noviembre 26, 2009

CAMBIO CLIMÁTICO: Obama lleva poca cosa a Copenhague


Por Matthew Berger

La propuesta de reducción de gases invernadero hecha por Obama es menor a la esperada. / Crédito:Bangole Thompson/IPS
La propuesta de reducción de gases invernadero hecha por Obama es menor a la esperada.

Crédito: Bangole Thompson/IPS

WASHINGTON, 26 nov (IPS) - El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, confirmó su asistencia en la próxima cumbre sobre cambio climático en Copenhague, pero la reducción de emisiones contaminantes que propondrá en la capital danesa será inferior a la ofrecida por Brasil, Gran Bretaña y Japón y a la que recomiendan los expertos.


Tras semanas de especulaciones sobre su participación en la XV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-15), Washington confirmó el miércoles que Obama haría una escala en Copenhague el 9 de diciembre de camino a Oslo, donde recibirá el premio Nobel de la Paz al día siguiente.

La Casa Blanca también anunció que Obama llevaría a la cumbre, que se celebra del 7 al 18 de diciembre, una propuesta específica de reducción en la emisión de gases invernadero, aunque la misma es inferior a lo que muchos desearían.

Obama presentará una meta de reducción de las emisiones estadounidenses en "el entorno de 17 por ciento por debajo de los niveles de 2005 para 2020", declaró la Casa Blanca.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático recomienda una reducción para los países industrializados de entre 25 y 40 por ciento para 2020, respecto de los niveles de 1990.

En abril, Gran Bretaña propuso una reducción de 34 por ciento para 2020, mientras Japón prometió un descenso del 25 por ciento en sus emisiones de dióxido de carbono para ese año, ambos con respecto a los niveles de 1990. Brasil anunció este mes que estaba dispuesto a reducir sus emisiones entre 38 y 40 por ciento para 2020.

La reducción de 17 por ciento propuesta por Washington es la misma del proyecto de ley Waxman-Markey sobre cambio climático que la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobara en junio.

"Hablamos del entorno de 17 por ciento. (La ley) Waxman-Markey, como saben, se aprobó con 17 por ciento. La discusión en el Senado aún no está concluida. Cuando eso suceda, ajustaremos la cifra como corresponde", explicó Carol Browner, asistente del presidente en materia de energía y cambio climático. El actual proyecto de ley ante la cámara alta aspira a una reducción del 20 por ciento.

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos señala que el nivel de emisiones de gases invernadero en este país correspondió a 6.099 en 1990, mientras en 2005 ascendió a 7.109, un incremento superior a 10 por ciento.

"El 17 por ciento es coherente con el debate en curso en el Congreso, y esperamos que la legislación finalmente adopte una meta más alta", señaló Jonathan Lash, presidente de World Resources Institute, organización ecologista con sede en Washington.

La presión para que Obama acudiera a la COP-15 era fuerte. El primer ministro danés Lars Lokke Rasmussen envió invitaciones a los líderes de 191 países la semana pasada, solicitando su asistencia a la conferencia del 7 al 18 de diciembre. El domingo anunció que ya contaba con 60 asistencias.

Pero Obama, junto con el presidente chino Hu Jintao, brillaba por su ausencia de la lista de asistentes. La participación confirmada de los jefes de gobierno de Gran Bretaña, Gordon Brown, de Alemania, Angela Merkel, y de Japón, Yukio Hatoyama, puso en la mira las ausencias de los líderes de China y Estados Unidos.

Se prevé que Beijing realice un anuncio al respecto en la próxima semana. China superó a Estados Unidos como líder mundial en las emisiones de dióxido de carbono, uno de los principales gases invernadero.

De todas formas, la visita de Obama será breve y, significativamente, al principio de la COP-15. Es probable que las decisiones sobre el cambio climático se tomen recién en los últimos días de la cumbre. Eso no conforma a algunos ecologistas.

Si la presencia de Obama "en los últimos días de la COP es necesaria para asegurar los debidos compromisos, esperamos que el presidente esté dispuesto a volver a Copenhague junto al resto de los líderes mundiales durante las etapas finales de las negociaciones", dijo la directora del programa climático del Fondo Mundial para la Naturaleza, Keya Chatterjee.

El presidente decidió que era "sensato ir a Copenhague el día 9, para darle impulso a las negociaciones", declaró el miércoles Michael Froman, asesor adjunto de seguridad nacional para asuntos económicos internacionales de la presidencia.

No obstante, "al anunciar una meta provisoria para las emisiones de 2020, la Casa Blanca pretende realizar una propuesta fuerte y creíble, coherente con el consenso bipartidista en el Congreso", expresó Eileen Claussen, de la institución independiente Pew Center on Global Climate Change.

El anuncio de Obama el miércoles puede interpretarse como una respuesta a la creciente desilusión de quienes lo apoyaron durante su campaña presidencial, cuando prometió tomar medidas contra el cambio climático, y que ahora lo ven vacilante.

Sin la presencia del presidente de Estados Unidos, las negociaciones en Copenhague parecían destinadas al fracaso, ya que para muchos la ausencia de Obama le restaba la credibilidad necesaria a la cumbre para tomar medidas concretas.

"La voluntad del presidente Obama de ir a Copenhague y poner cifras sobre la mesa son dos piezas necesarias para que un acuerdo mundial vinculante sea posible", sostuvo Lash.

(FIN/2009)

noviembre 24, 2009

Advierten catástrofe climática antes de 2050 por causa del calentamiento global

WWF y Allianz advierten contra catástrofe climática antes de 2050



Berlín (Peru.com).- (EFE).- El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF en inglés) y la aseguradora Allianz, la mayor del sector en Europa, han advertido de que el calentamiento global podría dar lugar a una catástrofe climática irreversible antes de 2050, que causaría daños billonarios.

El estudio conjunto presentado este lunes subraya que la subida del nivel de los mares amenaza a 136 ciudades de más de un millón de habitantes en las costas de todo el mundo y propiedades por valor de 18 billones de euros (unos 28 billones de dólares).

Añade que si continúa el calentamiento de la atmósfera de la Tierra a la velocidad actual se producirán en muchas regiones daños irreversibles.

"Ninguna región se verá a salvo", dijo este lunes en Múnich (sur de Alemania) Regine Günther, experta en clima de la fundación WWF, quien apeló a los participantes en la cumbre climática mundial de Copenhague, el próximo diciembre, a acordar un tratado vinculante para reducir las emisiones de gases que causan el efecto invernadero.

La representante de la fundación ecológica subrayó que, a la vista de los daños billonarios que podrían producirse, un acuerdo así sería también de interés económico, y afirmó que Estados Unidos debe reducir sus emisiones masivamente "por interés propio".

El estudio destaca que el hielo de los polos se derrite "a una velocidad asombrosa" y que si sube tan sólo medio metro hasta 2050, la situación se hará catastrófica para 136 ciudades de todo el planeta con más de un millón de habitantes.

Tan sólo en la costa noreste de EEUU las propiedades amenazadas alcanzan los 5,6 billones de euros (8,3 billones de dólares), destaca el documento, en el que se advierte de huracanes o inundaciones marinas como el Katrina, que arrasó Nueva Orleans en 2005, y podrían afectar también a otras grandes ciudades como Nueva York en el futuro.

En el caso de Alemania, el cambio climático provocará no sólo un incremento de las tormentas huracanadas, sino inundaciones, malas cosechas y hasta largos cortes del suministro de energía eléctrica ante la falta de agua para refrigerar las centrales de energía.

Un calentamiento de la atmósfera de dos grados hará que las sequías dominen el clima tanto en el sur de Europa como en el estado de California (EEUU), señalaron WWF y Allianz.

Entre los grandes peligros que harán el cambio climático irreversible figuran el deshielo de los polos y del Himalaya, la deforestación del Amazonas y alteraciones en el ciclo del monzón en la India.


noviembre 18, 2009

MUJERES-AMBIENTE: Bosques sí, plantaciones forestales no


Por Marcela Valente

Mujeres de Brasil movilizadas contra la deforestación / Crédito:Cortesía WRM
Mujeres de Brasil movilizadas contra la deforestación

Crédito: Cortesía WRM

BUENOS AIRES, nov (IPS) - Promovidas como "bosques cultivados", las plantaciones de monocultivos forestales avanzan sobre el bosque nativo y la pradera de Argentina, Brasil y Uruguay afectando el ambiente y la vida de las comunidades, afirman mujeres rurales.


Con el objetivo de producir madera, celulosa y papel a gran escala en estos países, grandes empresas deforestan bosques naturales u ocupan praderas para cultivar eucalipto, pino y otras especies exóticas de crecimiento rápido que consumen enormes cantidades de agua y degradan el suelo, según los críticos.

No obstante, de cara a la próxima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en diciembre en Copenhague, las empresas forestales, con apoyo de gobiernos y organizaciones internacionales, pretenden que las plantaciones cuenten como sumideros de carbono que pueden mitigar el calentamiento global.

En las últimas semanas, organizaciones de mujeres rurales y ambientalistas de la región intentaron sin éxito que su voz fuera más fuerte que la de las empresas forestales. Para ello, emitieron una declaración conjunta en el marco del último Congreso Forestal Mundial que se celebró en octubre en Buenos Aires.

El Congreso, auspiciado por la Organización de las Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y al que asistieron empresarios, funcionarios, expertos y estudiantes, insistió en que los bosques --incluidas las plantaciones-- pueden contribuir a reducir las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero.

En diálogo con IPS, Claudia Peirano, de la Asociación Forestal Argentina (AFOA), que agrupa a productores del sector, argumentó que para cubrir la demanda de madera de una población en crecimiento, ya no se puede apelar a bosques nativos sino que debe expandirse la superficie cultivada.

"La pérdida de bosques nativos no es responsabilidad de los cultivos forestales, sino de la expansión agrícola", dijo Peirano, y remarcó que apenas tres por ciento de los bosques son cultivados en el mundo. Esa superficie, a juicio de las empresas, debería incrementarse para responder a la demanda sin propiciar la deforestación.

"El consenso del Congreso fue claro: cero deforestación para 2020 y alternativas de mayor productividad para producir madera", concluyó.

Pero ellas no coinciden. "Nosotras, mujeres del campo y la ciudad, expresamos nuestro rechazo a la expansión de proyectos de monocultivos de árboles, celulosa y papel en los que ha sufrido especialmente el ecosistema de pradera de Argentina, Brasil y Uruguay", manifestaron en la declaración.

Las mujeres consideraron "engañosa" la promoción de las plantaciones como bosques y señalaron los "innumerables impactos negativos" que tienen estos proyectos en la vida de las familias rurales y particularmente en las mujeres, que sufren el "desempoderamiento" a medida que avanzan los cultivos homogéneos.

Denunciaron, por ejemplo, la presión de las empresas para que las familias vendan la tierra, los pocos puestos de trabajo que se crean para las mujeres, la escasez de agua, y múltiples situaciones de miedo, violencia y acoso sexual que devienen del modelo de desarrollo "insustentable" que promueven las plantaciones.

El documento, ignorado por los asistentes al congreso, lleva la firma de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) y el Movimiento de Mujeres Campesinas, ambos de Brasil, también del Núcleo de Amigos de la Tierra de ese país y del Centro de Estudios Ambientales.

TRES REALIDAES, IGUAL IMPACTO

Por Argentina, la declaración contó con el apoyo de la organización GRAIN, que centra su pelea contra la expansión del monocultivo de soja, y por Uruguay con la Red Amigos de la Tierra, Mujeres Rurales y el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, cuyo secretariado internacional tiene sede en Montevideo y es conocido por su sigla en inglés WRM.

En entrevista con IPS, Cintia Barenho, bióloga, ambientalista y miembro del MMM, dijo que en Brasil, los estados más afectados por los monocultivos de eucalipto, pino y acacia negra son Bahía, Espírito Santo, Rio Grande do Sul, Minas Gerais, Paraná y São Paulo, que comprenden la región este y sur del país.

Si bien no hay datos ciertos sobre su expansión, se estima que en Brasil son más de cinco millones de hectáreas las que están dominadas por estas plantaciones que crecieron a expensas de bosques, praderas y también de familias rurales, pueblos originarios y quilombolas (comunidades negras descendientes de esclavos liberados). Por ejemplo, en Espírito Santo, la empresa Aracruz Celulosa tiene 128.000 hectáreas de eucalipto y todas en territorio indígena y quilombola. De 40 aldeas que había en esa región, hoy quedan siete, señala el libro "Impacto del Monocultivo de Eucalipto sobre las Mujeres Indígenas y Quilombolas en el Estado de Espírito Santo".

En esa investigación las mujeres señalan que las plantaciones provocan allí una fuerte sequía, alteraciones bruscas de la temperatura, pérdida de una biodiversidad extraordinaria, disminución de la producción de alimentos, resecamiento de fuentes hídricas y pérdida de fertilidad del suelo.

En este aspecto, Peirano, representante de la industria forestal, apuntó que "cualquier intervención implica un impacto", pero sostuvo "hay mucho de mito" acerca del excesivo consumo de agua que demandan las especies cultivadas. "El eucalipto, si se planta en zona donde llueven 800 milímetros por año, no debe recurrir al agua de las napas", aseveró.

Barenho remarcó que en la zona rural de esos estados brasileños "hay una fuerte presión para que las familias vendan sus tierras a empresas de celulosa y papel", lo que implica un "aumento del éxodo rural" a las ciudades, un incremento del desempleo, la pobreza y la violencia.

Señaló además que esta situación representa un retroceso en los procesos de reforma agraria y falta de incentivos al desarrollo de la agricultura familiar. En contrapartida, los monocultivos "generan pocos empleos para las comunidades locales, y para las mujeres, los números son ínfimos".

Las condiciones de trabajo son precarias, los contratos temporarios. Las mujeres son explotadas en los viveros, y los hombres se integran a cuadrillas que son trasladadas a distintos sitios de las plantaciones, promoviendo la desintegración familiar, la proliferación del acoso sexual y la prostitución, explicó Barenho.

La bióloga está coordinando un estudio cuyo título sobre el impacto es elocuente: "La función de la Unión Europea en el desempoderamiento de las mujeres del sur a través de la conversión de ecosistemas locales en plantaciones de árboles". También Raquel Gilmet, de Mujeres Rurales de Uruguay, comentó a IPS el impacto que tienen los cultivos homogéneos en su país. "Las familias de pequeños productores nos vemos rodeadas y nos tenemos que ir. Los árboles van encerrando a las personas", dijo aludiendo a las plantaciones.

En Uruguay se estima que hay más de un millón de hectáreas de plantaciones, una extensión que puede parecer escasa en relación a la superficie del país, pero que tiene impacto cuando se concentra en zonas con otros ecosistemas naturales, según los denunciantes.

Gilmet tenía una huerta orgánica en el departamento de Soriano, en el sudoeste uruguayo, pero ahora "es imposible trabajar limpio", debido, en ese caso particular, a la expansión del monocultivo de soja a expensas de la pradera. La leguminosa requiere grandes aplicaciones de agroquímicos contaminantes para su desarrollo.

En los alrededores de Mercedes, la capital del departamento, las plantaciones forestales dejan a los pobladores escasos de agua y con el suelo degradado.

"Es tremendo cómo avanzaron allí (las plantaciones). Las fincas van quedando abandonadas, derruidas. El gobierno dice que el productor optó, pero no hace nada por las consecuencias que esto tiene para el agua y el suelo a largo plazo", denunció.

Gilmet dijo que la forestación se plantea como "una alternativa de trabajo" y al principio "la gente se deslumbra". Pero luego se ve que unos pocos hombres consiguen emplearse. "La mujer queda sola con los hijos, escasa de fondos, y muchas terminan pobres teniendo que migrar a las ciudades", remarcó.

También en Uruguay, Elizabeth Díaz, de WRM, consideró "un disparate" que las empresas forestales que asistieron al Congreso celebrado en Buenos Aires pretendan ofrecer las plantaciones como sumideros de carbono.

Para combatir el cambio climático "se deben reducir drásticamente las emisiones en todos los países, buscar energías alternativas y conservar los bosques, y no estar pensando en cómo compensar lo que se sigue emitiendo", dijo a IPS.

Los monocultivos de árboles se expandieron en más de un millón de hectáreas en Argentina y se proyecta un gran aumento para los próximos años, fomentado por las autoridades que aceptan la idea de que las plantaciones también contribuyen a combatir el cambio climático.

Según la FAO, cada año se talan en el mundo unos 13 millones de hectáreas. Esa deforestación es responsable de 17 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero que sobrecalientan la atmósfera y alteran el clima. Brasil es uno de los principales emisores de gases provenientes de la pérdida de bosques y praderas.(FIN/2009)