marzo 21, 2007

ARGENTINA ASEDIADA POR LOS DESIERTOS


Economía argentina muy comprometida si avanza la desertificación

Buenos Aires, 16 de marzo de 2007 (agencia RENA) La desertificación mundial alcanza tal magnitud que se ha convertido en el tema de agenda de los gobiernos y de los organismos internacionales. Hoy se sabe que más de 250 millones de personas están directamente afectadas por este fenómeno que pone en peligro los medios de vida habituales. Existen regiones del planeta particularmente agredidas por esta degradación de las tierras, y en los países del MERCOSUR, entre socios plenos y adherentes, la situación también se sufre. Argentina por su parte, va camino a la desertificación con un 75 por ciento de su territorio actual afectado y su tradicional riqueza, sustentada en el campo y la ganadería, pondría por esa razón, en riesgo la economía nacional. Sólo en el Gran Chaco Americano, donde el 89,9 por ciento son argentinos, más del 60 por ciento del total, vive por debajo del nivel de pobreza.


“En el país tenemos un 25 por ciento de zonas fértiles y riquísimas en la Pampa Húmeda, pero un 50 por ciento de nuestras riquezas no sale precisamente de esa zona, sino de las áridas y semiáridas”, dijo el Director de Conservación de Suelos y Lucha contra la Desertificación, Octavio Pérez Pardo a RENA, durante la Quinta Sesión del Comité de Revisión de la Convención de las Naciones Unidas de “Lucha contra la Desertificación”, que se celebra desde el lunes pasado en Buenos Aires.


Argentina no difiere en sus causas de lo que ocurre en muchos otros países. Lentos pero graves procesos de salinización, sobrepastoreo, uso inadecuado de prácticas agrícolas e inundaciones recurrentes han contribuido a su estado actual. “Hoy es esencial que podamos mantener los ingresos de divisas que siempre tuvimos por vía de los granos y las carnes, pero el panorama actual nos obliga a tener en claro que parte de nuestra producción nacional sale de tierras degradadas y por eso es que tenemos que observar un cuidado especial en el manejo de esos territorios”, dijo el Pérez Pardo.


La desertificación, definida por la Cumbre de la Tierra que se celebró en 1992 en Río de Janeiro, en Brasil, como una degradación de la tierra en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, resultante de diversos factores, entre ellos las variaciones climáticas y las actividades humanas, impuso hasta el momento, que más de 135 millones de personas en el mundo se vieran obligadas a abandonar sus hogares.


Ese impacto social se siente en el país. Al respecto el funcionario dijo a esta agencia que “el tema ya se ve entre nosotros con la discusión en Capital Federal entre los candidatos a la Jefatura porteña. Fíjese que hace diez años se hablaba de unas 5 villas de emergencia en la ciudad, hoy tenemos 31”. El dato estaría indicando que más allá de los inmigrantes de países vecinos, hay una fuerte migración interna de personas que han perdido sus oportunidades económicas tradicionales en sus provincias y llegaron a la gran ciudad en busca de otro horizonte de bienestar.


“Son argentinos que vienen del campo y con ello pierden también no sólo sus lazos familiares y sociales, sino sus conocimientos ancestrales del manejo agrario. Llegan a la ciudad y nada de lo que saben pueden aplicar”, explicó. Parecida situación se advierte en países de otros continentes.

La tierra, considerada como recurso productivo, el aseguramiento del acceso al agua y las posibles posibilidades de revertir el fenómeno, no sólo por parte de la acción gubernamental sino de la activa participación civil, se debate en Buenos Aires con la representación de más de 160 países.

“Revisaremos en detalle las acciones tomadas durante los dos últimos años, tanto en el nivel nacional como regional. Queremos asegurarnos de que las medidas de acceso al agua y a la tierra se tomen a través de un enfoque participativo, lo que quiere decir que los usos de la tierra y las soluciones que se proponen tienen que ser consultados. Vamos a revisar juntos si las medidas son suficientes y cómo se puede mejorar la implementación de la convención”, dijo en la apertura de las sesiones el Secretario Ejecutivo de la Convención en rueda de prensa, Hama Arba Diallo, de Burkina Faso.

En el MERCOSUR, todos afectados

Los países del MERCOSUR, entre socios plenos y adherentes, sufren de una u otra forma la desertificación.

Venezuela en áreas de Falcón y de la Bahía de la Guajira; Brasil, en su nordeste; Chile, en las regiones que van desde el límite con Perú hasta Santiago de Chile; Bolivia, en toda su zona del Chaco boliviano y la Puna. Paraguay, con seria afectación en el Chaco paraguayo, con zonas áridas y semiáridas. Algunos de ellos con desertificación producto de las intensas y repetidas lluvias que terminan erosionando los suelos. Uruguay, en tanto, sufre otro fenómeno, el de las sequías, pero igualmente grave.


Argentina por su parte, “del 75 por ciento del territorio nacional que está afectado, el 30 por ciento atraviesa procesos moderados, severos a graves de desertificación”, dijo Pérez Pardo. Y ejemplificó: “La Patagonia, por sobrepastoreo, las zonas del Alto Valle en Río Negro y Cuyo, Mendoza, lo sufre por zonas de alto riego; Santiago del Estero por la salinización de tierras; Chaco y Salta por desmontes no planificados; la Puna ante el crecimiento exageradamente lento de vegetación achaparrada que no permite equilibrar el daño que sufre”.


“Un fenómeno que era natural, por la intervención del hombre estamos ante estas realidades del cambio climático”, apuntó. Y que “donde llovía mucho, ahora llueve mucho más y donde llovía poco, ahora llueve menos”, dijo.


En coincidencia el subsecretario de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de Argentina, Miguel Petrello dijo durante la primera jornada de la Convención que “La pérdida de masa forestal y de bosques nativos, y los desmontes están fortaleciendo este proceso y lo están agravando. Estamos en riesgo de perder aún más tierras”.


Aunque las acciones oficiales parecieran orientarse a una decidida voluntad para paliar de a poco ese escenario, Petrello apuntó al compromiso de las provincias. “Cualquier decisión acerca de una modificación de los bosques, la provincia interesada tiene que haber hecho un ordenamiento ambiental de su territorio. Porque de acuerdo con las características del suelo, de la lluvia, del viento, etc., cada región debe ser utilizada de una u otra forma para que no se destruya el recurso”. Lo cual forma parte de un proyecto de ley que descansa en el Congreso nacional sobre “presupuestos mínimos de protección de bosques nativos”.


“Si en el nivel de las provincias no tenemos claramente delimitado el ordenamiento territorial que indica dónde se puede hacer un uso de la tierra y dónde otro, de qué manera y con qué ritmos, seguramente no vamos a revertir la tendencia actual hacia la desertificación”, sentenció.



Gran Chaco Americano

El denominado Gran Chaco Americano, constituye una de las regiones de mayor diversidad ambiental y biológica del planeta. Tiene una superficie de un millón de kilómetros cuadrados y lo integran Paraguay, Bolivia y Argentina. Allí viven 3.985.000 personas.


Involucra el área boscosa más grande del continente después del Amazonas y por ello conserva un potencial productivo extraordinariamente alto.


Pero la desertificación está ganando terreno, particularmente en el Chaco Semiárido donde abundan algunos tipos de bosques y arbustales xerófilos. Pero también la denominada galería del Chaco Húmedo, con predominancia de lagunas, esteros y bosques está en proceso de crisis.

En tanto que en el Chaco Subhúmedo, los pastizales y bosques están transformándose producto de las no planificadas actividades agrícolas.
Por su enorme trascendencia de diversidad ambiental, ayer, jueves, en la sede de la Quinta Sesión del Comité de Examen de Aplicación de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, que se desarrolla en la Sociedad Rural en Buenos Aires, el canciller argentino, Jorge Taiana junto a sus pares de Bolivia, David Choquehuanca y de Paraguay, Rubén Ramírez Lezcano, firmó un Acuerdo Marco de Cooperación sobre la zona.


La firma se produjo tras numerosas reuniones internacionales en las que intervinieron autoridades nacionales, provinciales y locales de los tres países.


Desde la Cancillería se explicó a la prensa que se trata del marco jurídico-institucional que “facilitará la viabilidad política y financiera del Programa de Acción Subregional para el Desarrollo Sostenible del Gran Chaco Americano por el cual los tres países elaborarán y desarrollarán un conjunto de acciones para la preservación del ecosistema y el desarrollo sustentable”.


La vasta tarea que le queda a las tres naciones se describe con acciones encaradas por varias Ong’s y el apoyo de agencias como GTZ, de cooperación alemana y agencias de las Naciones Unidas, tales como el PNUMA, la OEA y el Fondo Mundial para el Medio Ambiente.

Cuestión de género

“Hace más de un año que advertimos en nuestras recorridas por distintas provincias, que las mujeres tienen serias dificultades para acceder al crédito, siendo que por caso, en la Puna, el 60 por ciento son las productoras”, explicó a RENA Pérez Pardo.


Desde el gobierno impulsan acciones – según dijo- para concurrir el apoyo de uno de los planes más ambiciosos que está funcionando en ese sentido, impulsado por Rosario Quispe, “Mujeres emprendedoras de la Puna”. Hasta el momento la organización a podido accionar para lograr más de 3 mil créditos. La desertificación, de avanzar, también terminará creando nuevas barreras para los emprendimientos productivos de miles de mujeres del país que su tarea en el campo, es protagónica para el sustento familiar. “Otra situación diferente la vemos en la Patagonia – dijo el funcionario- donde el que sale al campo es el hombre y la mujer se queda en el pueblo para llevar sus chicos a la escuela”, pero las necesidades son las mismas.


A ese sombrío panorama se agrega – producto del avance de la desertificación- las enfermedades consecuencia del fenómeno. “la erosión de los suelos crea tormentas del polvo y abundan personas con cataratas y no faltan casos de cáncer por la mala calidad del agua que toman, entre otras razones vinculadas con el fenómeno de la desertificación”, explicó.

Casi cien millones de dólares

Aunque la desertificación no es un problema nuevo, desde el 2006 “comenzó a advertirse una visión más clara y más conciente en el mundo, de este fenómeno”, dijo el funcionario.


En el país el gobierno nacional ha trazado un plan a 4 años para enfrentar la situación local. Se habla de una inversión de entre 80 y cien millones de dólares entre presupuesto propio y cooperación internacional. Los recursos se orientarán a acciones para regiones de la Patagonia, regiones del Chaco, y del noroeste.


Italia y la Unión Europea (UE) acercarán por su parte proyectos puntuales de cerca de 6 millones de euros para Mendoza. “El presupuesto es bueno pero no suficiente”, apuntó Pérez Prado. Y agregó: “Podemos decir que el 10 por ciento de los territorios afectados está ‘bajo programa’, y aunque sabemos que falta un 90 por ciento, podemos decir que es bastante auspicioso”.

El martes, en un acalorado y extenso debate el Congreso nacional aprobó una ley largamente esperada por el gobierno, se aprobó la ley de Bosques Nativos. (Susana González)