marzo 29, 2006

BREVE ANÁLISIS DEL FRACASO EN LA CONVIVENCIA ENTRE SOCIEDAD Y NATURALEZA



Por Lucas Chiappe*

LOS HOMBRES SOLO HEMOS TRANSCURRIDO EL 1 % DE NUESTRA TRAYECTORIA EVOLUTIVA BAJO LOS EFECTOS DEL ACTUAL SISTEMA DE CIVILIZACION (UN MODELO QUE A PESAR DE SUS SORPRENDENTES AVANCES TECNOLOGICOS, PARADÓJICAMENTE NOS ESTÁ LLEVANDO HACIA UN SUICIDIO COLECTIVO COMO ESPECIE)... ...DURANTE EL 99 % RESTANTE CONVIVIMOS EN PERFECTO EQUILIBRIO CON EL MEDIO A TRAVÉS DE LA APLICACIÓN DE NUESTROS INSTINTOS Y DEL SENTIDO COMÚN INHERENTE A CADA ESPECIE TERRICOLA...

Algunas raíces de la disociación entre el ser humano y su cobijo natural (La Tierra), se pueden buscar en la fractura que produjo el cambio de hábitos y mentalidad ocurrida hace aproximadamente diez mil años atrás, cuando "el hombre" dejó de vivir al día como un nómade, recolector y cazador más entre los primates y "descubrió" las supuestas bondades de la acumulación a través de la incipiente agricultura, del sedentarismo y de la ganadería.

Algo así como el punto de inflexión adonde uno de los millones de habitantes de este planeta, comenzó a desarrollar una cultura basada en una falsa pirámide en cuya cúspide situó al autoproclamado rey supremo de la creación: ¡El hombre!

Situación que alteró de una u otra manera el equilibrio que había mantenido el ser humano con el resto de la biodiversidad durante centenares de miles de años, a través del simple hecho de formar parte de una cadena cuyo fiel era mantenido por los biorritmos de las estaciones y del clima, los altibajos en la búsqueda alimentaria y por los predadores de una y otra especie...

Las consecuencias directas de esta alteración provocó:


o Una explosión demográfica inaudita (sólo comparable con la reproducción de ciertos virus patógenos).
o Una desmesurada codicia por la conquista del territorio, que trajo aparejada un sometimiento de los pueblos más pacíficos, más débiles o menos organizados;
o Y una guerra declarada contra el resto de la diversidad biológica.

Fenómenos que se fueron desarrollando con una velocidad vertiginosa y que produjeron un quiebre nunca vistos antes, entre el ser humano y la naturaleza... Como si de golpe uno NO formara más parte del otro y extrañamente se hubiera vuelto su enemigo, y fuera el único dueño de los bienes naturales del planeta... Asumiendo como "misión divina", la utilización de los mismos para su único provecho, y olvidándose en poco tiempo de la cadena de interrelaciones que ha permitido que la vida se desarrolle en este planeta.

Hay varias maneras de calificar esta insólita pérdida de memoria colectiva, pero lo más lamentable es constatar cómo este reciente cambio de visión (¿Qué son 10.000 años en la vida de la Tierra?), ha producido en este lapso de tiempo un desbarajuste tan grande que en muchos casos se ha vuelto irreversible y que paradójicamente nos coloca al borde de la desaparición como especie.

Creo que vale la pena que compartamos en este espacio algunas de la reflexiones que me brotan al analizar el estado actual de este proceso y las conclusiones a las que fui llegando para tratar de entender adonde "pisamos el palito", qué es lo que nos ocurre y que deberíamos de modificar en nuestra conducta, para volver a tener una relación equilibrada entre esta Sociedad Humana y la Naturaleza:

Yo pienso:

1) Que la anestesia generalizada, causada por esta nefasta globalización económica, ha hecho pie en todo el planeta y está provocando el mismo efecto en todas partes: La pérdida masiva de identidad . Y, si por estos lados sureños esto nos empuja a bajar los brazos ante la supuesta imposibilidad de cambiar las cosas, allá por el norte, la apatía provocada por la abundancia, el hiper-consumismo y el despilfarro se parece demasiado a la película Titanic, adonde los músicos siguen tocando aun cuando el barco se está hundiendo indefectiblemente.

2) Que la falta de "contacto real" con la Naturaleza, en una sociedad cada vez más urbanizada, es uno de los factores primordiales para que los gobernantes y sus socios, los empresarios de visión corta y "de mano larga", puedan seguir dictando leyes y administrando bienes naturales como si fueran los dueños de una torta que en realidad no le pertenece a nadie y debiera ser el legado para las futuras generaciones que nos sucedan.

3) Que la falta de urgencia sigue siendo parte del problema, ya que el tiempo sigue jugándonos en contra: Sólo por dar un ejemplo, fíjense como las proyecciones sobre el cambio climatológico de los años '90 fueron ampliamente superadas por la realidad que vivimos y que indica un índice de calentamiento global de la atmósfera muy superior a las predicciones realizadas hace tan poco tiempo atrás.

4) Que el hecho de otorgarle todo el poder de decisión en los temas ambientales a los "expertos" nos hace desligarnos de nuestra responsabilidad individual y a la vez olvidarnos que muchos de los problemas que hoy sufrimos son causa del mal manejo y la mala interpretación de esos mismos problemas por parte de los "expertos"(gente muchas veces alejadas del terreno por la utilización de computadoras y sus simuladores, y por sus razonamientos teóricos, que los sumieron en la arrogancia y le hicieron perder el "sentido común" que cualquier ser humano lleva adentro por un legado genético ancestral).

5) Que el materialismo reinante nos obnubila constantemente "el sentido de lo sagrado", que poco tiene que ver con las religiones, sino más bien con un sentimiento profundo de respeto hacia la entera biodiversidad de la cual formamos parte, como un eslabón más de la cadena ecológica que nutre y mantiene a la vida en el planeta.

6) Que no sirve ver todos los documentales del Discovery o leer todos los manuales de ecología para "escuchar" los sonidos del bosque y "sentir" la energía que nos envuelve al caminar en silencio entre los árboles de un bosque... y si no los escuchamos ni sentimos... mucho menos vamos a hacer algo para protegerlos.

7) Que la homogeneidad, la producción, la manipulación y a veces, incluso el esparcimiento a costa de otros valores esenciales, a menudo superan la "capacidad de carga" de cualquier espacio natural. Con el consiguiente deterioro de ese territorio y con todas las consecuencias que acarrea nuestra falta de atención o falta de comprensión del delicado equilibrio con el que funciona cada hábitat.

8) Que vivimos subyugados por información falsa, incorrecta e inadecuada, y muchas veces, a pesar de las evidencias a las que nos enfrentamos, seguimos negándonos a enfrentar el problema o seguimos pensando que la ciencia o "los platos voladores" nos van a venir a salvar como si este verdadero desastre ambiental que estamos viviendo fuera algo que "nos ocurre", sin darnos cuenta que con nuestras actitudes, "somos nosotros mismos quienes estamos provocando ese problema".

9) Que a pesar de vivir al borde del abismo y de estar provocando una extinción masiva en el planeta, las voces de alerta que se escuchan en los medios alrededor de todo el mundo son débiles, ineficientes, tristes y resignadas. Y, lamentablemente, a excepción de un puñado de Ong´s desparramadas por los cinco continentes (las que somos constantemente etiquetadas como exagerados "fundamentalistas"), y algún grupo de valientes ciudadanos auto-convocados, como en los casos reciente de Esquel y de Gualeguaychú, el planeta se está reduciendo a una colección de naciones silenciosas, cobardes y dominadas, que no quieren siquiera buscar soluciones alternativas por miedo a que esto les provoque supuestas pérdidas económicas o eventuales "reproches del imperio", en una carrera que de seguir así nos lleva derechito hacia el suicidio colectivo.

10) A pesar de tanta desaprensión provocada por nuestro torpe accionar como civilización, nadie tiene "la bola de cristal" ya que el futuro sigue forjándose a través de una cadena de sucesos la mayor parte de las veces "impredecibles". Sin embargo cada aporte individual y cada acción colectiva va sumando para que la balanza pueda volver a equilibrarse... Y para que esto ocurra es necesario el compromiso y la participación de todos los que hayan sentido en algún momento de sus vidas el inmenso privilegio de estar vivos y de estar rodeados de tanto misterio y de tanta belleza...

* Coordinador del Proyecto Lemu
Epuyén - Chubut - Patagonia Argentina

marzo 26, 2006

LA TIERRA EN UN PUNTO EXTREMO


¡PREOCÚPENSE, PREOCÚPENSE MUCHO!
Arriba, una foto tomada en 1928, muestra parte de cómo se veía entonces el Glaciar Upsala en los Andes sudamericanos en la Argentina. Hoy, el hielo de ese mismo Glaciar Upsala, visto en lo alto en una foto de 2004, retrocede al menos 55 metros por año.

NOTA DE TAPA DE LA REVISTA TIME de EE.UU. - ABRIL 3, 2006

Los casquetes polares se derriten más rápido que nunca antes - Más y más tierras son devastadas por la sequía - Las aguas que suben están ahogando a comunidades ribereñas - En todo sentido la Tierra está... en un punto extremo.
El clima se está destrozando, y se culpa al calentamiento global. Por qué la crisis pegó tan rápido y qué podemos hacer al respecto

Nadie puede decir exactamente cómo se ve exactamente un planeta que se enferma, pero probablemente se parece mucho a la Tierra. Sáquese de la cabeza lo que escuchó acerca del calentamiento global como algo lento que toma décadas para concretarse. Súbita e inesperadamente la crisis está sobre nosotros.

Por cierto así se vio el asunto la semana pasada mientras la bomba atmosférica que fue el Ciclón Larry --un huracán tipo 5 con vientos que llegaron a 290 kmh-- estalló a través del noreste de Australia. Por cierto que impresionó así el año pasado cuando cortinas de fuego y polvo pusieron los cielos de Indfonesia de color naranja, debido a incendios causados por la sequía que arrasó... (el texto continúa así).

EL AGUA: ¿DERECHO O NEGOCIO?

Por Leonardo Boff*

Los estados deberían garantizar a todos los seres humanos por lo menos 50 litros de agua potable gratuita cada día, opina en esta columna exclusiva para Tierramérica Leonardo Boff, teólogo brasileño.

RIO DE JANEIRO.- En el mundo contemporáneo no existe un tema más importante que el del agua dulce. De ella depende la supervivencia de la cadena de la vida y, por consiguiente, de nuestro futuro. El agua puede ser motivo de guerras pero también de solidaridad y cooperación entre los pueblos. El agua es extremadamente abundante y, al mismo tiempo, extremadamente escasa.

Hay 97 por ciento de agua salada y 3 por ciento de agua dulce. De ésta, sólo 0,7 por ciento es accesible al uso humano. La renovación de las aguas se estima en 43 mil kilómetros cúbicos anuales, mientras el consumo total es de seis mil kilómetros cúbicos. Aunque esto indica superabundancia de agua, su distribución es desigual: 60 por ciento se concentra en 9 países, mientras 80 países padecen escasez.

Un poco menos de mil millones de personas consumen 86 por ciento del agua disponible, que en cambio es insuficiente para otros mil 400 millones. Se calcula que hacia 2032 cerca de cinco mil millones de personas estarán afectadas por la crisis del agua. El problema no es la escasez de agua sino su manejo en relación a las necesidades humanas y de los demás seres vivos. Lo cierto es que el agua se ha convertido en un bien costoso. Como nos rige una economía de mercado que transforma todo en mercancía, estamos asistiendo a una carrera mundial por la privatización del agua. En ella compiten corporaciones transnacionales como las francesas Veolia (antes Vivendi) y Suez, la alemana RWE, la inglesa Thames Water y la estadounidense Bechtel, entre otras.

Ha surgido así un mercado del agua estimado en unos cien mil millones de dólares.

El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial sólo han aceptado la financiación de las deudas y la concesión de nuevos préstamos a 40 países desde el año 2000 a condición de que privaticen el agua y sus servicios. El gran debate actual se plantea en estos términos: ¿el agua es fuente de vida o fuente de lucro? Comencemos por establecer que el agua no es un bien económico como cualquier otro. Está tan estrechamente ligada a la vida que debemos considerarla como parte de la vida misma y como algo sagrado. Y la vida no puede ser transformada en una mercadería.

Para entender la riqueza del agua tenemos que romper con la dictadura que el pensamiento instrumental-analítico y utilitarista impone a toda la sociedad. Según este razonamiento el agua es un recurso hídrico con el cual se puede hacer negocios. Pero el ser humano tiene también la razón sensible, la razón emocional y la razón espiritual. Son razones ligadas al sentido de la vida. Son razones no para lucrar, sino para vivir y conferir excelencia a la vida. El agua debe ser vista en esta perspectiva, como un bien natural y como el nicho en el que hace tres mil 800 millones de años surgió la vida en la Tierra.

Las dimensiones de fuente de la vida y de recurso hídrico no se excluyen, deben ser directamente relacionadas. Fundamentalmente, el agua pertenece al derecho de la vida, pero exige una compleja estructura de captación, conservación, tratamiento y distribución, lo que implica una innegable dimensión económica. Esta no debe prevalecer sobre la primera sino que debe asegurar que el agua sea accesible a todos. Se debería garantizar a todos los seres humanos por lo menos 50 litros de agua potable gratuita al día. Es tarea del Estado junto con la sociedad organizada la creación de un financiamiento público para cubrir los costos necesarios para asegurar ese derecho. Las tarifas para el suministro deben contemplar los diversos usos del agua: doméstico, industrial, agrícola y recreativo.

Para los empleos industrial y agrícola la provisión de agua debe estar condicionada al pago del servicio. La Organización de las Naciones Unidas, ONU, consagró en las reuniones de Mar del Plata (1997), Dublín (1992), París (1998) y Río de Janeiro (1992) el "derecho de todos al acceso al agua potable en cantidad suficiente y con calidad para las necesidades esenciales". Para discutir sobre estos asuntos vitales se creó en Florencia (2003) el Foro Mundial Alternativo del Agua, que propone la institución de la Autoridad Mundial del Agua. Se trataría de una instancia de gobierno público para ocuparse del agua en el ámbito de las cuencas hídricas internacionales y de una distribución más equitativa de acuerdo con las demandas regionales.

Paralelamente se ha formado un movimiento que postula un Contrato Mundial del Agua y presiona a gobiernos y empresas para que el agua no sea considerada como una mercancía. Se procura incentivar la cooperación pública para evitar los efectos letales de la falta de agua y del agua contaminada.

Diariamente mueren de sed seis mil niños que no son noticia. Y alrededor de 18 millones de niños dejan de asistir a la escuela porque deben buscar agua entre 5 y 10 kilómetros de distancia de sus hogares. El Hambre Cero Mundial, prevista en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU debe incluir la Sed Cero, pues el agua es un alimento y no hay nada que pueda vivir y ser consumido sin el agua. Pues el agua es vida, generadora de vida y uno de los símbolos más potentes de vida eterna.

* Teólogo y ambientalista brasileño.

SOSTENIBILIDAD Y SISTEMAS URBANOS



Por Josep Puig (Catalunya)

Es necesaria una transformación profunda de la concepción de las ciudades. Y ésta no puede ser una simple reforma administrativa ni un cambio del diseño de sistemas y estructuras porque tiene que incorporar una serie completamente nueva de prioridades y principios. La finalidad y la función futuras de las ciudades y las actividades de la vida urbana, tienen que ser el centro de la conciencia social y política a un nivel primario. El primer paso hacia la reconceptualización de las áreas urbanas consiste en reconocer que todas se sitúan en biorregiones locales, dentro de las cuales pueden llegar a ser autosuficientes y sostenibles. Suelos, aguas, plantas y animales nativos, clima, variaciones estacionales y otras características naturales de la ubicación geográfica de una ciudad constituyen el ámbito básico de la consecución de los recursos esenciales de alimentos, agua, energía y materiales. A fin de que esto se haga de una manera sostenible, las ciudades tienen que identificarse y tienen que establecer una reciprocidad equilibrada con los sistemas naturales. No sólo tienen que encontrar fuentes cercanas para satisfacer las necesidades humanas sino que también tienen que adaptar aquellas necesidades a las condiciones locales. Tienen que mantener las características naturales que todavía permanecen y restaurar lo máximo posible de las que han quedado dañadas. Por ejemplo, restaurar bahías, lagos o ríos contaminados para que vuelvan a ser hábitats sanos para la vida acuática puede contribuir a mejorar la autosuficiencia de las áreas urbanas en la producción de alimentos.

Las distintas áreas geográficas tienen condiciones diferentes, según sus características naturales. Hay que reconocer un conjunto de valores con una base biorregional, y después estos valores deben orientar las políticas municipales. Pueden servir de guía unos cuantos principios básicos que gobiernan todos los ecosistemas:

a) Interdependencia: aumentar la conciencia de los intercambios entre producción y consumo de recursos, a fin de relacionar más el suministro, la reutilización, el reciclaje y la restauración; reducir la explotación no equitativa;
b) diversidad: apoyar amplias gamas de medios de satisfacer las necesidades humanas y una multiplicidad de expresiones culturales, sociales y políticas; resistir las soluciones de interés único y la monocultura;
c) Autorregulación: estimular actividades descentralizadas realizadas por grupos de barrio; fomentar la participación y la toma de decisiones a nivel de barrio;
d) estabilidad a largo plazo: orientar las políticas para que funcionen bajo condiciones distintas y a lo largo de diferentes generaciones; minimizar los programas de corto plazo y los remedios a base de poner remiendos.

Cuando se tienen en cuenta estos cuatro principios, se pueden tomar unas decisiones que tienen mucha más coherencia ecológica y que son, por lo tanto, mucho más prácticas que las que se toman generalmente en la actualidad.La ciudad sostenible, la ciudad verde, la ciudad ecológica o eco-ciudad es aquella ciudad que basa su funcionamiento en la imagen de los ecosistemas de la naturaleza, es decir, que sigue el modelo circular: captación, aprovechamiento y utilización local de recursos, reutilización y reciclaje local de las materias y producción nula de residuos.

Aplicación de los criterios básicos de sostenibilidad en los sistemas urbanos.Aplicar el concepto de sostenibilidad a las ciudades y pueblos donde vivimos es un ejercicio de creatividad, pues hasta hace poco eran muy escasas las ciudades que lo habían hecho.Es sólo a partir de la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, junio de 1992), donde se aprueba el voluminoso documento denominado Agenda 21, cuando muchas ciudades y pueblos inician el camino hacia la sostenibilidad. En realidad no hacían más que tomarse seriamente el Capítulo 28 de la Agenda 21.

La Agenda 21 fue uno de los documentos aprobados y adoptados por los representantes de los gobiernos de los estados-nación asistentes a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Río de Janeiro, junio de 1992), también llamada Cumbre de la Tierra. No es más que un plan de acción global con la finalidad de afrontar los retos más críticos que hoy en día se ciernen sobre la humanidad. La Agenda 21 es una guía que tiene que inspirar las políticas gubernamentales y privadas, además de las opciones individuales, a lo largo del siglo que se avecina...

El Capítulo 28 de la Agenda 21, titulado Iniciativas de las autoridades locales en apoyo a la Agenda 21, entre otras cosas, dice: Antes de terminar el año 1996, la mayor parte de las autoridades locales de cada país tienen que haber realizado un proceso consultivo con su ciudadanía y haber alcanzado un consenso sobre una Agenda 21 local para su comunidad y Cada autoridad local tiene que establecer un diálogo con su ciudadanía, con las organizaciones ciudadanas y con las empresas privadas y tiene que aprobar una Agenda 21 local.

Para hacer realidad estos acuerdos se reunió la Conferencia Europea sobre Ciudades y Pueblos Sostenibles, que fue convocada por el Departamento de Asuntos Ambientales y Urbanos de la ciudad de Aalborg (Dinamarca). Esta Conferencia, cuyo programa fue preparado por el ICLEI International Council for Local Environmental Initiatives, contó con la co-organización de otras entidades europeas.La Conferencia contó con la participación de más de 600 representantes de entidades locales de toda Europa, y en ella se aprobó la Carta de Pueblos y Ciudades Europeas hacia la Sostenibilidad. Esta carta, además de contener una declaración consensuada que lleva por título, Las ciudades europeas hacia un desarrollo sostenible, fue el inicio de una Campaña europea de pueblos y ciudades sostenibles. Representó también el inicio del proceso de compromiso de muchos pueblos y ciudades europeas en la Agenda 21 local, a través de Planes de Acción Locales hacia la sostenibilidad.

Actualmente han adoptado este proceso más de 250 ciudades europeas de unos 30 países.En Catalunya, en la campaña de las elecciones municipales de 1995 y a propuesta de Els Verds, una formación política (la coalición electoral IC-Els Verds) aceptó el reto de elaborar Agendas 21 locales y se comprometió a ponerlo en práctica a lo largo de la legislatura 1995-1999. Hoy ya existen algunos municipios en los que el Consell Plenari de su Ayuntamiento ha aprobado la Carta de Aalborg, a iniciativa de concejales de diversas formaciones políticas. Pero todavía hay muchos municipios catalanes que no la han adoptado.

Las 600 personas asistentes a la Conferencia de Aalborg se transformaron, dos años y medio más tarde, en más de 2.000, que se reunieron en Lisboa (octubre 1996) en el marco de la 2ª Conferencia Europea de Ciudades y Poblaciones Sostenibles. Allí se redactó y aprobó El Plan de Acción de Lisboa: de la Carta a la Acción.La Campaña Europea de Ciudades y Poblaciones Sostenibles que cuenta con el apoyo del Grupo de Expertos sobre Medio Ambiente Urbano de la Comisión Europea (Expert Group, 1966) se está desarrollando en algunos cientos de ciudades y poblaciones europeas. A través del compromiso de los gobiernos municipales y de consensuar la creación de fórums participativos de Sostenibilidad y/o de Medio Ambiente, muchas comunidades locales europeas han iniciado, con bastantes contradicciones, el camino de la sostenibilidad.

En Catalunya nació (julio 1977) la Xarxa de Ciutats i Pobles cap a la Sostenibilitat, que agrupa unos 150 municipios de nuestro país que trabajan para abrir la vía de la sostenibilidad a nivel local.

Los sistemas urbanos actuales: la sostenibilidad de las ciudades industrialistas. A finales de los setenta Barcelona fue pionera en el estudio de la ciudad como un ecosistema. Fruto de este trabajo pionero apareció una publicación (Parés et alt, 1985). Este trabajo se perdió en el olvido y sólo se hizo de él una recuperación actualizada con ocasión de la exposición Barcelona funciona: la ecología de una ciudad que se mostró a la ciudadanía en el Parc de la Ciutadella (octubre 1986-enero de 1987). Con ocasión de la exposición también se hizo una publicación de dicho trabajo (Rodríguez, 1987).Paralelamente, aparecía publicado en una revista ecologista un artículo titulado El municipi lliure i verd (Alternativa Verda, 1984) donde se hacía una crítica radical a los sistemas urbanos industrialistas y proponía la estrategia básica para que los asentamientos humanos iniciaran el camino hacia la sostenibilidad y describía las tecnologías que nos permitían hacerlo.

Cualquier interpretación que se haga de un análisis ecológico de los asentamientos urbanos industrialistas nos lleva irremisiblemente a la conclusión de que las ciudades industriales son insostenibles a nivel ecológico: importan agua expoliándola de otros usos humanos y no humanos; importan energía destruyendo parajes para hacer en ellos explotaciones de carbón, inundando valles fértiles para construir en ellos grandes embalses, hipotecando territorios enteros con petroquímicas y nucleares y contaminando grandes extensiones con lluvias ácidas y radioactividad; importan alimentos y vegetales y animales producidos en lugares lejanos donde se ha impuesto el monocultivo intensivo, basado en productos químicos, que envenena y agota la tierra y produce enfermedades en las personas; importan materias primas que no tienen ni producen, condenan grandes regiones del planeta a ser sus suministradores. Todo ello para producir cada vez más productos innecesarios que tienen una vida cada día más limitada, que pasan de moda rápidamente y que se tiran una vez utilizados. Además generan y exportan cantidades crecientes de residuos, desde aguas altamente contaminadas hasta basuras de todo tipo, pasando por gases de efecto invernadero y otros gases contaminantes (muchos de ellos tóxicos), que la naturaleza no puede reciclar, unas veces porque se generan a una velocidad superior a la del reciclaje natural y otras porque son materiales que la naturaleza no puede reciclar.

Las ciudades industrialistas siguen el modelo lineal: captación distante de recursos, utilización local de productos, generación local de residuos y de contaminación y su vertido a los sistemas naturales cercanos y/o lejanos de la ciudad. Un modelo que sólo se reproduce inyectando cantidades crecientes de energía no renovable y a un coste económico bastante elevado (incluso sin contar los costes ecológicos y sociales que lleva aparejados). El diseño de sistemas sostenibles y la medida del grado de sostenibilidad.

Ha habido diferentes proposiciones de cara al diseño de sistemas humanos sostenibles. El diseño ecológico y la permacultura son dos de ellas.El diseño ecológico constituye la propuesta de la pareja Nancy Jack Todd y John Todd y de Sim Van der Ryn. Los Todd, fundadores en 1969 de New Alchemy Institute (Cape Cod, Massachussets), son autores de diferentes obras (Todd, 1984, 1994).

El galardonado arquitecto californiano es autor de una obra clásica de sostenibilidad (Van der Ryn, 1986) y presidente del veterano Farallones Institute de Sausalito, institución de investigación líder en diseño ecológicamente sostenible.En una obra pionera, los Todd (1994) describen los preceptos del diseño biológico a partir de su experiencia en el New Alchemy Institute:

1)el mundo vivo es la matriz para cualquier tipo de diseño;
2) el diseño tiene que seguir las leyes de la vida y no oponerse a ellas;
3) la equidad biológica tiene que determinar el diseño;
4) el diseño tiene que reflejar las características de la biorregión;
5) los proyectos se tienen que basar en las fuentes renovables de energía;
6) el diseño tiene que ser sostenible mediante la integración de los sistemas vivos;
7) el diseño tiene que ser co-evolutivo con el mundo natural;
8) la edificación y el diseño tienen que ayudar a curar el planeta;
9) el diseño tiene que seguir la ecología sagrada.

En una preciosa obra (Van der Ryn, 1996), el fundador del Ecological Design Institute nos propone los 5 principios del diseño ecológico:

1) las soluciones crecen desde el lugar: el diseño ecológico empieza con el conocimiento íntimo de un lugar concreto, por lo tanto, es de pequeña escala y directo, responsable tanto ante la población local como las condiciones locales. Si somos sensibles a los lugares podremos habitarlos sin destruirlos;
2) la contabilidad ecológica informa el diseño: averigua los impactos ambientales de los diseños existentes y de los que propone. Utiliza esta información para determinar la posibilidad de diseño más adecuado ecológicamente;
3) diseñar con la naturaleza: trabajando con los procesos vivos se respetan las necesidades de todas las especies, a la vez que se cubren nuestras necesidades. Al comprometernos en procesos que regeneren en vez de agotar, nos convertimos en más activos;
4) cada cual es diseñador: escucha todas las voces en el proceso de diseño. Nadie es sólo participante o diseñador, cada cual es a la vez participante-diseñador. Honra el conocimiento especial que aporta cada persona. A medida que las personas trabajan juntas para curar los lugares donde viven, a la vez se curan ellas mismas;
5) hacer visible la naturaleza: los ambientes desnaturalizados ignoran nuestras necesidades y nuestro potencial de aprendizaje. Al hacer visibles los ciclos naturales y los procesos volvemos a dar vida al ambiente diseñado. El diseño efectivo ayuda a informarnos de nuestro lugar en el seno de la naturaleza.

Otra importante aportación para ir convirtiendo las ciudades en sostenibles es el diseño permacultural a partir de la permacultura. La palabra permacultura define un sistema de diseño que abandona la organización sectorial lineal de los sistemas en los que se basa la sociedad industrialista a fin de crear vínculos entre los diversos elementos necesarios para cada tarea específica. Esta nueva rama del conocimiento desarrollada a partir de los trabajos de Bill Mollison (1988) nos enseña que cada elemento cumple distintas funciones y cada función puede estar formada por diferentes elementos. De este modo cada elemento mejora la función de todo el resto de una forma similar a lo que sucede en los organismos más desarrollados. La permacultura es un sistema de diseño orientado a la creación de una agricultura productiva y diversificada y a la consecución de ciudades sostenibles: los dos factores son esenciales a la hora de posibilitar la estabilidad de la vida en el planeta. Se basa en la observación de la naturaleza y los sistemas tradicionales de cultivo y de construcción e integra las nuevas ideas en la configuración de sistemas y en el diseño ambiental.

Declan Kennedy (1995), arquitecto urbanista alemán y, especialista en permacultura sintetiza así su visión de ciudades sostenibles: una ciudad de diversidad, compresible, bajo una mínima cobertura del sol, una ciudad con distancias cortas, una ciudad eficiente energéticamente, libre de emisiones tóxicas, que valora y preserva el agua, una ciudad que controla los detalles, una ciudad con edificios ecológicos, una ciudad productora de alimentos, tranquila, en paz, responsable de sí misma y una ciudad de valores humanos.

En los últimos años ha habido grupos que han elaborado nuevos conceptos metodológicos para medir el grado de sostenibilidad de una sociedad: el concepto de espacio ambiental (Friends of the Earth Netherland, 1992), los conceptos de huella ecológica (Wackernagel & Rees, 1996), los indicadores de sostenibilidad (Sustainable Seattle, 1993); The New Economics Foundation-WWF.UK, 1994; Berrini, M. & A. Valentinelli, 1996; Habitat II, 1996; Suita, L.A. (1998); Fòrum Cívic Barcelona Sostenible, 1997).

¿Cómo empezar a andar por la vía de la sostenibilidad?

En todo el mundo hay grupos de personas que trabajan para responder a esta cuestión, tanto a nivel urbano como a nivel rural. Incluso se hacen conferencias internacionales y existen redes de intercambio de información y de experiencias.Naturalmente el reto más importante que tenemos las personas que habitamos en las urbes industrialistas es el de definir estrategias para iniciar de una vez para siempre el camino hacia la sostenibilidad. Y no sólo definir estrategias, sino lo que es más importante: construir acuerdos y coaliciones entre grupos organizados y ciudadanos preocupados por apiñarse en el camino de la sostenibilidad. Un proceso participativo en que todas las personas participantes aprenden mientras avanzan.Cada área urbana tiene que elaborar y desarrollar un Plan de Acción ecológicamente orientado, pero también económico, cultural y social que ofrezca una calidad de vida suficiente para todas las personas que residen en ella y que esté en armonía con su bioregión.

Avanzar hacia una ciudad sostenible incluye el enverdecimiento de las ciudades (plantar, hacer crecer, cultivar todo tipo de especies vegetales en la ciudad) pero no se limita a la revegetación. Incluye muchas más cosas, como por ejemplo la conversión a energías renovables; el desarrollo de transportes adecuados; el reciclaje y la reutilización a todos los niveles; más traspaso de poderes a los barrios; el apoyo a las empresas pequeñas y cooperativas con sentido de responsabilidad social; la restauración de los hábitats silvestres; una amplia participación en la planificación de la sostenibilidad; y la creación de nuevas expresiones artísticas y celebraciones cívicas.

Ya existen muchos grupos separados que trabajan en diferentes sectores en el camino de la sostenibilidad urbana, y que pueden ofrecer sus planteamientos como elementos de un programa global, un paraguas verde que impulse los inmensos cambios culturales e institucionales que se necesitan. Que estos cambios se hagan con una perspectiva u otra dependerá por un lado de la ciudadanía y de las ONG y del otro de la capacidad de liderazgo que las personas comprometidas y las ONG más clarividentes sean capaces de asumir y de proyectar en el proceso de cambio. Por descontado, el desarrollo de este proceso se puede facilitar o entorpecer desde las distintas administraciones, dependerá en este caso de la capacidad de presión y de diálogo entre las partes actuantes en el proceso que se avance más deprisa o con más lentitud por el camino de la sostenibilidad.

LA LUCHA CONTRA NOSOTROS MISMOS


Por George Monbiot

Quiero tomarme un momento para recordaros de dónde venimos. Durante los primeros tres millones de años de historia de la Humanidad, vivimos conforme a las circunstancias. Nuestras vidas se regían por las casualidades de la ecología. Vivíamos, como todos los animales, con temor al hambre, a los predadores, al clima y a las enfermedades. Después, durante unos miles de años, cuando hubimos comprendido los rudimentos de la agricultura y el almacenamiento de las cosechas, disfrutamos de una mayor seguridad alimentaria, y pronto destruimos a muchos de nuestros depredadores no-humanos. Pero nuestras vidas las regían espadas, hachas y lanzas. La lucha principal se hacía por la tierra. La necesitábamos no sólo para sembrar nuestras cosechas sino también para proveernos de fuentes de energía (pasto para nuestros caballos y bueyes, madera para nuestro fuego).


Entonces descubrimos los combustibles fósiles y todo cambió. Ya no estábamos constreñidos por la necesidad de vivir a merced de la energía ambiental; podíamos mantenernos mediante la luz del sol almacenada desde hacía 350 millones de años. Las nuevas fuentes de energía permitían a la economía crecer, lo suficiente como para absorber a algunas personas expulsadas por las antiguas disputas por la tierra. Los combustibles fósiles permitían expandirse tanto a la industria como a las ciudades, lo que permitía a los trabajadores organizarse y forzar a los déspotas a disminuir su abuso de poder.

Los combustibles fósiles nos ayudaron a librar guerras de un horror nunca conocido, pero también redujeron la necesidad de las guerras. Por primera vez en la historia de la Humanidad, incluso por primera vez en la historia de la vida, había un excedente de energía disponible. Podíamos sobrevivir sin tener que luchar contra nadie por la energía que necesitábamos. La productividad agraria aumentó de 10 a 20 veces. La productividad económica se multiplicó por 100.

La mayoría podíamos vivir como nunca nadie había vivido antes. Y todo lo que veis a vuestro alrededor es el resultado de aquello. Hemos podido juntarnos aquí de todos los rincones del país gracias a los combustibles fósiles. Los gobernantes no nos cobran comisión ni restringen nuestro consumo (o en cualquier caso todavía no) gracias a los combustibles fósiles. Nuestras libertades, nuestro bienestar, nuestra prosperidad se los debemos a los combustibles fósiles. La nuestra es la generación más afortunada de todas las que ha habido y habrá. Vivimos el breve intervalo histórico entre la violencia ecológica y la catástrofe ecológica.

No tengo que recordaros cuáles son las dos fuerzas que convergen en nuestras vidas. Nos enfrentamos a una escasez inminente de una fuente de energía difícil de reemplazar: los combustibles fósiles líquidos. Y nos enfrentamos con las consecuencias medioambientales del consumo de combustibles fósiles que ha hecho posible que lleguemos a donde estamos. La estructura, la complejidad, la diversidad de nuestras vidas, todo lo que conocemos, todo lo que dimos por sentado, todo lo que parecía sólido e innegociable, de pronto parece contingente. Todo esto es como una enorme pila tambaleante que se balancea sobre una pelota a punto de comenzar a rodar montaña abajo.

Escucho a la gente hablar de la reducción que les gustaría ver en las emisiones de carbono. A mí no me interesa lo que a la gente le gustaría ver. Me interesa lo que dice la ciencia. Y la ciencia habla claro. No necesitamos un 20% de reducción para 2020, ni un 60% para 2050, sino un 90% para 2030. Sólo de esa forma conseguiríamos mantener la concentración de carbono en la atmósfera por debajo de 430 unidades por millón, lo que significa que sólo así evitaríamos algunas de las temidas consecuencias. Si dejamos que supere ese índice no hay nada que hacer. La biosfera es la fuente primaria de carbono. Se nos escapa de las manos.

La idea de que podemos conseguirlo reemplazando los combustibles fósiles por energías renovables es una fantasía. Es verdad que tenemos fuentes de energía sin explotar en el viento, las olas, las mareas y la luz del sol, pero ni están lo suficientemente concentradas ni son lo suficientemente consistentes como para que podamos utilizarlas y seguir como antes. Una reducción como esa requiere una gran restricción en nuestro uso de energía. Se dispone de algunas tecnologías, pero seguramente no nos lleven muy lejos. Si se quiere reducir las emisiones de carbono en un 10%, el uso de la energía deberá restringirse en un 50%. El único método para conseguirlo es un racionamiento nacional acompañado de una disminución y convergencia mundiales.

Nosotros nos encontramos en una posición extraordinaria. Se trata del primer movimiento político de masas para pedir menos, no más. Somos los primeros en tomar las calles pidiendo austeridad. Los primeros en pedir que nuestro lujo, nuestra comodidad, se reduzcan. Estos son los mayores retos políticos que ningún movimiento ha afrontado. Pero estamos alcanzándolos. Los estamos alcanzando. Pero no dejéis que nadie os diga que será fácil. Si sólo se tratara de poner verde a George Bush, ya lo habríamos conseguido. Pero no sólo tenemos que luchar contra él, ni contra nuestro propio Gobierno, ni entre nosotros; también tenemos que luchar contra nosotros mismos.

La lucha contra el cambio climático es la lucha contra mucho de lo que hemos llegado a ser. Es una lucha contra algunos de nuestros impulsos más básicos. No podemos pedir a los demás que dejen de volar si nosotros seguimos volando. No podemos pedir al Gobierno que nos fuerce a cambiar si no estamos preparados para el cambio.

La batalla más importante de nuestras vidas se librará no sólo ahí afuera, sino también en nuestro interior.

ZNet en español enero 2006
Título original: Struggle Against Ourselves
Traducido por Genoveva Santiago
y revisado por Felisa Sastre

POR QUÉ LA NATURALEZA ES NECESARIA


Escribo esto porque algunas personas dicen que no se puede tener naturaleza: el presidente Lula de Brasil, muchos otros funcionarios de muchos países, ingenieros, etc... Dicen eso porque no saben que es necesario para todos tenerla. En esta nota trato de explicar por qué, del modo mas breve y directo posible. No para convencer, sino para educar.

La naturaleza es lo que hace que el aire sea apropiado para respirar.

Es lo que hace que los ríos tengan agua.

Es lo que hace y renueva la tierra donde crecen todas las plantas que usamos, las que comemos y las que comen los animales que comemos: vaca, gallina, cerdo...

Es lo que hace que los que pescan pesquen algo.

Es de la naturaleza que se saca TODO lo que usamos: minerales, plantas, animales, los llamados "recursos naturales".

Por esas razones y muchas mas el presidente de Alemania, en 1988, Richard von Weizsacker, dijo: "Únicamente si aprendemos a ver el valor de la naturaleza en si misma, la naturaleza permitirá que los humanos estemos mucho tiempo más. Debemos aprender a querer y cuidar la naturaleza, si queremos impedir destruirnos a nosotros mismos. Nuestra acción más importante es cuidar la naturaleza".

Esta sabiduría debería tenerse siempre en cuenta en temas de educación, uso del suelo, colonización, urbanización, desmonte, agricultura, ganadería, subsidios, créditos, parques, arbolado, forestación, diseño y construcción de edificios, rutas, trenes, obras hidroeléctricas, parques industriales, clubes de campo, minería, pesca comercial, volcado de residuos, introducción de especies, y muchos otros.

Pero muy pocos se dan cuenta de esto. ¿Cómo hacer que entre en la cultura general y se exprese en acciones? Una manera es teniendo naturaleza en la experiencia diaria; esto hace posible conocer, apreciar y entender la naturaleza (no se puede querer lo que no se conoce), acostumbrarse a vivir con plantas y animales silvestres, aprender a quererlos con afecto.

Por todas estas razones es necesario que todas las personas tengan naturaleza en la vida diaria.Y eso no es todo:

La mayoría de la gente siente en la naturaleza misterio, majestad, encanto, aunque sean personas prácticas y materialistas. No es únicamente valores estéticos, deportivos y relacionados con la salud y los recursos naturales percibidos en la naturaleza, todos muy valiosos, sino una experiencia espiritual imprescindible para todo ser humano para tener salud física y mental y felicidad. Y las plantas y los animales son en primer lugar seres que comparten este mundo con nosotros; junto con el agua, el aire, la tierra y las rocas forman este mundo en que vivimos, y están siendo destruidos.

Lo que propongo ya se hace en muchos lugares, es necesario, atrayente, hermoso, da resultados muy buenos, y es posible. Hay que encontrar soluciones que sirvan para cada caso, no objeciones. Decir "es imposible" no cuesta nada, pero no sirve para nada.

Cuando algo es necesario, no se puede decir "es imposible", hay que encontrar la manera de hacerlo posible. No hacerlo es irresponsabilidad, ignorancia, falta de imaginación y de voluntad para resolver problemas.

La naturaleza es más necesaria que:

todos los deportes, el automóvil, el petróleo, el dinero, las computadoras, la televisión, la radio, el teatro, el cine, la lotería, el truco y todos los juegos de salón, los cigarrillos, los caramelos, las bebidas gaseosas, los blue-jeans, ... y tantas otras cosas que nos ocupan y nos absorben.

Ricardo Barbetti, investigador, asesor y educador en cuidado del ambiente

ECOVISION (Nuevo Libro)

INTRODUCCION

El libro ECOVISION es el resultado de 30 años de recopilación de material gráfico y escrito del movimiento ecologista planetario, y es una selección de lo publicado en la primera serie de la revista ECOVISION, la que circuló en pequeña escala desde el año 1986 hasta 2005, revista que espera publicarse en forma más pública y masiva en el futuro.

El objetivo principal de la publicación de este libro es dar a conocer más masivamente en Chile y Latinoamérica los peligros y las oportunidades a los que se enfrentan nuestras sociedades y nuestro Planeta, para lo que se presenta la exposición que de ello hacen destacados Visionarios y Pioneros del Movimiento Ecologista o Verde Planetario, los que han desarrollado, desde la década del 60, propuestas complementarias que permitirían solucionar de raíz los problemas que afectan a la especie humana y a la vida en general en nuestro Planeta, y que el editor considera obviamente relevantes para los aconteceres de nuestros países en la actualidad.

El libro y la revista ECOVISION se han estructurado en forma multi-temática, teniendo como idea unificante a la Ecología (entendida en un sentido amplio; esto es, considerando que las actividades y problemas de la Humanidad son una parte integrante de la Ecología, y que la Humanidad y la Naturaleza no pueden separarse, conformando ambas, según se expondrá, un todo interdependiente e indisociable).

De este modo, los capítulos del libro ECOVISION y los números de la revista contienen textos e ilustraciones considerados clásicos del Movimiento Ecologista Planetario más algunas cosas recientes, y tienen por títulos aspectos de la existencia humana que afectan al entorno natural y social, y que conforman también un todo indivisible.

Pueden verse estos títulos en los índices al comienzo y al final de este libro.

Los diversos textos e ilustraciones que componen la colección de la revista ECOVISION y este libro pretenden ser una invitación a la reflexión, queriendo inspirar y alimentar la ECOACCION masiva imprescindible que nos permita rectificar el rumbo destructor y suicida que lleva actualmente la Humanidad; y redirigir nuestro accionar personal y colectivo a armonizarnos con nuestros semejantes y con la Naturaleza, contribuyendo desde nuestro hogar, comunidad, región y país a la absolutamente necesaria, posible y fascinante ecologización de nuestros países y Planeta, para la creación del potencial Nuevo Paraíso aquí sobre la Tierra.

¡Entre tod@s es posible!

Pedro di Girólamo
(Santiago de Chile - Enero 2006)

@

Todavía estás a tiempo de soñar,
todavía estás a tiempo de cambiar,
todavía estás a tiempo de crear,
de crecer y de buscar.
Todavía estás a tiempo de seguir un ideal,
todavía estás a tiempo
de emprender un nuevo camino,
de sembrar y cosechar.
Todavía estás a tiempo de dar,
todavía estás a tiempo de madurar,
todavía estás a tiempo de perdonar,
de probar y de amar.
Todavía estás a tiempo de hacer realidad
alguno de tus más apreciados sueños.
Toda la fuerza para que esto suceda
está en tu interior.

marzo 25, 2006

ECOLOGIA SOCIAL, UTOPIA DEL FIN DE SIGLO


Murray Bookchin

VISION LIBERTARIA DE HUMANIDAD Y NATURALEZA
por Diana Cariboni

Nacida en la tierra del despilfarro y el imperialismo, la ecología social realiza una crítica radical al ambientalismo, se nutre de la dialéctica de Hegel y las tradiciones anarquistas, entre otras, y encuentra en la existencia misma de la sociedad capitalista, asentada en los principios de la dominación y la jerarquía, la causa de la doble crisis social y ecológica que vive el planeta.

"Por muy crucial que pueda parecer el deterioro de las instituciones y los valores, los problemas que aquejan a la sociedad actual no se agotan de ningún modo en dicha decadencia. Entremezclada con la crisis social yace una crisis que ha surgido directamente de la explotación que el hombre hace del planeta".

Lo anterior pertenece al libro "Ecología de la Libertad", cuyo autor, el estadounidense Murray Bookchin, sentó las bases para lo que él definió como una disciplina específica para nuestra época: la ecología social.

Dan Chodorkoff, compañero de Bookchin y fundador y director del Institute for Social Ecology de Vermont, Estados Unidos, estuvo en Montevideo durante el mes de febrero. Chodorkoff es doctor en antropología e inició su militancia muy joven en diversos movimientos ecologistas e izquierdistas durante los años 60. El motivo de su viaje fue brindar un curso en el Instituto Latinoamericano de Ecología Social, ILES, donde expuso los fundamentos de este marco teórico.

La ecología social no es una ciencia, sino una forma de análisis filosófico y crítico de las relaciones entre los seres humanos y de éstos con el mundo natural al que pertenecen. Dicho estudio se efectúa a través de un abordaje interdisciplinario, aprovechando los aportes de la filosofía, la historia, la antropología, la biología y la ecología.

Procurando contextualizar los problemas contemporáneos, la investigación de la ecología social está orientada a la práctica.

Ecología y ambientalismo

La crisis ecológica es ante todo una crisis social. Por eso los ecólogos sociales no admiten que se los confunda con el extendido "ambientalismo". Para Bookchin, el ambientalismo constituye "una perspectiva mecanicista e instrumental que ve a la naturaleza como un hábitat pasivo, compuesto de 'objetos' como animales, plantas y minerales, que deben administrarse del modo más aprovechable para el uso humano".

Para la ecología social, el ambientalismo no cuestiona la premisa básica de la sociedad actual: los seres humanos dominan y deben seguir dominando la naturaleza. Apenas plantea la necesidad de desarrollar nuevas técnicas para minimizar los peligros de la explotación indiscriminada del medio ambiente.

Puesto que la naturaleza incluye a los seres humanos, la ecología social considera que la ciencia debe examinar el papel que la humanidad juega en el mundo natural. Para esto no puede evadirse del análisis de "la forma, la estructura y el contenido de las relaciones humanas con el mundo natural".

Dominación de la naturaleza

A partir de los aportes de la biología y la ecología, los ecólogos sociales rescatan la perspectiva ecológica como "proceso liberador por sus desafiantes propuestas ante las nociones convencionales de jerarquía".

La dinámica natural no tiene leyes inmutables, sino tendencias y principios. Las supuestas "leyes naturales" constituyeron un concepto destructivo en el que se basó la biología social de Huxley y Spencer y el darwinismo social que justificó procesos como el colonialismo y el imperialismo.

Tendencias de la dinámica natural

De acuerdo a la ecología, los ecosistemas son una trama alimentaria o "nexo circular de relaciones planta-animal, más que una pirámide estratificada con el ser humano en la cima". En este sistema cada especie integra "una red de enlace interdependiente de todo el resto".

No existe la jerarquía en la naturaleza. Todas las representaciones tradicionales -la humilde hormiga, el rey león- no son más que proyecciones de las jerarquías sociales.

Desde el punto de vista antropológico, la jerarquía es poder y control institucionalizado. La ecología social niega a la jerarquía como principio estabilizador u ordenador del mundo natural y social.

La unidad en la diversidad es otro principio natural que asegura la estabilidad. En efecto, cuanto mayor es la biodiversidad más estable es un ecosistema. Cuantas menos especies se interrelacionan entre sí, crece la inestabilidad y el ecosistema es más vulnerable.

En las sociedades humanas la globalización y la imposición de un supuesto modelo cultural están provocando la pérdida o marginación de muchas culturas, hecho que va de la mano con la degradación ambiental.

Existe en el mundo natural otros principios que son factores del proceso evolutivo: la competencia y la predación. Pero estas tendencias fueron sobrevaloradas por la visión tradicional, reduciendo la importancia de principios como el mutualismo simbiótico.

La tendencia a la homeostasis, es decir la búsqueda permanente de la estabilidad como un balance dinámico, que permite una permanente adaptación a los cambios, es otro principio esencial de la naturaleza.

Naturaleza y naturaleza humana

La ecología social busca en las tendencias naturales los principios ordenadores de las relaciones humanas. Según los ecólogos sociales, la historia humana es en su origen tanto historia natural como social. Bookchin afirma que "la humanidad es la naturaleza hecha conciencia de sí misma". Es así que la primera naturaleza (todo lo no humano) se proyecta sobre la segunda naturaleza (lo humano y social).

Comunidad, dimensión humana

En una búsqueda por el pasado humano la ecología social redimensiona los valores del ámbito comunitario que habilita relaciones horizontales, cara a cara, elementos fundamentales para una dinámica de participación y democracia directa.

Además de desterrar la jerarquía y la dominación, los ecólogos sociales proponen la acción cotidiana en la comunidad como forma de restauración de las relaciones armónicas de las personas entre sí y con su entorno.

Ya que el capitalismo obliga a la movilidad, el desarraigo y la masificación, destruyendo las economías locales y las particularidades culturales, las comunidades orgánicas o integradas serán ámbitos de recreación y afirmación de la identidad propia, profundizando los lazos de pertenencia personales y la propia cultura, en un sentido amplio.

La tradición utópica

Luego de estudiar el continium histórico del pensamiento utópico desde los gnósticos hasta la actualidad, la ecología social rescata la necesidad humana de este pensamiento, particularmente en los períodos de crisis."

Rara vez ha sido tan importante dirigir la imaginación hacia la creación de nuevas alternativas radicales para todos y cada uno de los aspectos de la vida cotidiana. Hoy, cuando la imaginación misma se está atrofiando o está siendo absorbida por los medios masivos de comunicación, la concretitud del pensamiento utopista bien puede ser su mejor tónico rejuvenecedor. El diálogo utopista, en toda su entidad, debe poblar las abstracciones de la teoría social". La utopía no es un modelo concreto de sociedad, sino un conjunto de principios.

La comunidad, por razones biológicas y culturales, aparece como la entidad por excelencia de este diálogo utópico. "Los rudimentos de una sociedad ecológica probablemente estarán estructurados en torno a la comuna creada libremente, de dimensión humana e íntima en sus relaciones conscientemente cultivadas".

La comunidad compondrá en una escala mayor una comuna integrada por muchas comunidades. Estas comunas se vincularán confederalmente a través de ecosistemas, biorregiones y biomas.

Las formas de organización económica y social surgen más bien de la crítica al actual modelo que a otro completamente acabado. La ecología social cree en la necesidad de aprovechar los verdaderos logros de la ciencia y la tecnología, pero tiende a formas de producción más artesanales, donde los objetos producidos se conviertan en legados del pasado al futuro que pueden pasar de generación en generación, y no bienes desechables "rápidamente sacrificados a los dioses de la obsolescencia".

Desarrollo ecológico

Como contrapartida al concepto de desarrollo capitalista y predatorio que se rige del principio "cuanto más grande mejor" así como de los meros intentos por controlarlo bajo la forma de "sustentable", la ecología social propone un desarrollo holístico, comprometido con la vida comunitaria en sus aspectos culturales, de relaciones personales, así como en su economía y sensibilidad propias. Además este concepto de desarrollo debe considerar el impacto ambiental sobre la primera naturaleza, fuente de todo desarrollo.

Por otra parte, el desarrollo debe estar enfocado a la reproducción a través de la educación, el reciclaje de recursos, el mutuo cuidado, las técnicas regenerativas de producción de alimentos y las fuentes no contaminantes de energía.

Municipalismo libertario

Así se denomina la expresión política de la ecología social. Ya que la política es una práctica degradada a la manipulación masiva y la propaganda y su objetivo es el alcance del poder, el municipalismo libertario busca redefinir la acción política rescatando la tradición de participación local.

La política vuelve entonces a una idea de autogestión, con formas que permitan a las personas participar en las decisiones que los afectan. Para esto se requiere la creación de la "esfera pública", es decir la comunidad, superando la alienación y el "desempoderamiento".

En el municipio, por ejemplo, es posible la descentralización y la escala humana, que suplanten paulatinamente los gobiernos centralizados de las grandes ciudades.No importa que estas experiencias al principio sean aisladas y en algunos casos fracasen. Lo valioso de la tarea inicial es su facultad educativa. Es necesario recuperar la práctica y la experiencia participativa de las personas y las comunidades.

Ya que el municipalismo libertario, que se asienta en la tradición anarquista, es el enfoque político del activismo ecológico, la estrategia de dirigir la lucha en movimientos reivindicativos y monotemáticos, como los reclamos del feminismo, las minorías discriminadas, etcétera, supone un esfuerzo cuya energía se agota en sí mismo, sin alcanzar nunca a las verdaderas causas de estos problemas.

Por eso la ecología social plantea superar los reclamos de los grupos y sectores hacia una visión de cambio estructural, sin abandonar los reclamos y las protestas puntuales.El segundo aspecto de la práctica política es la acción reconstructiva, que sumada a la protesta y a la acción directa a nivel local son las tres direcciones en las que se despliega el municipalismo libertario.



EN VERMONT

El Institute for Social Ecology (ISE) se encuentra en Vermont, Estados Unidos. Fue fundado por Murray Bookchin y Dan Chodorkoff y desarrolla tres vertientes de acción que propone la ecología social: investigación teórica, reconstrucción y activismo político. Apoyándose en la Educación Popular del brasileño Paulo Freire, el ISE cumple una tarea de educación formal y académica, que se combina con la investigación y el análisis. Por otra parte, despliega un esfuerzo en la educación extendida trabajando con comunidades en la difusión teórica de la ecología social y en técnicas reconstructivas: agricultura ecológica, reciclaje, uso de energías no contaminantes, etcétera. El instituto se propone actuar en tres frentes: el frente urbano, en acción con comunidades, barrios y vecinos. El indígena -han trabajado con varios grupos como los Mohak- y el académico, procurando crear una "intelligentsia".
En su acción internacional, el instituto pertenece a la Red Internacional de Ecología Social, que cuenta con grupos en Alemania, Gran Bretaña, Noruega, Suecia y Uruguay, así como adherentes en México y Grecia.Otro aspecto es la edición de libros y revistas, como la publicación "Sociedad y Natura", ("Democracia y Natura" es su nuevo nombre).Por otra parte, el ISE colabora y ha influenciado a algunos de los movimientos sociales más trascendentes como el movimiento antinuclear -fueron fundadores del Green Movement-, el ecofeminismo, el anti-racismo ambiental y el movimiento de tecnologías apropiadas. (D.C.)

REVISTA DEL SUR - Nº 54 - Marzo 1996

BIOTECNOLOGIA - Por Brian Tokar


Durante muchos años, el debate público sobre la biotecnología y la ingeniería genética era dominio sobre todo de científicos, ex-científicos y anti-científicos. Hoy, esto es cosa del pasado, pues los productos de la biotecnología han empezado a transformar la naturaleza de nuestra comida, nuestras medicinas y la relación del capitalismo global con el mundo natural (ver Z Julio/Agosto 89, Febrero 92). Pero mientras los defensores del medio ambiente, grupos de consumidores y otros se esfuerzan por entender los complejos temas relacionados con la biotecnología, una nueva generación de científicos-activistas propone una crítica mucho más severa de esta tecnología especialmente ambiciosa e imperialista.

El debate sobre la Hormona de Crecimiento Bovino (BGH) para las vacas lecheras, creada genéticamente, se ha extendido desde los estados productores clave a los centros urbanos de todo EE.UU. Los tomates modificados para durar tres semanas en las estanterías de los supermercados están siendo probados en todo el país, y variedades genéticamente alteradas de calabazas, patatas, soja, algodón y aceite de 'canola' están abriéndose camino a través de la tríada de aprobación de la USDA, FDA y EPA (Departamento de Agricultura, Agencia de Alimentos y Medicamentos, Agencia de Protección del Medio Ambiente, respectivamente). Las empresas de biotecnología prometen curas seguras para la anemia, la fibrosis cística y posiblemente el cáncer - siempre que los pacientes estén preparados para pagar más de 1000 dólares por dosis - y los recientes movimientos en la internacional Iniciativa por el Genoma Humano avanzan la promesa de tests de diagnóstico (cuando no ‘curas’) para un amplio abanico de enfermedades genéticas. Manipulaciones hasta ahora inconcebibles de la composición genética de las bacterias, plantas, animales y personas se nos presentan como un hecho a la vuelta de la esquina.

Para los defensores del medio ambiente, luchadores por la seguridad en los alimentos, médicos éticos y otros preocupados por las consecuencias de las nuevas tecnologías genéticas, estos acontecimientos plantean un serio dilema. Nunca hasta ahora los resultados de nuevos descubrimientos científicos han sido promovidos tan espectacularmente ni sacados al mercado tan rápidamente. Nunca hasta ahora el curso de la investigación científica básica ha sido tan completa y ofuscadamente dirigido por consideraciones comerciales. Cada nuevo producto contiene profundas implicaciones para la integridad de los ecosistemas naturales, la cría humana de los animales domésticos, la seguridad y calidad de los suministros de alimentos, la virulencia de las plagas de insectos y plantas comunes, la supervivencia de las granjas pequeñas, la naturaleza de la medicina y la ética de la experimentación genética misma. Pero al estar desarrollándose y probándose cientos de productos agrícolas y medicamentos nuevos sólo en los EE.UU., es difícil imaginar cómo los activistas o los legisladores (si tuvieran esa inclinación) pueden responder individualmente a cada nuevo producto y a cada nuevo descubrimiento.

En los primeros años de la llamada ‘revolución genética’, fueron los científicos los que pulsaron la alarma en primer lugar. En 1975, poco después de que investigadores de la universidad de Stanford consiguieran transferir un gen de resistencia antibiótica de una especie de bacteria a otra, algunos biólogos moleculares realizaron un llamamiento para establecer una reglamentación federal para detener experimentos potencialmente peligrosos. Contrariamente a lo que esperaban, surgió una amplia oposición en ciudades como Cambridge y Palo Alto, donde debían construirse los laboratorios controlados para la experimentación genética. Se establecieron unas normas por parte del Instituto Nacional de la Salud (NIH) y, a pesar de un registro substancial de abusos y escándalos menores, éstas se fueron debilitando en los años siguientes. La partición de genes pronto se convirtió en la tecnología de moda en un círculo cada vez más amplio de especialidades de investigación. Hacia mediados de los 80, la oposición entre los científicos a la creciente comercialización de la investigación genética se había evaporado prácticamente.

El verano pasado, una nueva generación de científicos escépticos se reunió, esta vez en Malasia, bajo los auspicios de la internacionalmente renombrada Third World Network (Red del tercer mundo). Especialistas de diversas áreas, desde genética molecular a ecología vegetal, biofísica y medicina prepararon una nueva declaración, "La necesidad de una mayor reglamentación y control de la ingeniería genética", que debería ayudar a elevar substancialmente el nivel del debate en curso sobre la biotecnología. Este abril pasado, muchos de estos científicos se reunieron en Nueva York para informar a los delegados de la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible de la ONU de sus descubrimientos y presionar en favor de un protocolo internacional en bioseguridad que se añadiría a la Convención por la Biodiversidad adoptada en la cumbre medioambiental de la ONU en 1992.

El papel de la Red del Tercer Mundo en este debate es especialmente notable. Para muchos activistas del tercer mundo, las nuevas tecnologías genéticas representan una profunda amenaza a sus ecosistemas nativos y a las vidas de los agricultores tradicionales. Las empresas farmacéuticas y químicas del Norte han estado ‘extrayendo’ activamente plantas medicinales exóticas, parientes de las hortalizas y legumbres habituales altamente resistentes, y otros tesoros, de los ecosistemas tropicales y sus comunidades indígenas. Bajo el paraguas de las protecciones de las disposiciones sobre derechos de propiedad intelectual en los nuevos acuerdos del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles aduaneros y Comercio), las empresas pueden patentar sus ‘descubrimientos’ y convertirlos en productos propietarios para la venta comercial en todo el mundo.

Mientras tanto, las agencias de desarrollo internacional han estado promoviendo activamente la idea de una segunda ‘revolución verde’ basada en la biotecnología. Mucha gente en el llamado ‘mundo en vías de desarrollo’ cree que esto daría un golpe aún más decisivo a la agricultura autosuficiente tradicional que la ‘revolución verde’ original de los 70, basada en variedades híbridas especializadas de los cultivos de grano comunes, altamente dependientes de caros productos químicos. Los granjeros de la India se organizaron contra la creciente comercialización de la agricultura y consiguieron atención mundial (excepto en los EE.UU) en octubre de 1993 cuando 500.000 granjeros se reunieron en Bangalore para protestar contra el control empresarial y las patentes de semillas. Mientras los activistas en los EE.UU. se oponen a productos individuales de la biotecnología, a nivel fragmentario, los activistas en el tercer mundo (y muchos en Europa también) expresan la necesidad de una crítica más básica y una oposición más decidida a la ingeniería genética y a los mitos de la ‘propiedad intelectual’.

Los límites de la política alimentaria de siempre

Desde que la FDA aprobara la Hormona de Crecimiento Bovino (BGH), creada genéticamente, para su uso comercial a finales de 1993, los activistas han estado divididos acerca de cómo mantener a la leche libre de este producto innecesario y perjudicial. El caso contra la BGH es cada vez más claro: numerosos estudios han confirmado los brotes de mastitis (infecciones en las ubres) y los altos recuentos de células somáticas en la leche (provenientes de células de pus dispersas, lo cual lleva a un deterioro más rápido), después de que se les inyectara BGH sintético a las vacas. Las infecciones son persistentes y frecuentemente requieren dosis inusualmente altas de antibióticos no estándar. El uso de la BGH está ya disminuyendo en los estados del oeste, debido a "excesivos problemas en pies y piernas, incremento de abortos, problemas de nacimiento y de crianza, y mayores niveles de desechos", según la revista del ramo, Dairy Profit Weekly. Las vacas inyectadas con BGH claramente están agotando sus reservas metabólicas para mantener niveles artificialmente elevados de producción de leche, y los consumidores tienen buenas razones para preocuparse por los residuos antibióticos, el deterioro más rápido, los niveles alterados de grasas, calcio y proteínas, y diversos efectos laterales por la elevación de los niveles de un factor de crecimiento (IGF-1), relacionado con la BGH, que comparten vacas y personas.

Dado que los precios de la leche para los granjeros van constantemente a la baja (sin ninguna baja correspondiente en los precios al público), está claro que sólo las industrias biotecnológicas, químicas y farmacéuticas se están beneficiando del uso del BGH. Sin embargo, la multinacional Monsanto está echando toda la carne en el asador para hacer de la leche-BGH el estándar de la industria. Venden la BGH directamente a los granjeros, pagan las facturas de los veterinarios, ofrecen recogida gratis de las jeringuillas y grandes descuentos por incremento de volumen, y amenazan con poner un pleito a las compañías que etiqueten sus productos como libres de la hormona sintética. Para la gente que quiere comprar leche no adulterada está siendo cada vez más difícil determinar con certeza qué empresas lecheras realmente prohiben a sus granjeros usar la hormona. La causa: Monsanto y el resto de la industria agroquímica ha decidido que la biotecnología es el futuro y que la BGH será su entrada en el mercado, tanto si la gente lo acepta de buen grado como si no.

Como informaba el New York Times en sus páginas de economía en marzo, "el consenso es que si un gigante con bolsillos anchos como Monsanto no puede sacarlo adelante, Wall Street se abstendrá de invertir en biotecnología para la industria de la alimentación en los próximos años". Básicamente, el valor de las acciones de biotecnología ha caído a la mitad desde 1992 y la tasa de éxito de los nuevos medicamentos - el producto con más éxito de estas industrias hasta hace poco - ha caído precipitadamente. Estudios recientes muestran que los medicamentos biotecnológicos pasan los tests clínicos y otras pruebas de seguridad y eficacia aproximadamente al mismo nivel que los medicamentos descubiertos con métodos más convencionales, confirmando la visión de que los aclamados ‘éxitos’ de la biotecnología surgen en gran medida del éxito de la industria en echar a otras tecnologías fuera de la agenda de investigación.

Los primeros esfuerzos para aumentar la conciencia pública sobre los peligros de la BGH se centraron especialmente en los medios de comunicación y en la legislación. La Campaña por una Comida Pura, con sede en Washington, D.C. (ahora en Minnesota), coordinó manifestaciones en las ciudades más importantes de todo el país en respuesta a la aprobación por la FDA de la BGH, incluyendo numerosos volcados públicos de leche, con gran visibilidad. El seguimiento por parte de los medios fue impresionante en los primeros meses de uso de la BGH y el tono del seguimiento fue con frecuencia inusualmente favorable. La legislatura de Vermont aprobó la primera ley de etiquetado obligatorio para los productos lecheros afectados por la BGH en marzo del 94 y Maine, Wisconsin y Minnesota siguieron sus pasos con versiones considerablemente más suaves. Más de 100 distritos escolares desde Chicago a Los Angeles aprobaron resoluciones contra los productos BGH en sus cafeterías y se iniciaron procesos contra la FDA por conflictos flagrantes de intereses entre el personal responsable de la aprobación de la BGH.

A pesar de que todas estas acciones sin duda han teñido la reputación de la BGH y han afectado a la venta de productos lácteos en todo el país, la industria lechera en bloque ha apoyado sin fisuras la promoción testaruda de Monsanto de su nuevo producto estrella. Más de un año después de aprobar la ley de etiquetado de Vermont, aún no ha sido puesta en marcha. Diez meses discutiendo las reglas, un gobernador intentando estar a bien con las dos partes, intentos legislativos persistentes de suavizar la ley y, finalmente, una denuncia por las principales asociaciones comerciales (Asociación Internacional de Productores Lácteos, comerciantes, empresas de alimentación, etc.) han convertido al etiquetado de la BGH en una pelota política que pocos en el Congreso quieren coger. ¿Por qué se opone vehementemente la industria al etiquetado? Porque innumerables sondeos en Vermont y en todo el país muestran que la mayoría de la gente no quiere consumir productos lácteos provenientes de vacas tratadas con BGH.

En vez de pasar a la ofensiva contra este intento flagrante de prevenir el etiquetado de la BGH, los abogados y consultores de los lobbies de granjeros y grupos de consumidores en Vermont, buscaron el compromiso. Sin confianza en que la denuncia de la industria pudiera ser batida en los tribunales, silenciosamente apoyaron los planes para modificar las reglas de etiquetado y hacerlas menos costosas para las corporaciones. Unos pocos activistas tomaron la iniciativa de acudir a las autoridades escolares locales y ganaron resoluciones contra la BGH a nivel local. Mientras tanto, Food & Water, una organización nacional por la seguridad en la alimentación con base en Vermont, optó por una campaña más concentrada en apuntar a empresas concretas por promover el uso de la BGH.

El plan era centrarse en Land O’Lakes, uno de los productores lácteos más grandes de los EE.UU y una de las empresas que más visiblemente han apoyado el uso de la BGH. Food & Water había ganado una pequeña concesión de Land O’Lakes en una campaña previa, cuando la compañía empezó a vender una marca de leche de calidad en el Medio Oeste, libre de la hormona. Días antes de que empezara la campaña contra Land O’Lakes en Vermont, Food & Water obtuvo un memo interno del más conocido productor de quesos de Vermont discutiendo planes para acabar con su propia prohibición sobre la BGH. Después de cientos de llamadas de clientes enfadados y más de un millón de dólares perdidos en ventas, la Cabot Creamery primero defendió su nueva política y luego se echó atrás. El resultado final aún no está claro. Los organizadores esperan que las lecciones de las campañas contra Cabot y Land O’Lakes puedan ser de utilidad contra las marcas nacionales más grandes que se han atrincherado detrás de Monsanto. Campañas concentradas de consumidores como la de Food & Water pueden tener éxito donde la política legislativa convencional ha fracasado (una proposición de ley federal de etiquetado de BGH, propuesta por el congresista independiente de Vermont, Bernie Sanders, no se cree que tenga muchas posibilidades de llegar al Congreso. A pesar de ello, varias organizaciones nacionales han hecho de esta propuesta el centro de su estrategia contra la BGH).

Está por ver si estos esfuerzos, combinados con la creciente resistencia a la BGH por parte de los granjeros, tendrá éxito en detener el uso de este producto de la ingeniería genética en los EE.UU. Está aún menos claro si se conseguirá el mismo nivel de movilización este año contra los tomates y calabazas alterados, y el año que viene contra las patatas y el algodón resistente a los herbicidas y luego contra el ‘Mundo feliz’ de los productos alimenticios creados genéticamente. Sería necesaria una cooperación entre los activistas sin precedentes, una difícil posibilidad en estos tiempos de cautela immobilizadora y competición creciente por los escasos fondos entre las organizaciones mayoritarias. En Europa, donde la oposición a la ingeniería genética es más amplia y se expresa a un nivel más fundamentalmente ético, los ministros de agricultura del continente han aceptado extender la moratoria sobre la BGH de la Unión Europea al año 2000. En Alemania, donde la fea cara de la eugenesia está aún muy presente en la conciencia pública, los activistas han organizado grandes campamentos en las parcelas experimentales donde se están probando cultivos alterados, patrullando así las cosechas a la vista del gran público.

Oposición científica

Mientras la gente en los EE.UU. está luchando batallas importantes, pero con frecuencia de forma individual, contra los peligros de productos específicos de la biotecnología, los activistas internacionales se han unido a los científicos progresistas para articular una crítica más amplia de la biotecnología y la ingeniería genética. Se han concentrado en las consecuencias ecológicas, sociales y éticas de la experimentación genética con fines comerciales. Ven el paradigma científico de la ingeniería genética como una lectura fundamentalmente errónea de la naturaleza de los procesos de la vida, y han demostrado cómo el falso optimismo público de la industria de la biotecnología refleja una ignorancia voluntaria de los recientes descubrimientos en genética molecular y ciencias ecológicas. La carrera por comercializar productos biotecnológicos ha sacado de la agenda de la comunidad científica a los estudios de los efectos de los organismos creados genéticamente (GEOs), por lo tanto se debe imponer una moratoria internacional sobre la liberación al aire libre de formas de vida creadas genéticamente hasta que se puedan poner en marcha medidas significativas de seguridad. Este fue el mensaje de la presentación de la Red del Tercer Mundo en Nueva York el pasado abril.

La crítica filosófica y histórica más amplia de la biotecnología la realizó la física, autora y activista ecofeminista india Vandana Shiva, quien señaló que las premisas mecanicistas inherentes al concepto mismo de ‘ingeniería genética’ reducen la complejidad y habilidad auto-organizativa de los ecosistemas vivos, a la creencia de que la vida puede ser "[re]diseñada desde fuera". "El paradigma reduccionista emergió en una era en que las especies eran tratadas simplemente como objetos del ‘imperio del hombre’, para ser manipuladas a su voluntad con objeto de servir a los intereses de los miembros dominantes de la especie humana" ha escrito Shiva. La visión dominante no sólo ignora las incertidumbres inherentes a la experimentación genética y la impresionante proporción de casos en que los organismos alterados genéticamente no se comportan como se esperaba, sino que denigra sistemáticamente las formas más tradicionales de conocimiento, sobre las cuales dependen cada vez más los pretendidos ingenieros genéticos para encontrar pistas sobre dónde buscar genes prometedores en la naturaleza para estudiarlos. "Se necesita un paradigma post-reduccionista para crear respeto por los sistemas indígenas y para protegerlos" ha argumentado Shiva.

Las limitaciones de la idea de la ingeniería genética se ilustran mejor con un hecho nunca mencionado en los exultantes informes periodísticos de los últimos avances científicos: que la tasa real de ‘éxito’ en los experimentos de partición de genes es con frecuencia muy baja. Vandana Shiva señaló recientes experimentos en que uno de cada 550 embriones de ovejas "creados genéticamente" creció hasta convertirse en ovejas que produjeran leche con cantidades utilizables de una proteína humana de la sangre farmacológicamente activa. Petunias alteradas para tener pigmentos extra salen con frecuencia blancas o coloreadas irregularmente. Los esfuerzos en Nova Scotia para insertar genes resistentes al frío del lenguado a las huevas del salmón atlántico tuvieron éxito en uno de cada 100.000 intentos. Los cerdos alterados para producir más hormonas de crecimiento, en teoría para una carne más magra, nacieron deformados, estériles y con los músculos de las piernas tan débiles que nunca pudieron caminar normalmente. Con prácticamente ningún esfuerzo para estudiar sistemáticamente estos frecuentes "fracasos", los intentos de predecir los efectos de liberar organismos alterados en la naturaleza son poco más que conjeturas.

La opinión mundial que ha promovido la confianza en la "ingeniería genética" a pesar de la cascada de pruebas en contra es también inconsistente con los descubrimientos en genética molecular en los últimos 20 años. Las discusiones populares sobre la biotecnología, según Mae-Wan Ho de la Universidad Abierta en el Reino Unido, ignoran el hecho abrumador de que "ningún gen funciona aislado". Los "dogmas centrales" de la genética de los 60 - que los genes determinan características visibles de una manera directa (ADN-ARN-proteínas), que los genes son estables y se transmiten sin cambios a las generaciones futuras exceptuando mutaciones excepcionalmente raras y que la herencia de rasgos concretos no está influida por factores medioambientales -, han sido todos cuestionados por los descubrimientos recientes. El mito de un "programa genético" directo ha sido puesto en duda por los descubrimientos de "genes saltarines", transposones, el procesamiento complejo y la "edición" del ARN mensajero antes de ser "traducido", el fenómeno de la "cosupresión" (por el cual copias adicionales de un gen, artificialmente insertadas, suprimen más que elevan, la expresión original del gen) y nuevas pruebas de que cambios en el entorno pueden realmente afectar a los genes que bacterias y plantas transmiten a su descendencia (véase, por ejemplo, Scientific American, marzo del 93). "Los genes están definidos por el contexto; si no entiendes el contexto, no entiendes la función de un gen" explica el colega de Ho, Brian Goodwin, autor del reciente libro "Cómo el leopardo cambió sus rayas".

Se cree hoy en día que menos del dos por ciento de las enfermedades humanas son el producto de un solo gen. Incluso en esos casos, el diagnóstico genético es raramente suficiente para predecir si una persona tendrá nunca algún síntoma. Por ejemplo, uno de cada diez bebés afroamericanos en los EE.UU nace con al menos una copia del conocido gene de la célula falciforme (sickle cell), mientras sólo uno de cada 500 padece en realidad anemia falciforme. Algunos caen gravemente enfermos cuando son niños pequeños mientras otros se ven afectados mucho más tarde y en un grado mucho menos serio, todo ello por razones enteramente desconocidas. Según el biólogo molecular de Berkeley, Richard Strohmann, "está cada vez más claro que el análisis genético por sí solo no servirá nunca para predecir, diagnosticar o tratar enfermedades como el cáncer poligénico, la hipertensión u otros fenotipos humanos complejos".

Las claras pruebas de que "la migración de poblaciones humanas resulta en nuevos tipos de cáncer, en que el grupo coge enfermedades reflejo de su nuevo entorno y abandona enfermedades comunes a sus parientes que se han quedado en casa y con quienes comparten un mismo background genético" demuestran los límites del análisis genético de las enfermedades, según Strohmann. Una vez más, las premisas tradicionales de que los "programas" genéticos determinan el carácter fisiológico de cada uno y que los rasgos genéticos no se ven afectados por factores medioambientales, se están poniendo seriamente en duda.

Organismos transgénicos y bioseguridad

Los esfuerzos de la industria por mitigar la extendida preocupación pública sobre la biotecnología se basan en tres mitos mantenidos comúnmente: que la manipulación genética es "natural", que no es muy diferente de la crianza convencional y que los organismos transgénicos son inherentemente incapaces de escapar de entornos cuidadosamente controlados, sea laboratorios, sea granjas de producción. Estos argumentos han sido desacreditados desde hace tiempo en los círculos científicos. Mientras la crianza tradicional - y la mayoría de transferencias de genes en la naturaleza - significa la substitución de formas alternas (aleles) de un gen particular en su sitio apropiado (cromosómico o extra-cromosómico), la partición de genes en el laboratorio puede resultar en combinaciones enteramente nuevas de los rasgos genéticos de un organismo.

Esto añade tremendas incertidumbres nuevas. Según el ecologista Philip Regal de la universidad de Minnesota, incluso aquellos que apoyan la desregulación de la biotecnología aceptan que "no puede haber argumentos genéricos en favor de la seguridad de los organismos creados genéticamente". Regal ha escrito que, creando "poblaciones de organismos con nuevas combinaciones de rasgos adaptativos" (p.ej. rasgos como la resistencia a la enfermedad y a las plagas, que mejoren las posibilidades de supervivencia), "la ingeniería genética tiene el potencial para crear tipos de organismos que pueden interactuar con ecosistemas y comunidades biológicas concretos de maneras funcionalmente o competitivamente novedosas".

Esta visión es apoyada por los estudios sobre los efectos de los organismos exóticos no creados genéticamente que se han ido introduciendo en entornos para los cuales no estaban adaptados. En vista de casi 40 años de estudios ecológicos sobre el impacto de plantas y animales introducidos en nuevos entornos, la probabilidad de un daño ecológico significativo por la liberación de organismos "diseñados" es un tema que debe preocuparnos muy seriamente.

Desde la plaga que virtualmente destruyó los castaños de América, a las lagartas, los caracoles de jardín de California y las "medflies", las viñas "kutzu" en el sudeste y aproximadamente el 40 por ciento de todas las plagas de insectos importantes en los EE.UU, la introducción de organismos provenientes de tierras lejanas tiene muchas veces efectos dramáticos e inesperados en los ecosistemas nativos. Los eucaliptos importados de Australia han asfixiado las tierras pantanosas de Norteamérica y el sudeste asiático, y se han convertido en una importante amenaza al suministro de agua de superficie en los Everglades de Florida y muchos otros ecosistemas en peligro en todo el mundo. Un estudio encargado por el programa medioambiental de la ONU ha documentado varios de estos casos, desde microbios causantes de enfermedades que sobreviven a fuertes cuarentenas hasta las variantes importadas de caballos, cabras y renos. "Los resultados de esta mezcla al por mayor de la flora y fauna de la tierra han sido efectos ecológicos inesperados e infortunados", concluía el estudio.

La existencia de más de mil variedades de plantas y bacterias alteradas genéticamente en el laboratorio y después probadas al aire libre, añade nuevos riesgos imprevisibles a esta situación. Más allá de las diversas alteraciones físicas y ecológicas causadas por la inserción de organismos novedosos pero intactos genéticamente en nuevos entornos, las formas de vida alteradas genéticamente añaden una dimensión de riesgo completamente nueva. Un estudio de 1993 encargado por la Unión de Científicos Preocupados describe varios escenarios en que las variedades alteradas de cultivos comunes pueden convertirse en hierbas invasoras o pasar sus combinaciones únicas de genes a las plantas nativas con consecuencias imprevisibles. Los genes insertados pueden extenderse a la naturaleza salvaje a través del polen y de varios transmisores bacterianos y víricos. El escenario más probable en los EE.UU es en el caso de cultivos como la colza y el girasol que tienen muchos parientes "salvajes" aquí. Cuando la experimentación genética se traslade a las regiones tropicales, de las cuales provienen la mayoría de cultivos comunes, el factor de riesgo se multiplica varias veces.

En otras palabras, con cientos de variedades de plantas y bacterias alterados genéticamente siendo probados sólo en los EE.UU, el riesgo de afectar a las especies nativas de plantas es ya muy serio. Si un número en cierta manera significativo de estas variedades se cultivara en cantidades comerciales sobre una área geográfica amplia, el riesgo se convertiría en extremo. En los países del tercer mundo donde las variedades nativas, salvajes, de los cultivos habituales son más comunes, hay una alta probabilidad de que la experimentación genética altere severamente el balance natural de plantas y animales sobre el que ha dependido la gente durante miles de años. Un estudio reciente de Greenpeace documentaba tests de campo no regulados y otras actividades de desarrollo con GEOs en al menos 13 países africanos, asiáticos y latinoamericanos, y 80 usos ilegales de microbios patentados, alterados genéticamente, sólo en la India. Sin prácticamente recursos científicos para controlar los efectos de esos experimentos, estos países dependen completamente de la información científica inadecuada proveniente de países como EE.UU y Japón, donde se están desarrollando estas tecnologías.

Las pruebas se acumulan

A pesar de la plétora de escenarios probables de alteración genética y ecológica por el uso de formas de vida alteradas, estos escenarios acostumbran a tener un componente especulativo que facilita a los portavoces de la industria el atacar a sus oponentes por extender miedos sin fundamento. Hasta hace poco, claro. Los estudios de las consecuencias medioambientales de los organismos alterados genéticamente están en su infancia comparados con la creciente sofisticación de las tecnologías de partición de genes, por razones obvias relacionada con las fuentes de recursos para tales investigaciones. No obstante, las evidencias científicas sobre la viabilidad y potencial destructivo de los organismos alterados están empezando a acumularse rápidamente.

El año pasado, virólogos de la Michigan State University publicaron un estudio demostrando que los genes víricos implantados en células de plantas podían transferirse al ADN de otros virus con que la planta tuviera contacto. El Dr.Richard F.Allison dijo al New York Times que esto podía llevar a la creación no intencionada de nuevos, y quizás más virulentos, virus. Varios estudios sugieren que los virus también pueden transferir genes entre plantas y quizás animales también. Estudios de la universidad de Arizona sugieren que los ácaros parasitarios pueden estar involucrados en transferir genes saltarines conocidos como "elementos P" entre variedades comunes de moscas de las frutas. Cuando los genes ‘foráneos’ empiezan a extenderse entre las poblaciones salvajes de plantas y animales, se convierten en imposibles de rastrear, mucho menos de controlar.

Una de las presentaciones más impactantes del seminario de la Red del Tercer Mundo en Nueva York fue hecha por la Dra.Elaine Ingham, una patóloga vegetal de la universidad de Oregon State. Ingham empezó a preocuparse sobre las consecuencias medioambientales de los esfuerzos de sus colegas por alterar la genética de una variedad común de bacteria encontrada en las raíces de la mayoría de las plantas. La bacteria sería capaz de digerir los residuos de los cultivos, ahora considerados productos de desecho y a menudo quemados en grandes cantidades, y producir alcohol etílico que los granjeros podrían utilizar como combustible. Para algunos, esto parecía el método tecnológico perfecto para convertir productos de ‘desecho’ en algo útil. Ingham se lanzó a descubrir como afectaría la bacteria genéticamente alterada al crecimiento de hierbas comunes en una variedad de tipos de terrenos.

Ingham descubrió que la bacteria alterada sobrevivía fácilmente y a menudo ganaba la partida a sus congéneres, algo que los defensores de la biotecnología decían que nunca podría ocurrir. Pero los efectos en las hierbas fueron aún más inesperados. En terrenos arenosos, la mayoría de hierbas murieron de envenenamiento por el alcohol. En terrenos de tierra, sin embargo, las hierbas murieron también pero por una causa completamente diferente. La bacteria alterada aparentemente incrementó el número de nemátodos que nutren a las raíces y disminuyó la población de hongos beneficiosos que ayudaban a las hierbas a resistir enfermedades comunes.

"Debemos entender los efectos en todo el sistema, no sólo porciones aisladas" ha escrito Ingham "porque los productos biotecnológicos van a tener una gama de impactos mucho mayor que sólo el organismo alterado". En terrenos boscosos, por ejemplo, las especies nativas de árboles dependen de hongos que viven en las raíces para la correcta absorción de nutrientes y agua del terreno. ¿Qué pasaría si estas bacterias se extendieran de una granja a los bosques cercanos? Otros estudios descritos por Ingham han demostrado efectos como niveles alterados de dióxido de carbono, incremento de enfermedades en las plantas y cambios en la distribución de otros microbios esenciales del suelo por la introducción de organismos alterados y sus subproductos.

Durante años, los argumentos sobre la seguridad de los organismos alterados dependían de las afirmaciones de que simplemente no podrían sobrevivir fuera del entorno controlado de los laboratorios y granjas experimentales. Beatrix Tappeser del Instituto de Ecología Aplicada, de Frankfurt, Alemania, presentó un estudio completo de experimentos diseñados para probar esta afirmación y encontró numerosos casos de formas de vida alteradas genéticamente que sobrevivieron, en aguas de superficie, en aguas aptas para el consumo, en aguas de desecho, en tierra e incluso en la ropa, en tasas comparables a sus familiares naturales. Además, fragmentos aislados del ADN no sólo sobreviven, sino que frecuentemente están a salvo de la degradación natural en las aguas fecales y en partículas suspendidas en el suelo, agua y heces animales. Estos descubrimientos aumentan el abanico de escenarios plausibles para la extensión descontrolada de rasgos como la resistencia a los antibióticos y herbicidas, la producción de sustancias tóxicas para varios insectos, la habilidad de crecer mejor en terrenos arenosos o degradados de otras maneras, y muchos más cambios bioquímicos sutiles. A la luz del conocimiento reciente sobre la complejidad de la expresión genética, la seriedad de las posibles consecuencias se incrementa en gran medida.

Política internacional

El seminario de la Red del Tercer Mundo en Nueva York se organizó para educar a los delegados de la ONU y sus colaboradores en preparación de la próxima reunión anual de la Comisión por el Desarrollo Sostenible de la ONU. Pero también se convirtió en un foro para tomar en consideración diversos temas de preocupación inmediata para los activistas del tercer mundo preocupados por la biotecnología. Los participantes centraron sus dudas en las "aplicaciones medioambientalmente sanas de la biotecnología" puestas de relieve en varios documentos clave de la ONU desde la cumbre medioambiental de la ONU en 1992.

Por ejemplo, un documento reciente de estrategia de la Organización para el Desarrollo Industrial de la ONU (UNIDO), después adoptado por la oficina del Secretario General, abogaba por "construir capacidad" en biotecnología en los llamados "países en desarrollo" bajo los auspicios de la ONU. Mientras los oficiales de la ONU describían estas propuestas como medios para los países de considerar mejor las consecuencias del desarrollo biotecnológico, la mayoría de participantes las vieron como un plan para la promoción y obtención de fondos internacional para la biotecnología en un momento en que la suerte de la industria en Wall Street está en declive. La ecologista alemana Christine von Weizsaecker explicaba cómo los ministerios de ciencia y tecnología de muchos países se han convertido en agencias para la promoción de ciertas tecnologías, como por ejemplo la biotecnología.

Un plan alternativo descrito por el abogado internacional Gurdial Nijar ponía el acento en evaluar los impactos sociales, ecológicos, culturales, económicos y sobre la salud pública, de los nuevos descubrimientos y todos los lanzamientos planeados. Los impactos de las formas de vida liberada serían estudiados con detenimiento más allá de las áreas inmediatas donde tuviera lugar la liberación, y la carga de la prueba de las afirmaciones de seguridad sería para los que proponen los tests de organismos genéticamente alterados. Nijar proponía una garantía internacional de consentimiento previo informado, basado en el Principio Precaucionario de la Declaración de Río de 1992, que afirma "Cuando haya peligro de daños serios o irreversibles, la falta de certeza científica total no debería ser usada como una razón para posponer medidas que prevengan la degradación medioambiental".

Desde la aprobación de la Convención por la Biodiversidad en la "Cumbre de la Tierra" en Río, los activistas de todo el mundo han presionado para añadir un protocolo sobre bioseguridad que protegiera a los ecosistemas nativos de las consecuencias posibles de la experimentación genética. A pesar de que la administración Clinton ha aceptado la Convención por la Biodiversidad rehuida por sus predecesores en Washington, ha intentado reinterpretarla para satisfacer las persistentes objeciones de la industria de la biotecnología. Específicamente, estuvieron en contra de las disposiciones que requerían a las empresas farmacéuticas y agrícolas que compartieran sus investigaciones con los pueblos indígenas, que han sido los cuidadores tradicionales de la biodiversidad (ver Z de octubre del 93). Los EE.UU también han estado a la cabeza de los esfuerzos para oponerse a un protocolo por la bioseguridad.

Los defensores de la biotecnología en las plantillas de varias agencias de la ONU, así como el gobierno de los EE.UU, citan las usuales alegaciones sobre la misión de la biotecnología para alimentar al mundo, incrementar los recursos renovables, mejorar la salud humana y la protección medioambiental. El testimonio de los activistas y científicos escépticos sobre la biotecnología sólo confirma el carácter cuestionable de estas afirmaciones, y expone los riesgos largamente infravalorados inherentes a las nuevas tecnologías genéticas. El mejor antídoto a las acusaciones de los ejecutivos de la industria de la alimentación de que los oponentes a la biotecnología están usando "tácticas del miedo" para frenar la aceptación inevitable de los alimentos alterados puede ser una comprensión más elevada de las consecuencias reales del futuro alterado que la América empresarial espera con tanta ansiedad. Combinado con el ya amplio escepticismo sobre la creciente manipulación tecnológica de la comida, esto puede ofrecer nuestra mejor esperanza de que el ‘Mundo feliz’ de la biotecnología no es tan inevitable como sus proponentes quieren hacernos creer.

Título original: Biotechnology
Origen: Z Magazine, Junio 1995
Traducción: Alfred Sola, Julio 1999