mayo 29, 2006

ARGENTINA: DEUDA AMBIENTAL


“Este gobierno merece un aplazo en materia ambiental”

Jorge Cappato, Director General de la Fundación PROTEGER (www.proteger.org.ar), Coordinador Nacional del Comité Argentino de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), Punto Focal para Argentina, Convención de Ramsar

1) ¿Cómo calificaría a la labor de este Gobierno en relación con sus predecesores respecto del cuidado del ambiente?

Si hay un rubro en el que el actual gobierno merece un aplazo, es en materia ambiental. No ha sabido, ni ha querido, revertir la dejerarquización institucional producida por el gobierno de la Alianza, que produjo el “desguace” de la autoridad ambiental nacional, condenándola a la trastienda de Acción Social. La actual Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable juega un mediocre papel, desdibujándose en la segunda línea de Salud; su aporte a la sustentabilidad ambiental, social y económica de la Argentina ha sido y es irrelevante.

En este momento sin embargo aparece una coyuntura favorable, ya que si el presidente quiere sostener sus demandas internacionales frente a las mega-papeleras de Botnia y Ence, deberá hacer los deberes en casa. Hoy tenemos la oportunidad de exigir al gobierno el urgente diseño e implementación de una política ambiental participativa, clara y coherente al servicio de un desarrollo que dé beneficios a la gente y que además conserve y use en forma inteligente el patrimonio de los recursos naturales que son la base de un futuro posible con equidad y prosperidad para todos.

En síntesis el Estado debería ser capaz de construir con la sociedad –ya que no existe otra manera- un camino que nos lleve de las actuales medidas paliativas y correctivas, y de un laxo control en materia ambiental a una política ambiental clara y fuerte, al servicio de reducir la pobreza, aumentar los ingresos de la amplia mayoría postergada, conservar los recursos y mejorar la calidad de vida.

2) ¿Cuál es para usted el principal problema ambiental que enfrenta la Argentina?

Lamentablemente no hay un problema principal; hay múltiples problemas que, muchas veces, se potencian sinérgica y acumulativamente. La expansión de la soja, por ejemplo, no sólo degrada ecosistemas y agota el suelo, también es una gran “fábrica de pobres” al expulsar trabajadores del campo y destruir la agricultura familiar. Los emigrados rurales desocupados aumentan el hacinamiento con impactos negativos sobre el hábitat urbano y la calidad ambiental. Otro ejemplo es la pesca industrial a gran escala, que se adueña de los recursos pesqueros que pertenecen a toda la sociedad y deja sin trabajo y con hambre a la mayor parte de los pescadores artesanales y de subsistencia. El Estado se ve obligado entonces a destinar crecientes sumas –extraídas de los bolsillos de la población económicamente activa-, para las políticas asistencialistas que, lejos de solucionar el problema, destruyen la cultura del trabajo, producen déficit y amenazan la gobernabilidad democrática. Entramos en círculos de realimentación positiva donde todos pierden, menos unos pocos que acumulan generosas ganancias que reinvierten en otros sectores una vez saqueados los recursos. Esto ya ha sucedido antes; lo grave es la enorme escala actual y la gran velocidad con la que se deterioran los ecosistemas y la seguridad ambiental y social.

3) ¿Le parece acertada la estrategia del gobierno argentino en relación con las papeleras uruguayas?

Hay una responsabilidad compartida con el gobierno uruguayo, es cierto, y parte de ello es no haber podido establecer una mesa de diálogo. Pero más allá de la discusión de si la presentación ante La Haya es ahora un hecho acertado o no, hay un reconocimiento mayoritario de que el gobierno llegó tarde a la escena. Brasil construyó 4 importantes represas en la cuenca del río Uruguay en los últimos años, tiene 5 represas más en ejecución y 15 represas más que están siendo planificadas: ¿Usted escuchó algún tipo de preocupación del gobierno argentino frente a los enormes impactos que esto supone sobre el mismo río donde se erigen las papeleras? Igualmente, aunque esto no reste responsabilidad, es evidente una enorme presión política de las grandes empresas sobre los gobiernos de nuestros países. Botnia y Ence llaman la atención por la brutal intervención que están produciendo; por la profundidad de las modificaciones que van a producir sobre la economía y la vida de cientos de miles de habitantes de esta región, que tenía otro destino; por su absoluta insensibilidad. Que Botnia se termine en ese lugar, con esa tecnología y con esa escala, a todo el Cono Sur nos pone frente a una encrucijada.

4) ¿Qué papel cumplen hoy las ONGs en la sociedad argentina? ¿Son el único medio de resistencia?

Habría mucho para decir sobre el rol de las ONGs, sus ventajas, sus limitaciones, pero lo cierto es que por una parte llenan vacíos dejados por el Estado y por otra tienen un papel propio que jugar: no hay democracia sin participación y tampoco hay posibilidad de revertir los problemas ambientales y sociales sin una participación amplia y le diría plena de la sociedad. Aún así los ciudadanos tienen muchas maneras de hacer efectiva una participación imprescindible más allá del voto: pueden incidir en los medios, pueden decidir todos los días en el supermercado, en el banco que eligen, en el programa de TV que deciden mirar. El caso de Gualeguaychú va más allá y nos sorprende: sin entrar en que si los cortes fueron acertados o no, demuestra que hay un enorme potencial en la sociedad.

El Estado debe reaccionar a tiempo y ver que las ONGs y la sociedad son sus verdaderos e imprescindibles aliados. Ninguno de los enormes y, por su escala, inéditos desafíos que enfrentamos (niveles insostenibles de pobreza, cambio climático, falta de agua de calidad, deterioro de los ecosistemas y pérdida de los recursos vitales), podrá ser resuelto sin una fuerte alianza entre un Estado y una sociedad que, para alcanzar este logro, necesariamente deben también evolucionar.

5) ¿Hay algún avance en temas clave como la sustentabilidad energética, el respeto a los pueblos originarios, la gestión integral de los recursos hídricos?

Si en los últimos años ha habido avances, se ha disimulado muy bien. Como cuando la inflación “los precios van por el ascensor y los salarios por la escalera”, lo mismo ocurre entre los problemas socioambientales y las soluciones, que en el horizonte de la voluntad política sólo tímidamente aparecen. (Agencia RENA)