La tragedia de las semillas transgénicas
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SE EXPANDEN DESDE HACE VARIAS DÉCADAS DOS TENDENCIAS POR COMPLETO INCONCILIABLES: UNA AMBIENTALMENTE FUNESTA Y OTRA ECOLÓGICAMENTE INDÓMITA -- AQUI DOCUMENTAREMOS Y DIVULGAREMOS VARIAS DE SUS PERSPECTIVAS.
Japón vuelve a estar en estado de alerta ante las consecuencias que puede traer otro desastre natural. En este caso se trata del tifón Roke, que entrará hoy por el centro y el oeste del archipiélago y cuyo epicentro se ubica cerca de Nagoya, la cuarta ciudad del país. Las autoridades han evacuado a 80.000 personas y han aconsejado a 1,3 millones de habitantes que huyan de sus hogares ante la llegada del tifón.
"En Aichi [prefectura cuya capital es Nagoya], las fuertes lluvias están provocando el desbordamiento de varios ríos. Le pido a la gente que tenga la máxima precaución ante los potenciales desastres de las lluvias torrenciales, los fuertes vientos y un gran oleaje", indicó un miembro de la Agencia Meteorológica de Japón (AMJ). El Ejército japonés enviará tropas a la región para prevenir desastres y ayudar en las tareas de contención. La AMJ ha advertido de que podrían producirse corrimientos de tierras y desbordamientos de ríos tanto en Aichi como en las prefecturas vecinas de Gifu y Hyogo.
La cadena NHK ya mostraba barrios de Nagoya inundados, con gente caminando con el agua por las rodillas y equipos de rescate transportando a personas en botes inflables. Según la agencia Kyodo, los dos primeros desaparecidos por el tifón son un anciano de 84 años y un niño de 9, arrastrados por la corriente.
La AMJ informó de que Roke viajaba hacia el noreste de Japón a una velocidad de 20 km/h y con vientos de hasta 198 km/h desde las aguas de la sureña isla de Tanegashima. En el centro y oeste del país pueden registrarse hoy lluvias de hasta 500 litros por metro cuadrado.
Fukushima, en alerta Y, como si fuera un imán que atrae todas las desgracias, entre los peligros de Roke está también la central nuclear de Fukushima. Los expertos han advertido de que el tifón, una vez toque hoy tierra, avanzará en dirección noreste, sobrevolando Tokio por el oeste y en línea recta hacia la prefectura de Fukushima. Sin embargo, todavía es pronto para saber si Roke mantendrá la trayectoria pronosticada y con qué fuerza llegaría hasta la central. El tifón Talas, que causó cien muertos a principios de mes en el oeste de Japón, también amenazó la planta nuclear sin finalmente provocar ningún daño.
Mientras Japón se prepara para una catástrofe, China trata de superar la que lleva azotándola una semana. El desbordamiento del río Yangtsé, el más largo de China, y de sus afluentes ha provocado grandes inundaciones. Según las autoridades, el balance es de 57 muertos, 29 desaparecidos, 1,2 millones de evacuados, 12,3 millones de afectados y 120.000 casas destruidas.
Además, la provincia de Sichuan se prepara para sufrir las peores inundaciones desde 1847. Sin embargo, las cifras se sitúan aún lejos de las inundaciones del año pasado, las peores en el último decenio, que se saldaron con 4.000 muertos y desaparecidos.
Ulises, retenido por Calipso (igual que Kioto
lo está por los "líderes" mundiales) |
Con 13 votos a favor (de la derecha y uno de la Concertación), 5 en contra y 6 abstenciones, el Senado de Chile aprobó el 11 de mayo el Convenio UPOV 91 que impedirá a los campesinos guardar la semilla y extenderá el tiempo de vigencia de los derechos y garantías de las transnacionales que vendan semillas híbridas y transgénicas en el país. El senador Eugenio Tuma (Araucanía, PPD) se unió a los sepultureros de la agricultura campesina, que aportaron nichos marca UDI y RN, mientras Ximena Rincón (Maule) y Jorge Pizarro (Coquimbo), ambos del PDC junto a José Antonio Gómez (Antofagasta, PR), Alejandro Navarro (BioBio, MAS), y Jaime Quintana (Araucanía, PPD) rechazaron decididamente la iniciativa. Ximena Rincón fundamentó su voto expresando que serán los campesinos chilenos quienes pagarán el costo de la adhesión a este convenio. Argumentó que antes de votar, debió haberse debatido la Ley sobre Derechos de Obtentores Vegetales que deroga la ley Nº 19.342 por la cual se creó en Chile el registro de especies vegetales. Mediante esa ley, el país firmó la versión anterior de este convenio, cuyos términos eran menos lesivos para la agricultura.
La protección a la que se refiere el convenio es el pago de una suerte de patente, el llamado “derecho de obtentor”, por la compra de semilla campesina registrada por las trasnacionales semilleras luego de ser manipulada genéticamente.
La votación tuvo lugar en medio de un ambiente callejero de rechazo generalizado a la aprobación del proyecto Hidroaysén que puso en relieve el carácter depredador del modelo chileno de negocios y “desarrollo”, ahora refrendado por esta nueva decisión legislativa. El Senado y el gobierno de Chile marcan inequívocamente su postura de alianza con las transnacionales y de entrega del patrimonio del país.
Indignación campesina e indígena
La Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas y Terram, invitadas a expresar su opinión ante el Senado, habían mostrado ante la Comisión de Agricultura su repudio a esta iniciativa. El año 2010 en la Cámara de Diputados, Anamuri, Ranquil, los productores orgánicos, el obispo de Aysen, RAPAL, la Alianza por una Mejor Calidad de Vida, Grain, OLCA, y diversas organizaciones regionales y locales ya habían expuesto su rechazo a este convenio y al proyecto de ley de obtentores. Por su parte, el mismo día de esta votación, la Red legislativa Indígena y de Políticas Públicas exigió en carta dirigida al Presidente del Senado Guido Girardi, ser escuchada, dado que se omitió la consulta a los pueblos indígenas estipulada en el Convenio 169.
La agrupación cree que “esta es la usurpación que quedaba. Ya nos quitaron la tierra, el agua, ahora nos quieren quitar los cultivos y las hierbas medicinales… El Estado roba, y luego aplica leyes antiterroristas o militarización cuando las comunidades protestan” . Entre otras organizaciones la red incluye a la Corporación Aymara Jach-a Marka Aru, a la comunidad huilliche Pepiukelen, y a representantes del pueblo RapaNui, del consejo Nacional Aymara, la alianza Territorial Mapuche, a Lakutun (Región Metropolitana), a Trawun Mapuche-huilliche de Pargua y a comunidades de Tirúa sur. Los indígenas también recordaron que “el UPOV 91 ha sido resistido por indígenas de todo el mundo, pues ellos también han advertido que es una nueva forma de robo legal de plantas que hemos intervenido, cruzado y modificado a través de técnicas ancestrales y protegido en caso de peligro, sequía o monocultivo. La papa chilota continua viva gracias a nosotros, no gracias a las transnacionales”.
Violación de un derecho humano
La selección, mejoramiento e intercambio de semilla –trafkintu en mapudungun- es un derecho humano de los agricultores y pueblos indígenas del mundo, reconocido incluso en el Tratado de Recursos Fitogenéticos de la FAO y reivindicado por Vía Campesina y por la CLOC, la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo. De esta manera, las mujeres campesinas e indígenas y las comunidades campesinas son las verdaderas gestoras de la diversidad y riqueza genética que usurpan las cororaciones semilleras, ahora con la venia del Senado de Chile.
La Alianza por una Mejor Calidad de vida ha denunciado que este convenio privatiza la comercialización, la importación y exportación de la semilla. Sostiene Alicia Muñoz, dirigente de ANAMURI: “El agricultor deberá comprar todos los años su semilla si no quiere ver confiscada su cosecha, sus cultivos y plantaciones. El convenio no garantiza que las variedades sean mejores o estén accesibles en Chile. Puede darse incluso el caso de que por razones comerciales se impida el ingreso de una determinada variedad en Chile. Para registrar una planta sólo se pide que no esté inscrita antes y que la variedad sea homogénea y estable. Mientras más homogéneas son las plantas, menos capacidad tendrán para resistir fenómenos como la sequía o el cambio climático, al contrario de lo que ocurre cuando hay biodiversidad.”
Los amigos de Monsanto
La iniciativa resistida por todas las organizaciones campesinas con base social, será remitida al presidente Piñera para su promulgación, según el boletín de prensa del Senado. Los votos a favor correspondieron a los senadores Carlos Cantero (Antofagasta, Independiente); a los UDI Juan Antonio Coloma y Hernán Larraín (ambos de Maule), Pablo Longueira y Jovino Novoa (ambos de RM) y Jaime Orpis (Tarapacá); y a los RN Francisco Chahuán (Valparaíso), José García, Alberto Espina (ambos de Araucanía), Carlos Kuschel (Región de Los Lagos), Carlos Larraín (Valdivia), Baldo Prokurica (Atacama), más el PPD Eugenio Tuma (Araucanía, PPD). La cómoda abstención estuvo a cargo de los PS Camilo Escalona (R Lagos) y Juan Pablo Letelier (O’Higgins), junto a los DC Hossain Sabag (BioBio), Patricio Walker (Aysén) y Andrés Zaldívar (Maule) y Antonio Horvath (Aysén RN).
Los defensores del proyecto aludieron a los Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos, Japón y la Unión Europea argumentando que Chile estaba obligado a firmar el convenio citado. El senador Alejandro Navarro, criticó estos Tratados y agregó que países claves en agricultura en América del Sur como Brasil y Argentina, se han adherido sólo a UPOV '78 y no al '91. Asimismo, hizo ver que las implicancias de este convenio debieron haber sido difundidas hacia la comunidad.
Por su parte, el senador Jaime Quintana, se mostró en contra de ratificar este proyecto y explicó que "afectará a los productores agrícolas nacionales". También criticó la ausencia del Ministro de Agricultura en la discusión en la Sala. A su juicio, "para que este convenio tenga valor, Chile debe contar con la ley de obtentores de vegetales que todavía no lo votamos; si aprobamos este proyecto de acuerdo va a ser letra muerta".
El senador Eugenio Tuma puso una nota de humor al informar a sus colegas que él conoce a campesinos que salieron de la pobreza por construir invernaderos y pagar semillas de calidad. Sin embargo no entregó estadística alguna en respaldo de su anécdota.
UPOV y lobby empresarial
La Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales, UPOV, es una organización propiciada por las transnacionales comercializadoras de semillas y respaldada por los gobiernos, de la que Chile es parte. En los primeros años producían híbridos y hoy también transgénicos. Entre ellas están las empresas Monsanto –que controla más del 90% del mercado de la semilla transgénica- Syngenta, Bayer, y Dupont/Pioneer. Las ventas de semillas y plaguicidas les reportan enormes ganancias a costa de la destrucción de la agricultura campesina, remplazada por la agroindustria y los monocultivos de semillas transgénicas. El precio de los alimentos, según FAO, se encuentra actualmente en los niveles más altos de la historia.
El Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (Convenio UPOV) ha sido modificado en tres oportunidades: 1972, 1978 y 1991 . En Chile el exitoso lobby empresarial para que Chile, firmante de UPOV 78, adhiriese a UPOV 91 fue encabezado por Monsanto a través de ChileBio con el apoyo de ANPROS (la asociación gremial de productores de semilla transgénica de exportación) y del Diario Financiero, virtual vocero del negocio de exportación de semilla transgénica. El gobierno y senado chileno finalmente se rindieron a la presión adicional del Presidente Obama, cercano a Monsanto, quien traía en su agenda de visita a Chile, el tema del respeto a la propiedad intelectual.
07/10/10 - Clarín (Argentina)
La superficie equivale a 2.500 canchas de fútbol. Un estudio que monitorea la región compartida por Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil reveló un incremento del 80% en la deforestación diaria.
1.- Hola, Silvia. Tú trabajas en México, estas semanas en el centro de la atención mundial por causa de la llamada gripe porcina. Poco se habla en la prensa hegemónica de la relación entre ese A/H1N1 y la cría industrial de animales. Y menos aún de los efectos de estos métodos sobre la vida de los campesinos y campesinas. ¿Cual es tu reflexión al respecto?
Yo creo que la gripe porcina, además de la gravedad del hecho en sí mismo para quienes la sufren, es una muestra clara de un aspecto de las crisis múltiples que vivimos, del que poco se habla: la crisis de la salud. Oímos hablar de las crisis económicas y financieras, que parecen opacar en los titulares a otras muchas más graves, como la alimentaria, la climática y la ambiental, pero casi no se habla de la crisis de salud, que es una consecuencia lógica y gravísima del modelo imperante.
La gripe porcina es un buen ejemplo de esto, pese a que hasta la OMS se hizo cómplice de las empresas cambiándole el nombre al aséptico “gripe A/H1N1”, para desvincularla de la cría industrial de cerdos. Sin embargo, el virus estaba presente en cerdos de establecimientos industriales en Estados Unidos desde hace una década, aunque no se conocían casos de contagio a humanos y entre humanos, pero hubo varias alertas de virólogos que decían que esto podía suceder en cualquier momento, por la alta tasa de recombinación de los virus, pero sobre todo, porque la cría industrial confinada de animales acelera e intensifica este proceso.
No es el único factor, pero es clave en el origen de la actual epidemia y las que vienen, porque los cerdos actúan, más que otras especies, como “crisol€ン” para la recombinación de nuevos virus. Las condiciones de hacinamiento de miles de animales donde circulan diferentes cepas de virus que pueden infectar simultáneamente al mismo animal, el estrés, las frecuentes vacunaciones con antivirales y antibióticos, la exposición continua a plaguicidas para combatir los parásitos e insectos que pululan en esas instalaciones, exacerban esta capacidad.
No se trata solamente de los cerdos, también de la cría industrial de pollos y ganado, que tienen un efecto similar. Los cerdos son particularmente receptivos a virus de otras especies, y por eso fue en la cría industrial de cerdos donde se generó este virus. Pero ya teníamos el antecedente de la gripe aviar, que tiene la misma matriz de formación. De por sí, el virus de la gripe porcina tiene segmentos de gripe porcina, de gripe aviar y de gripe humana.
Y una contracara, como tú mencionas, es el desplazamiento de los pequeños criadores, de los campesinos y campesinas, que pueden producir alimentos de forma sana, sin generar estas enfermedades. Por supuesto, los cerdos de un campesino pueden contraer el mismo virus, pero si así fuera, no lo diseminarían en forma masiva, porque serían pocos animales. Además, la cría familiar no acelera la mutación, porque los animales están en condiciones mucho mejores, y no están bombardeados desde que nacen con antivirales y antibióticos, como sucede en la cría industrial.
En México, donde se supone que empezó la gripe que ahora es definida como pandemia global, la cría industrial de animales a gran escala se desarrolló junto con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), porque entonces las grandes empresas de cría industrial de cerdos y pollos invadieron el campo mexicano, desplazando a muchos criadores pequeños. Se trasladan a México en parte por la crítica y multas a que empezaron a ser sometidas en Estados Unidos (por la devastación ambiental que conllevan), pero además porque el TLCAN les abre la puerta, incluso subsidiándolas al no tener que pagar varios impuestos, además que la mano de obra y la tierra es más barata. El lugar donde se ubica al llamado "paciente cero" de la gripe porcina, es un poblado en Veracruz, cercano a «Granjas Carroll», que es propiedad mayoritaria de «Smithfield», la mayor productora de carne de cerdo industrial del mundo. En Granjas Carroll se crían casi un millón de cerdos por año. En poco más de una década, los grandes criadores industriales de cerdos se apropiaron de casi la mitad del mercado mexicano.
Como dijo Mike Davis, lo más peligroso de todo son los cerdos con traje. En Estados Unidos, en 1965 había 55 millones de cerdos en más de un millón de granjas de Estados Unidos; hoy existen 65 millones, concentrados en 65.000 instalaciones, la mitad de las cuales tienen más de 5.000 animales. O sea, la producción no aumentó tanto, lo que desaparecieron fueron los pequeños criadores.
"En esencia" , nos dice Davis, "se trata de una transición desde los pequeños chiqueros hacia vastos infiernos de excremento, de naturaleza sin precedente, en los cuales cientos de miles de animales con sistemas inmunes debilitados se sofocan entre el calor y el estiércol e intercambian patógenos a velocidad de vértigo con sus compañeros de presidio y sus patéticas progenies".
2-. Tú misma has definido la cuestión como “epidemia de lucro". ¿Son los virus un negocio más? ¿Quién se lucra con todo esto y qué hacen los gobiernos al respecto?
En primera instancia, es un gran lucro para los criadores industriales de animales. Pero ya en la enfermedad, es un tremendo negocio para las empresas farmacéuticas. Ya antes de la gripe porcina, las empresas farmacéuticas estaban logrando grandes lucros con la venta de vacunas para adultos, que en el 2007 superó por primera vez la venta de vacunas pediátricas a nivel global. Las vacunas para la gripe son un gran negocio porque los virus mutan todo el tiempo, entonces las empresas ven en esto una fuente interminable (digamos cínicamente "renovable") de ganancias. A 2008, cinco empresas farmacéuticas controlaban el mercado mundial de vacunas: «Merck», «GlaxoSmithKline», «Sanofi Pasteur» (la división de vacunas de Sanofi Aventis), «Wyeth» (ahora propiedad de Pfizer) y «Novartis». Las cuatro más grandes controlan el 91,5% del mercado mundial. Las empresas que están más adelantadas en la carrera para generar una nueva vacuna para la gripe porcina, son justamente Glaxo (en colaboración con Baxter), Novartis y Sanofi Pasteur, que serán los grandes ganadores. Hay otras productoras de vacunas algo menores, que también están en el negocio con la gripe porcina, por ejemplo Novavax y Medinmune (de AstraZeneca).
El enfoque de la vacunación masiva contra la gripe porcina, que ya se ha impuesto en varios países europeos y en Estados Unidos, no será muy útil para la salud pública, ya que el virus seguirá mutando –incluso lo más probable es que estas campañas aceleren la mutación- pero las compras gubernamentales a esas empresas son un negocio espectacular para ellas. Peor aún, con la histeria construida oficialmente de vacunar a todo el mundo, se están procesando aprobaciones en fast-track de nuevos métodos de elaborar vacunas que no han sido realmente evaluados y pueden tener consecuencias muy peligrosas, ya que son métodos experimentales, que por cierto, en la mayoría de los casos implican el uso de organismos transgénicos y virus manipulados, agregando nuevos riesgos desconocidos hasta ahora.
Ninguna de estas políticas dirigidas a los síntomas toca las causas que llevan al surgimiento de nuevos patógenos, garantizando que el proceso seguirá tal como venía. Para peor, como muchos han señalado, la gripe porcina ni siquiera está entre las enfermedades que más muertes causan en el mundo, pero sí es una de las que más drenará los recursos públicos a favor de las trasnacionales.
3-. Biopiratería, biología sintética, geoingeniería, nanotecnología, transgénicos, agrocombustibles … ¿Jugamos demasiado con la naturaleza, con la vida?
Definitivamente están jugando demasiado con la vida, incluyendo la vida del planeta, pero no "jugamos", el plural es demasiado amplio. Son sobre todo los grandes intereses comerciales transnacionales, que además tienen una enorme injerencia en la investigación científica, en el desarrollo de nuevas tecnologías y en los gobiernos. En casi todos los casos mediado por dinero, que se presentan como "subsidios" de las empresas, pero en realidad son formas baratas para las corporaciones de acceder y beneficiarse de la infraestructura, recursos y formación académica de los sectores públicos.
El famoso y controvertido genetista Craig Venter, que logró su fama por encabezar la parte privada del secuenciamiento del genoma humano, ahora está construyendo microbios artificiales con biología sintética, o sea, construidos artificialmente desde cero para producir combustibles y otros materiales. Cuando la prensa le preguntó si estaba jugando a ser Dios, Venter contestó "No estoy jugando".
Su arrogante respuesta es una buena muestra de la mentalidad que impera en el complejo científico-industrial de las nuevas tecnologías: no se trata de ver cuáles son las causas de los problemas para resolverlos, sino aprovechar las crisis y los desastres como nuevas fuentes de negocios, aunque con las “soluciones” propuestas se amenace aún más el medioambiente, los ecosistemas, la salud, la vida. Como dice Craig Venter, no están jugando, sólo están haciendo dinero a costa de todo y todos los demás.
Por cierto, Craig Venter se ha instalado en Valencia con su barco-laboratorio hasta 2010, apoyado por autoridades locales, para "aprovechar" la biodiversidad microbiana de las costas mediterráneas para sus experimentos. Sería interesante conocer de qué forma lo que hace no debe ser considerado biopiratería .
4-. ¿Y cuales consideras tu que son los juegos más peligrosos? ¿La tecnología terminator y los transgénicos, las patentes de semillas? ¿Puedes poner algún ejemplo?
Es difícil contestar esta pregunta, porque todas las nuevas tecnologías y las políticas que las acompañan (como las patentes) conllevan riesgos considerables, no sólo al ambiente, sino también a las culturas y formas de vida que posibilitan la vida en el planeta, como los campesinos y campesinas.
Quizá lo más peligroso sea la convergencia de las nuevas tecnologías, lo que en ETC llamamos un nuevo "BANG", parafraseando al Big Bang. Se trata de la convergencia de los Bits, Átomos, Neurociencias y Genes, o sea "BANG". El gobierno de Estados Unidos lo llama la convergencia NBIC, Nanotecnología, Biotecnología, Informática y Ciencias Cognitivas. De esas tecnologías, la nanotecnología es la plataforma de desarrollo de todas las otras. En términos inmediatos, quizá lo más peligroso por los alcances vastísimos que tendría, son las propuestas de geoingeniería, es decir, la manipulación del planeta en su conjunto, o de grandes pedazos del planeta o ecosistemas enteros para, teóricamente, frenar el cambio climático.
Pero, por otra parte, el impacto del avance de los transgénicos significa entregar definitivamente la soberanía alimentaria a un puñado de transnacionales, ya que todos los transgénicos están patentados y son propiedad de seis empresas. Esto además de los problemas al ambiente y la salud. Entregar la soberanía de semillas, es darle a esas empresas la llave de toda la red alimentaria. Y nadie puede vivir sin comer. Como cada vez hay transgénicos más peligrosos, porque tienen más genes apilados –y son por tanto más inestables- o por las propuestas de grandes plantaciones de árboles transgénicos, que implican una contaminación a grandes distancias y por décadas, las empresas han vuelto a presionar para introducir la «tecnología Terminator», para hacer semillas suicidas, o sea, estériles en segunda generación. Terminator no servirá para contener la contaminación, pero asegura a las empresas que todos tengan que comprarles semillas para la próxima siembra, garantizando la bioesclavitud.
La escalada tecnológica que sigue a los transgénicos es la «biología sintética» o como decimos en el Grupo ETC, la ingeniería genética extrema, que es producir organismos vivos sintéticos o alterar con ADN sintético sus pasos metabólicos. A diferencia de los transgénicos, que toman genes de seres que existen y los insertan en otros seres que existen, la biología sintética se propone crear genes y seres vivos artificiales, totalmente creados en laboratorio.
El objetivo es emplearlos para acelerar los procesos de extracción de azúcares presentes en toda la biomasa, su fermentación y su conversión en químicos, polímeros y otras sustancias. Los insumos de esta nueva industria son cualquier fuente de biomasa, como cultivos agrícolas y forestales, pastos, algas, etc., con el objetivo de producir combustibles, plásticos, tintes, cosméticos, fármacos, adhesivos, textiles y muchos productos más.
El uso de este tipo de microbios vivos artificiales conlleva un aumento exponencial de los riesgos y problemas que plantean los transgénicos al medioambiente y a la salud. Otra grave consecuencia inmediata, es una disputa de tierras aún más agresiva, para usar la biomasa natural o cultivarla para satisfacer la demanda de insumos de esta nueva forma de producción.
No se trata de ciencia ficción o proyectos de futuro. Las empresas más poderosas del planeta tienen importantes inversiones en biología sintética y proyectos de producción en marcha en Estados Unidos y Brasil.
Los nombres de las empresas de biología sintética no nos resultan muy conocidos. Son por ejemplo Amyris, Athenix, Codexis, LS9, Mascoma, Metabolix, Verenium, Synthetic Genomics y otras. Pero quienes están detrás o asociados con ellas son las principales petroleras (Shell, BP, Marathon Oil, Chevron); las empresas que controlan más del 80% del comercio mundial de cereales (ADM, Cargill, Bunge, Louis Dreyfus); el oligopolio de semilleras y productoras de transgénicos y agrotóxicos (Monsanto, Syngenta, DuPont, Dow, Basf, Bayer); las mayores farmacéuticas (Merck, Pfizer, Bristol Myers Squibb), junto a otras como General Motors, Procter & Gamble, Marubeni, papeleras, forestales y otras .
5-. La lucha contra los transgénicos ha generado mucha información, sin embargo hay cuestiones, como la nanotecnología, que se escapan a la opinión publica. ¿Qué es eso de la nanotecnología?
La «nanotecnología» es la manipulación intencional de la materia -viva o inerte- a escala del nanómetro, que es la millónesima parte de un milímetro. A diferencia de la biotecnología, que indica la manipulación de la vida, la nanotecnología nos habla de un tamaño, de una escala. A escala nanométrica cambian las propiedades físicas y químicas de la materia, porque actúan lo que se conoce como «efectos cuánticos». A esa escala –por debajo de 100 a 300 nanómetros según quien lo defina– los materiales cambian sus propiedades de resistencia, conductividad eléctrica, reactividad. Actualmente hay el mercado más de 800 líneas de productos basados en nanotecnología, que van desde cosméticos, alimentos y embalajes, lavarropas y otros artefactos domésticos, productos para bebés, vestimenta, varios plaguicidas, varios usos médicos y farmacéuticos, además de muchos nuevos materiales para construcción de casas, autos y aviones. La nanotecnología revolucionó también la telefonía y la computación, al permitir el uso de procesadores mucho más pequeños. En fin, cuando se describen todos sus usos parece algo muy positivo, pero ya hay algunos cientos de estudios científicos que muestran que las nanopartículas y los nanocompuestos tienen un alto potencial de toxicidad para los seres vivos. En algunos casos puede ser debido a los materiales utilizados, pero lo más tremendo es que más allá de lo que se use, parece ser que es el tamaño lo más riesgoso: el sistema inmunológico de los seres vivos no tiene forma de detectar las nanopartículas sintéticas y por tanto pasan inadvertidas, con potencial para dañar el ADN, formar tumores, incluso pasar de la madre al feto a través de la placenta, atravesar la barrera hemato-encefálica del cerebro, clavarse en los pulmones causando un efecto similar al del asbestos. También se ha comprobado que hay nanopartículas que detienen el crecimiento de los cultivos y son tóxicas para los microorganismos del suelo y del agua .
Sin embargo, aunque hay discusiones en marcha en varios países, incluyendo la Unión Europea, no hay regulaciones aplicables a la nanotecnología en ninguna parte del mundo, y los gobiernos siguen permitiendo su comercialización “mientras tanto”. En el Grupo ETC planteamos la necesidad de una moratoria inmediata a todas las aplicaciones de la nanotecnología desde el 2003, pero los gobiernos optaron por un principio de precaución “invertido”: mientras haya enormes incertidumbres científicas y desconocimiento del público, que nada prevenga a las empresas para seguir usando a todos como sus conejillos de indias.
6-. ¿Y la geoingeniería? ¿Es cierto, por ejemplo, que hay quien trata de fertilizar los océanos?
Como mencioné antes, esto es gravísimo porque se está planteando como alternativa para manejar el cambio climático. Cómo ningún gobierno cree que las negociaciones internacionales van a lograr parar el cambio climático, que cada vez está peor, hay muchos científicos planteando proyectos de geoingeniería como la “única solución”, aunque implique riesgos enormes. Y por supuesto, muchas empresas ven en esto otra fuente de jugosos negocios.
Entre las propuestas de geoingeniería está la de “imitar” erupciones volcánicas, lanzando millones de globos con compuestos azufrados (otra vez, con nanopartículas) para tapar los rayos del sol. Las partículas luego caerían a la tierra provocando la muerte prematura de medio millón de personas, pero Paul Crutzen, el premio Nobel de química que lo propuso, considera que con el cambio climático también moriría mucha gente …!.
La fertilización oceánica se trata de arrojar al mar nanopartículas de hierro o urea, para provocar florecimientos súbitos y masivos de plancton, que teóricamente absorberían dióxido de carbono y lo llevarían al fondo del mar. Ha habido 13 experimentos patrocinados por gobiernos, pero también hay tres empresas que lo promueven comercialmente: venden “créditos de carbono” que otras empresas o individuos compran para que se “fertilice” el mar y absorba dióxido de carbono. Sin embargo, hay estudios en revistas científicas como “Nature” y “Science”, que muestran que el carbono volvería a la superficie, se afectaría gravemente las cadenas tróficas del mar y se generaría falta de oxígeno y nutrientes en otras capas del océano, además de potencialmente provocar el surgimiento de algas dañinas y muchos otros efectos sobre el mar y costas, incluyendo la disrupción de los sistemas de pesca artesanal.
En este caso particular, logramos en 2008 que el Convenio de Diversidad Biológica de Naciones Unidas declarara una moratoria contra la fertilización oceánica, pero las empresas empeñadas en hacer de esto un negocio –por ejemplo «Climos»- están cabildeando fuertemente para revertirla.
Un problema general de todas las propuestas de geoingeniería, es que por definición deben ser a gran escala (de lo contrario, no tendrían ningún efecto sobre el clima), y que al ser iniciativa de algunos gobiernos y empresas, necesariamente otros países que no paguen por ellas van a sufrir las consecuencias de sus impactos.
Lamentablemente hay muchos más propuestas, como extensas plantaciones de árboles tránsgenicos y artificiales, espejos en la atmósfera, y “biochar” o producción de carbón vegetal a gran escala que sería enterrado en los suelos como fertilizante (aunque ya se sabe que incluso podría liberar el carbono natural del suelo). Todas las propuestas tienen el componente de arriesgar el equilibrio natural de los ecosistemas y desarreglar más el clima, impactando a otros –o incluso a los mismos que lo hacen.
7-. ¿Es la propiedad intelectual una enemiga del planeta? ¿Por qué?
Los sistemas de propiedad intelectual son un invento típico del capitalismo para lograr ganancias extraordinarias, adicionales o complementarias a los monopolios y oligopolios de mercado, que nada tienen que ver con el reconocimiento social a los que crean algo en particular. El conocimiento (base de todas las “invenciones”) es un bien común, todos nos basamos en conocimientos de otros siempre y somos interdependientes. La idea de privatizar este flujo recíproco inherente y básico para la subsistencia de las sociedades humanas es absurda y perversa, son en realidad sistemas para privatizar y excluir del acceso social a los recursos y conocimientos, transformándolos en mercancías de quien pueda pagarlas.
Las «patentes», uno de sus exponentes mas extremos, son un buen ejemplo de cómo funciona: el 97% de las patentes en el mundo están en los países de la OCDE, y el 90% son propiedad de empresas transnacionales. Más demostrativo es que las dos terceras partes de lo que se patenta nunca llega a usarse: solamente se patenta para impedir que otros puedan acceder al objeto de la patente. Patentar seres vivos como semillas, plantas, animales y hasta los códigos genéticos, es aún más absurdo, ya que claramente son bienes comunes. Con la nanotecnología hasta se están patentando los elementos de la tabla periódica.
8-. También has dicho que nuestra civilización está en guerra contra los campesinos del mundo. ¿Y cómo pueden las comunidades campesinas luchar contra gigantes como «Monsanto»?
Está en guerra y es una guerra suicida, porque el capitalismo cada vez expulsa más gente del campo, contamina, destruye y agota sus recursos, aunque los campesinos, indígenas, pescadores artesanales, comunidades locales, son quienes siguen cuidando y produciendo los elementos básicos para la subsistencia de todos (a nivel global una enorme diversidad de semillas y animales domésticos, plantas medicinales, fibras, además del conocimiento sobre uso de muchos recursos silvestres, de los ecosistemas y como cuidarlos, del suelo, el agua). Esto no solamente “para ellos”, porque la diversidad es la base de todos los sistemas vivos, incluyendo, por supuesto, los humanos. Todo lo que comemos y usamos para nuestra salud se basa en la diversidad que han producido –y siguen produciendo– los campesinos, campesinas e indígenas. Es una ilusión que podríamos vivir de la uniformidad de la agricultura industrial, por ejemplo. Si no se renovara constantemente la base genética de esos cultivos, desaparecerían en cierto tiempo. Además, objetivamente, los campesinos y pequeños productores del mundo producen la mayor parte de la alimentación de la humanidad. Frente al cambio climático, los que tienen y conocen millones de variedades adaptadas a miles de microclimas y situaciones geográficas son los campesinos.
La sola existencia de las comunidades campesinas es una lucha contra Monsanto y las trasnacionales. Creo que es responsabilidad de todos, no sólo de los campesinos y campesinas, reconocer la importancia de esta forma de vida y luchar juntos contra Monsanto –desde la información, la denuncia y las campañas hasta buscar formas cotidianas de solidaridad, incluyendo redes y mercados locales, que nos permitan salir de la dependencia con los agronegocios y los supermercados.
9-. ¿Es un camino lo que hacéis en el ETC Group? Insistís mucho en dar nombres y apellidos de las corporaciones que concentran el poder de la “industria de las ciencia de la vida”. ¿Cuales son vuestros principales campos de acción al respecto?
Esperamos que lo que hacemos sea útil, pero tengo claro, como dice aquí un sabio del pueblo huichol, que “sólo entre todos sabemos todo”. Nosotros investigamos, analizamos y difundimos información sobre la concentración corporativa y sus estrategias, como una forma de contribuir a entender el contexto donde nos movemos. Justamente, una de las formas que tiene el poder para que la gente sea pasiva frente a todo lo que sucede es que no entienda y no pueda ver el contexto general. También analizamos e informamos sobre las nuevas tecnologías y sus impactos sobre las sociedades. Por ejemplo, fuimos de las primeras organizaciones (en ese entonces con el nombre de RAFI) que informamos a nivel global sobre los transgénicos, sobre el patentamiento de seres vivos y líneas celulares humanas, sobre biopiratería, y más recientemente sobre otras nuevas tecnologías.
Todo lo que hacemos está disponible en inglés y castellano en nuestra página. También trabajamos directamente con otras organizaciones y movimientos en talleres y campañas y llevamos los temas a algunas instancias internacionales para tratar de parar algunos de los efectos más nocivos. No siempre tenemos eco, pero por ejemplo, logramos que se estableciera una moratoria a la tecnología Terminator y otra a la fertilización oceánica en el Convenio de Diversidad Biológica. También hemos trabajado por el reconocimiento de los derechos de los agricultores en la FAO y contra la privatización de las semillas.
De todos modos sabemos que lo fundamental es que la información llegue a los más afectados y a la base de las sociedades, nuestra contribución es generar información y compartirla con otras organizaciones e instituciones.
arriba: Jim Thomas, Molly Kane, Silvia Ribeiro, Pat Mooney, Charlie, Neth Dano abajo:Diana Bronson, Kathy Jo Wetter, Francesca Hyatt
10-. ¿Qué relación tenéis en el ETC Group con los movimientos campesinos?
Tenemos relación con muchos movimientos sociales, campesinos y otros, y esperamos que nuestro trabajo de información sea útil para movimientos que creemos fundamentales en la coyuntura actual, como por ejemplo La Vía Campesina. En México participamos especialmente en la Red en Defensa del Maíz Nativo, que está constituída por más de 350 comunidades y organizaciones indígenas y campesinas.
11-. ¿Cuál es el grado de concentración corporativa en la industria biotecnológica y cuales consideras que son los peligros de esta concentración?
En las dos últimas décadas ha habido una concentración corporativa vertiginosa en todos los sectores que tocan la agricultura y la alimentación, desde las semillas a los supermercados. Hace sólo 30 años, solamente el 5% de las semillas comerciales estaba bajo propiedad intelectual –y la mayoría eran plantas ornamentales. Hoy el 82% del mercado global de semillas está bajo propiedad intelectual y en ese rubro, las 10 empresas más grandes acaparan el 67% del mercado. Entre sólo 3, «Monsanto», «Syngenta», «DuPont-Pioneer», tienen el 47%. Estas tres están también entre las 10 mayores de agroquímicos que tienen en total el 89% del mercado.
Pero si vemos solamente las semillas transgénicas, seis empresas tienen el control del 100% del mercado y una sola, «Monsanto», tiene el 88%. Esto es un grado de monopolio que no tiene similar en la historia de la agricultura, y en general, en la historia de todas las industrias. El único caso de un monopolio similar es el de Bill Gates con «Microsoft». No es extraño que ahora ambos hayan coincidido en su intento de introducir transgénicos en África, tienen la misma mentalidad.
Los altos grados de concentración de mercado, se repiten en toda la cadena alimentaria. No me gusta usar la expresión “cadena”, porque es una red, pero cuando está en manos de las trasnacionales se transforma realmente en una cadena: cada vez tienen más poder para decidir qué se planta, qué comemos, qué (falta de) calidad tendrá, etc. Los cultivos transgénicos son la expresión mayor de este control corporativo: están todos patentados e inevitablemente contaminan a los demás cultivos –lo cual se transforma en un delito para las víctimas, porque se les acusa de “uso indebido” de sus genes patentados. En lugar de una “opción” para quien los quiera, como dicen las empresas que los promueven, son los cultivos más imperialistas de la historia.
12-. ¿Le afecta a esta industria la crisis, o quizá le beneficia, como en el caso de la crisis alimentaria?
Todos los agronegocios, desde las semilleras, los fabricantes de agrotóxicos, incluyendo fertilizantes sintéticos y las grandes cerealeras han tenido ganancias altísimas desde que se reveló la crisis alimentaria en 2007, mucho mayores que en años anteriores. Ganaron con la subida y especulación de los precios de los alimentos, pero también con la venta de granos para agrocombustibles (con lo cual podían especular aún más produciendo mayor escasez de alimentos y precios más caros), con la venta de insumos químicos y hasta con la ventas de cereales para “ayuda alimentaria” en los lugares de catástrofe. Son verdaderos buitres del hambre .
13-. A tu juicio, ¿tiene cabida la soberanía alimentaria en un mundo capitalista? ¿Qué tendría que pasar para que camináramos hacia ahí? ¿Quiza constituciones como la de Ecuador? ¿O tampoco?
Pese a todo lo que describí sobre el poder de las corporaciones agroalimentarias, el 85% de la comida se produce cerca de donde se come, y la mayoría de las semillas siguen en manos de los campesinos. Esto es una base fundamental y hay que pelear por mantenerlo y ampliarlo.
La soberanía alimentaria siempre va a ser atacada por las trasnacionales que buscan ser las dueñas de todo el mercado alimentario, porque es el más grande del planeta y además no se puede vivir sin comer. Por eso mismo es necesario ponerles freno –como mínimo– a nivel de los países que tienen la voluntad política para ello. Creo que el caso de Ecuador es un precedente importante, aunque lamentablemente y contra la voluntad del pueblo y el Congreso, el presidente «Correa» vetó algunos artículos, justamente cediendo a las presiones de los grandes latifundistas y los agronegocios. En cualquier caso necesitamos estar organizados desde abajo para poder controlar que si se logran medidas legislativas, sean a favor de la soberanía alimentaria, de los campesinos, de las mayorías, y que se cumplan.
14-. ¿Es posible un mundo basado en la pequeña y mediana agricultura campesina o siempre vamos a necesitar, como afirman los defensores del sistema neoliberal, nuevas revoluciones verdes?
Aunque desde las ciudades sea difícil visualizarlo, ya vivimos en un mundo basado en la pequeña y mediana agricultura campesina, que son quienes alimentan a la mayoría de la población del planeta. Incluso en muchas ciudades del planeta hay un grado importante de agricultura urbana, a cargo en su mayoría de campesinos que debieron emigrar a las ciudades. Se estima que entre un 15 y un 20% de los alimentos se producen en ciudades, y más de 800 millones de habitantes urbanos participan en alguna forma de agricultura. Publicamos más datos sobre esto, sobre la concentración corporativa y otros temas que mencioné en un informe del Grupo ETC de diciembre 2008 titulado “¿De quién es la naturaleza?”.
La «revolución verde» aumentó el volumen de cereales producidos por hectárea, pero al mismo tiempo aumentó más la pobreza, los hambrientos y los desnutridos a nivel global. De paso produjo una monstruosa contaminación de aguas y erosión de suelos y facilitó la toma del mercado por las corporaciones. Además la agricultura industrial y el cambio de uso de suelos son factores mucho más graves de cambio climático que el transporte, que es el más conocido.
Las mismas empresas que crearon y se beneficiaron con esta debacle, que ahora aumentaron inmoralmente sus ganancias con la crisis alimentaria, nos recetan más de los mismo. O peor, extender aún más la agricultura industrial, transgénica y contaminante, para seguir ganando.
No sólo es posible un mundo basado en la agricultura campesina, diversa y descentralizada, es imprescindible. Y es tarea de todos apoyar a quienes, como La Vía Campesina, lo siguen practicando y defendiendo .
[Fuente: “Entrevista a Silvia Ribeiro, investigadora y responsable de programas del Grupo ETC”, Manoel Santos: Altermundo y web.
O nos hundimos juntos o nos salvamos los dos, sería la frase ideal para reflejar la evolución de la disyuntiva entre economía y cambio climático en el 2009, con antecedentes marcados en los últimos años.
Desde el 2007 vienen asociándose con mayor agudeza la crisis alimentaria que afecta hoy a más de mil 20 millones de personas, la energética originada por las menguantes existencias de hidrocarburos, la económica que agudiza todas las contradicciones y la climática cada vez más alarmante.
También se vincula a ellas el boom de los biocombustibles, que Estados Unidos ha promovido con la aparente intención de solucionar las crisis energética, medio ambiental y de pobreza.
Pero también con el propósito marcado de obtener utilidades con terrenos, floresta y trabajo súper explotado, sobre todo en países pobres.
A juicio de analistas, la crisis global en progresión, debida a la acumulación generada por el capital, no será solucionada o atenuada con medidas que incrementarán los efectos negativos sobre la especie y el planeta, como es el caso de los biocombustibles, ahora silenciados publicitariamente, mas no abandonados.
La situación se agudiza de manera que cada vez se desvinculan menos las crisis alimentaria, energética, económica y climática, en tanto que las soluciones, contrariamente a lo necesario, se encaminan por las sendas menos salvadoras.
A finales de 2009, esta contradicción condujo, a juicio de la opinión pública más avanzada, al fracaso de la Cumbre sobre Cambio Climático, celebrada entre el 7 y el 18 de diciembre en Copenhague, Dinamarca, con un resultado calificado como engaño a la población mundial en vez de resultar esperanza planetaria.
Se llegaba a la cita luego de los acuerdos mínimos de la Cumbre de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre el cambio climático en Bali 2007 o COP 13, que presumiblemente abría el camino (vía Poznan 2008 o COP 14) hacia Copenhague 2009 o COP 15, sigla utilizada para identificar Conferencias de las Partes.
Como reflejo de la creciente preocupación mundial sobre el clima, la primera COP se efectuó en la capital alemana en 1995, marcada por la incertidumbre respecto a medidas que podían tomar países individualmente para reducir emisiones de gases de efecto invernadero.
El Mandato de Berlín, de ella derivado, posibilitó proseguir con una fase de análisis y evaluación de dos años, los que garantizaron la continuidad de un proceso conducente al reciente foro en la capital danesa, promovido por Naciones Unidas y asumido con urgencia por la mayor parte del mundo.
En la edición de Copenhague se negociaría un protocolo que sustituyera en el 2012 al de Kyoto, aprobado en aquella localidad japonesa el 11 de diciembre de 1997 y que entró en vigor en el año 2005, luego de las ratificaciones necesarias, pero con la significativa excepción de Estados Unidos, hasta el presente.
Previo a la cita, ambientalistas de todo el mundo consideraban que esta "podría ser la última oportunidad para evitar un cambio climático que se nos escape definitivamente de las manos".
Como otro precedente, se llegaba a esta cumbre luego de que en Bankog, Tailandia, fracasara el 9 de octubre de 2009 la conferencia de la ONU sobre cambio climático, que concluyó sin tomar acuerdo sobre sus objetivos de recorte de los gases de efecto invernadero ni acerca de la financiación a los llamados países en desarrollo.
Más de dos mil delegados debatieron allí los objetivos para el período 2012-2020, consistentes en fijar las nuevas emisiones, a partir del 5,2 por ciento establecido en el Protocolo de Kyoto, y en incluir a Estados Unidos y otros países en el documento que presuntamente se aprobara en Copenhague.
Allí se recomendaba que los países ricos rebajaran entre el 25 y el 40 por ciento sus emisiones para el 2020, pero la Unión Europea proponía recortarlas hasta el 30 por ciento, Japón al 25 y Estados Unidos reconocía extraoficialmente como posible el siete por ciento.
Mas, durante la Cumbre de Copenhague, el presidente Barack Obama propuso el 17 por ciento como meta para la reducción hasta el año 2020, cifra muy baja si se parte del referente básico de 1990, pues significa que Estados Unidos se compromete a disminuir sólo el cuatro por ciento, inferior a la del Protocolo de Kyoto.
Así provocó, adicionalmente, que muchos países europeos y Japón, firmantes del acuerdo precedente, intentaran eliminar el protocolo sin asumir nada en su lugar, para tampoco tener metas comprometidas, en lo que se calificó más bien como una puja contra el clima que un debate a su favor.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, sostuvo luego que la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero debe ser una prioridad para todos los gobernantes, pero principalmente para los países desarrollados, que empezaron a contaminar hace 200 años, "mucho antes que Brasil, China, India y otros países".
En el caso de Estados Unidos, debe tenerse en cuenta que un año antes de esta cita, el 5 de diciembre de 2008, ExxonMobil sostenía en el Outlook for Energy que la demanda mundial de energía debe aumentar "en un promedio del 1,2 por ciento anual entre 2005 y 2030, incluso considerando importantes ganancias en la eficiencia" energética.
"Se espera -añadía- añadía, que la demanda mundial aumente el 35 por ciento desde el equivalente de 229 millones de barriles de petróleo por día en el 2005 hasta el equivalente de 310 millones de barriles por día en el 2030".
Consideraba que el petróleo, el gas y el carbón continuarán abasteciendo la amplia mayoría de las necesidades energéticas del mundo, con casi el 80 por ciento de la demanda mundial hasta el 2030, "debido a su abundancia, rentabilidad y disponibilidad", pero sin referirse para nada al efecto contaminante.
Parecería quedar resuelto con la formulación: "los biocombustibles también crecerán rápidamente", una iniciativa impulsada por el ex presidente George W. Bush en su discurso sobre el Estado de la Nación del 2007, con intención de alentar la industria automovilística de su país, idea que no ha cristalizado debido a la profunda crisis actual.
Con sólo el seis por ciento de la población mundial, ese país consume, sin equidad alguna, la cuarta parte de la energía y del petróleo gastado en el planeta.
Mas, con la crisis energética, el cambio climático y la pobreza como argumento, Estados Unidos intentaba montar un negocio empresarial consistente en el uso de 132 mil millones de litros de combustibles alternativos para el 2017, con efectos catastróficos para tres mil millones de personas en el mundo.
The Independent reconocía acerca de lo anterior, el 8 de febrero de 2008, que "la expansión de cultivos para producir biocombustibles conduce al envío de enormes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera y en nada contribuye a detener el cambio climático o el calentamiento global".
Añadía asimismo que "los científicos han producido evidencia condenatoria, la cual sugiere que los biocombustibles podrían ser uno de los mayores fraudes ambientales, porque en realidad empeoran el calentamiento global al contribuir a las emisiones de dióxido de carbono producido por humanos".
Con estas contradicciones como base, el año 2009 sufre consecuencias climáticas muy negativas para los seres humanos y experimenta metas fallidas sobre el tema en foros internacionales.
Una de ellas es que Estados Unidos, pese a ser causante de un enorme daño mundial en este orden, haya venido rechazando sistemáticamente cualquier pacto sobre metas significativas y vinculantes y sobre contribuciones adecuadas a las necesidades de los países en desarrollo.
Parece no tenerse en cuenta, por ejemplo, que Save the Children estima en 175 millones los menores de un año que se verán afectados en la próxima década por el incremento de desastres naturales como inundaciones, ciclones, sequías y otros debidos al cambio climático.
O que también haya 25 millones más de niños desnutridos -añadidos a los 55 millones en estado agudo ya existentesâ?ö debido a la reducción de la producción agrícola y de la consiguiente menor disponibilidad de alimentos, por factores ecológicos.
La radio de Naciones Unidas transmitía el último 14 de diciembre que eventos meteorológicos severos fueron responsables este año del 75 por ciento de las muertes provocadas por desastres naturales y que 55 millones de personas resultaron afectadas por 224 calamidades meteorológicas.
El Fondo de Población de la ONU difundió el 21 de diciembre, tres días después del foro de Copenhague, que más de mil 500 millones de jóvenes en el mundo son especialmente vulnerables a los efectos negativos del cambio climático, la mayoría de ellos pertenecientes a países en desarrollo.
En su Estado de la población mundial 2009, la organización refleja que en naciones del Tercer Mundo habita más del 70 por ciento de las personas comprendidas entre 10 y 24 años, muy sensibles a todos a los efectos del cambio climático, presentes y futuros, porque se les incrementarían a lo largo de la vida.
A ello se asocian asimismo la mayor pobreza y la falta de acceso a vivienda, infraestructura, agua, salud y otros servicios, sobre todo para la población femenina joven, integrante de las dos terceras partes de la población pobre en el mundo. Una gran proporción de jóvenes residen donde los efectos del clima serán más severos.
En la larga lista de consecuencias también se incluye este año el descubrimiento por científicos del Instituto Leibniz de Ciencias Marinas de Kiel, Alemania, que el cambio climático provoca una mayor pequeñez en los peces, con "repercusiones en el funcionamiento de todo el ecosistema".
Dos días antes de concluir la Cumbre de Copenhague, la organización Acciónatura editorializaba que el cambio climático es de los mayores retos a que se enfrenta la humanidad, por su impacto sobre el aumento del nivel del mar, las épocas de floración y fructificación de las plantas y la distribución e incluso extinción de especies.
"Hablamos también", añadía, "de un aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, como las tormentas, inundaciones o sequías" y "de impactos sociales y económicos", como pérdidas de cosechas y de empleos, aumento de pobreza y enfermedades, y millones de desplazados y refugiados.
En cuanto a la cita danesa, concluía con la apelación evidente de que actuar ahora costará dinero, pero no hacerlo a tiempo costará mucho más.
El presidente venezolano Hugo Chávez exhortó en Copenhague, precisamente, a tener muy en cuenta dos consignas "poderosas", en boga entonces en la capital danesa. Una de ellas era: "No cambien el clima, cambien el sistema". La otra: "Si el clima fuera un banco ya lo habrían salvado"
Tales advertencias reflejan cómo la economía del capitalismo desarrollado, encabezado por Estados Unidos, viene oponiéndose a la ecología humanista, una condición imprescindible para salvarse juntos, aunque con otro sistema, como dijo el líder bolivariano.
Ernesto Montero Acuña, periodista especializado en temas globales e integración latinoamericana.