencia, la tecnología, la economía y cuando se hace esto en forma profunda y sistémica uno empieza a entender qué está produciendo esta crisis. Ese es el modo, según yo y muchos del movimiento antiglobalización, de ver posibilidades de crear otro futuro, otra economía, otro mundo.

¿Qué cambios querría ver en el sistema?

Es bastante simple, porque ahora poco a poco, por ejemplo, países como Argentina en su crisis, están entendiendo bien que sus problemas en gran parte -no totalmente, porque hay otros factores- pero en gran parte, se deben a seguir un modelo globalizador que está produciendo esta enorme brecha entre ricos y pobres, y finalmente ha quebrado la economía y está produciendo todo tipo de miserias.

No es la única razón, pero es gran parte, este modelo económico.

Otra parte del mundo esta dándose cuenta también de lo mismo y ha producido un tremendo movimiento antiglobalización.

Mucha gente, millones de personas ahora están en este movimiento; es algo que nació hace menos de diez años, es impresionante su crecimiento y su impacto en todas partes del mundo.

Está creciendo día a día, y creo que dentro de diez años vamos a ver un movimiento localista, porque esa es la alternativa, localismo y no globalismo. Hay alternativas factibles con mucha historia de éxitos en el pasado; y necesitamos girar nuestra atención hacia modelos locales.
Pensemos en Argentina, donde según datos oficiales el 70% de los menores de 18 años nacen en hogares pobres.

¿Qué podría hacer Argentina ahora?

Si Argentina, que tiene una tremenda agricultura puede crear una economía local donde la seguridad de alimentación fuera un valor número uno, podría alimentar bien a todos sus ciudadanos.

Podría empezar a crear una economía mucho más local, mucho más sana, y después de esto crear un comercio de intercambio con otros países, otras regiones pero con el superavit de la producción local, no produciendo sólo para exportación. Esto va a rectificar muchos de los problemas en la economía.

Volvamos a la cumbre de Johannesburgo, a la que el presidente Bush no asistió. ¿Cree usted que un país con la tecnología de EE.UU. tiene una responsabilidad primordial de mostrar un poco el camino a otros países?

La salida de este problema no es a través de tecnología. Esa es otra solución simplista que no creo va a resolver nada.
(...)
Si no hay una reducción de la producción y el consumismo, se va a tener la misma contaminación.

(No habrá solución) hasta que EE.UU. esté dispuesto a reducir su consumo - lo que no está en el plan de Bush y sus ministros ni en la conciencia de los pueblos norteamericanos o la economía global, porque este modelo está basado en el crecimiento y si crece la población de la tierra y el consumo vamos a continuar exagerando la crisis ecológica y esto va a tener sus impactos en la sociedad.

Todo el mundo sabe esto, pero nadie quiere enfrentar esto.

Usted habla de cambiar el consumismo. Pero esto parece poco probable, a pesar de que el biólogo E. O. Wilson y otros dicen que si todos quisieran vivir con el nivel de vida de un estadounidense harían falta dos o tres planetas más.

Y es la verdad, y todo el mundo sabe esto, pero francamente estoy netamente pesimista. No veo ningún movimiento en esa dirección.

BBC MUNDO - Miércoles, 04 de septiembre de 2002