EL VERDADERO BALANCE DE FIN DE SIGLO
BEIRUT 2006
(Recuperamos un fragmento de un lúcido aporte de nuestro querido amigo Alberto Ledo, al borde del nuevo siglo...)
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Es por eso que el tema del paso a Chile va mucho más allá de la discusión sobre un camino. Va muchísimo más allá de la polémica entre unos cuantos comerciantes ávidos de incrementar sus ingresos y los grupos medioambientales preocupados por la destrucción sistemática del planeta. Este es un tema que nos compromete a todos los que habitamos esta comarca, seamos o no prestadores turísticos. Seamos o no militantes ecologistas.
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Me pregunto ¿ ser sensible a todo esto significa estar en una posición retrógrada que frena el "progreso?" Me parece que este argumento es ya muy viejo. Los países del verdadero primer mundo están dando marcha atrás en muchos de estos campos. Lo realmente retrógrado es seguir ignorándolo.
Y he aquí el nudo del problema. He aquí el verdadero balance que este fin de siglo nos exige: La conciencia de nuestro rol sobre esta tierra.
¿No habrá llegado el momento de pensar en un cambio drástico, pero drástico en serio, a nivel de las políticas ambientales de la utilización de tecnologías obsoletas, responsables de la contaminación y destrucción irreversible de nuestro mundo? ¿No será que hay cosas que no van más? ¿No será que hay cosas que ya no se pueden hacer? ¿No habrá llegado el momento de definitivamente aceptar que se pudrió todo y que lamentablemente hay cosas que se acabaron para siempre?
¿Vamos a seguir confundiendo la democracia y la libertad individual con el permiso para sacar provecho personal de cualquier situación? ¿Vamos a seguir jugando al sálvese quién pueda?
Claro, cambiar las reglas del juego exigiría un cambio en nuestras costumbres, un cambio en nuestros estilos de vida. Exigiría un replanteo de nuestras metas y de nuestras ambiciones personales. Un replanteo que haría de nosotros personajes más parecidos a Madre Teresa o a Gandhi que a cualquiera de los modelos de triunfo que nos quieren vender. Esto significaría un cambio tal en nuestra visión de la vida, que probablemente ninguno de nosotros esté aún preparado o dispuesto.
Es por eso que el tema del paso Puelo, insisto, va más allá de la discusión sobre un camino.
Y más vale que pensemos muy bien en todo esto, porque aquí nos va no sólo el futuro de nuestra región [Patagonia, paralelo 42], sino también el futuro del mundo también.
Las consecuencias son irreversibles.
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